En temas de crianza, tendemos a creer que lo que hacemos la mayoría en este momento y lugar es lo universal: en España, por ejemplo, dar papillas de cereales, fruta o verdura a los seis meses, el pescado a los ocho y el huevo al año; que duerma en una cuna; que lleve pañales pero que los deje en el verano del año que cumple los tres... Pero cuando hablas con padres de otros países, descubres que por ejemplo, en Italia a los niños se les da pasta (¡cómo no!) en vez de papilla de ocho cerales, que a los niños de Zhejiang (en la costa china) les chifla el pescado y el marisco porque es lo que comen desde pequeños, que en muchos países aún se les portea porque no hay carritos o ahí no son prácticos, o que es normal que los bebés duerman con los padres, hermanos o abuelos. También se rompen muchos esquemas cuando hablas con padres de otras épocas, es decir, con nuestros propios padres o abuelos.
En el tema del pañal, mi madre siempre me cuenta que mi hermano y yo dejamos de usarlo con siete u ocho meses. Y no, no es una anécdota de madre presumiendo de "qué precoces son mis niños", sino que donde nacimos, en Taiwan, y en la época en la que lo hicimos, hace casi 40 años, era lo normal. La señora que nos cuidaba nos ponía encima del váter u orinal y hacía un ruido tipo "shhhhhhhhhhh", hasta que hacíamos pis. Funcionaba como un reflejo condicionado (como los perros de Pavlov), de forma que cada vez que hacía ese sonido, orinábamos. Aquí podéis ver un vídeo de la técnica aplicada a un bebé de tres meses y medio: