De mamas & de papas

De mamas & de papas

De la comedia más almibarada al thriller más terrorífico, todo es posible en un día con hijos. En este espacio, padres y madres que a la vez son periodistas, y los lectores, comparten información y experiencias para sobrevivir a estos años apasionantes pero agotadores. Participa en los comentarios o a través de nuestro correo

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Libros

Cosas que nadie te contó antes de tener hijos

Cosas que nadie te contó antes de tener hijos

por Cecilia Jan

Tener hijos está bien. En eso estamos todos de acuerdo. Es uno de los momentos más felices en la vida de una persona. Pero, como diría el maestro Yoda, tiene también un lado oscuro: falta de sueño, pechos caídos, poco sexo (y rapidito), gritos, llantos y discusiones... ¿Por qué nadie nos avisó antes de todo esto? Este libro no es una guía ni un manual de autoayuda, sino un recuento de todas esas cosas, recogidas con humor —la mejor forma de sobrevivir— por una madre reciente y que, pese a tener ya tres niños, se siente aún una primeriza.

Anécdotas de guardería

Anécdotas de guardería

por Javier Salvatierra

Veinte niños que no llegan al metro de estatura. Una habitación cerrada. Un solo adulto. Los enanos juegan, aprenden, comen (¡ellos solos y sin protestar!), duermen la siesta e incluso obedecen hasta que llega la hora de volver a casa. ¿Cómo es posible? Este libro abre la puerta de estas escuelas para contar todo lo que allí sucede. Por fin descubrirás cómo se las ingenia la profe de tu hijo para sobrevivir cada día cuando tú tienes serias dificultades para controlar a un solo niño en casa.

La esclavitud del color rosa

Por: | 27 de diciembre de 2012

Uno de los vídeos que han causado furor en los últimos días es el de esta niña, Riley, y su diatriba contra las empresas y cómo engañan a los niños para que ya desde pequeños tengan claro que el rosa es para ellas y no para ellos:

 

Habla con tanta soltura y convicción que a mi por lo menos me parece un discurso puesto en su boca por un adulto. Pero estoy totalmente de acuerdo. Me fastidia pasar por la zona de muñecas de los grandes almacenes en época navideña y que de repente parezca que me he sumergido en un mundo rosa. Me fastidia que sin que jamás hayamos dicho algo parecido en casa, Natalia, de tres años y medio, clasifique los juguetes que ve en los anuncios en "esto es de niñas" y "esto es de niños" en función de si lleven o no rosa. ¿Siempre ha sido así? ¿De verdad es necesario para vender más?

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10 cosas que molan y 10 que no de ser madre en Navidad

Por: | 24 de diciembre de 2012

Vaya por delante que las fiestas de Navidad me gustan. A un lado y otro tengo familias grandes (¡grandes familias!), nos vemos poco todos juntos y sentarnos una vez al año en torno a una mesa es un lujo. Nos ponemos moraos de comida y bebida y nos contamos qué fue de nuestras vidas los últimos 12 meses con tíos, primos y sobrinos. Pero con la maternidad, igual que hay cosas de estas fiestas que revives (momentos de una intensidad brutal que ya has vivido pero que ahora disfrutas desde otra óptica), hay otras situaciones de auténtica lata. Ahí van las dos listas, las cosas que molan y las que no de ser madre en Navidad.

 

Mola

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Ver cómo la de cinco y la de dos pueden mantener una ilusión y que vaya in crescendo prácticamente desde comienzos de noviembre hasta la explosión de la mañana de Reyes.

Sobresaltarse con las 47 versiones distintas de la carta a los Reyes que la mayor escribe durante todo el año para ella, su hermana y su padre y la que escribe. Las mejores son debidamente archivadas, pensando que dentro de unos años le encantará verlas.

Poder recurrir a la amenaza en cualquier circunstancia y con cualquier objetivo al grito de “mira que si no terminas las sopa, te pones los zapatos, te abrochas la chaqueta… llamo al paje del Rey”. [En este punto abro un paréntesis que demuestra mis contradicciones: un aplauso para la iniciativa “Stop al ¿has sido bueno?”]

Descojonarse cuando, al tercer día de estar enferma en casa la última semana del trimestre, aburrida de haber jugado a todo lo jugable, la mayor me suelta: “Es que no sé si lo entiendes. No pienso jugar a nada más hasta que no tenga la Nancy”.

Adornar la escalera (es lo que tiene una finca de cuatro vecinos) con las niñas, montar el Belén
(con Nacimiento, pastores y el resto de la parentela con la que convivimos el resto del año: cocodrilos, jirafas, Mortadelo vestido de torero, las tres mellizas, Gormitis….). Y desde este año, ¡¡poner el árbol!! Maromen, insuperable término acuñado por Mamá en Alemania, se ha aliado con las Black Sisters y estos días el lugar del perchero lo ocupa un pedazo de árbol con sus lucecitas y sus adornitos. De plástico, le convencí in extremis. Que yo, árbol, vale. Pero que pasaba de ir con la escoba recogiendo pinchos. Que total, son 30 euros y es para toda la vida.

Entrar en casa de mi madre, mi tía o mis cuñados, que las niñas desaparezcan y sumarme al aquelarre que se monta en la cocina antes de sentarnos a comer. No sé qué aforo tenía la de mi abuela Maria, pero nos metíamos 10 tranquilamente mientras ella gritaba que si queríamos hacer el favor de salir de allí. Ahora nos metemos en la cocina de mi tía. Y grita lo mismo. Igualico.

Intentar contener la histeria de los niños antes de los regalos (aunque en el fondo estoy como ellos de nerviosa), cuando les mandamos a la cocina a calentar los bastones con los que azotarán al Tió. Descalzos, sudados de tanto jugar, con las mejillas a punto de estallar... Inenarrable.

El momento generación Uno sección femenina contentilla cantando villancicos, y generación Dos, a la que pertenezco, riendo. Aunque me temo que al ritmo que crece la generación Tres, cualquier día nos arrancamos con mis primas y las que se ríen son nuestros vástagos.

Asistir a la complicidad entre primos, aunque se vean pocas veces al año. Mi madre les monta un cine-chiquipark en su habitación y lían la de Dios. Hace dos años rompieron la cama, no te digo más.

Ver la cara de las niñas leyendo la carta que les dejan los Reyes la noche del 6 y que es preceptivo leer por la mañana antes de abrir regalos. Pensar todo lo que esos tres ancianos saben de ellas y como les leen la cartilla les maravilla, aterra y enorgullece a partes iguales.

 

No mola

Abrics

  

Lidiar con el festival de no saber qué hacer con las niñas las casi tres semanas de vacaciones escolares. Estamos en lo de siempre: vacaciones sí. Cuantas más mejor. Pero juntos. Dos menores de vacaciones y dos adultos trabajando es un marronazo.

Recibir un solo regalo por cada tres o cuatro que se piensan y compran. A las madres también nos molaría recibir regalos de sobrinos y otros especímenes que ya tienen una edad.

Barrer restos de musgo del Belén en el rincón más remoto de la casa. Creo que este año lo desmontaré a muy tardar el miércoles. Total, están todas las figuras tumbadas en el lago de papel Albal desde hace diez días.

Cocinar (vale que este año no me toca) con la presión (¿autoimpuesta?) de qué dirán cuñadas, tías y tu propia madre. Mientras no tienes hijos, como que pasas de todo; pero a la que tienes, es como que la maternidad te coloca al mismo nivel.

Desesperarse hasta el llanto ante la avalancha de regalos para las niñas por parte de algunos familiares. Hemos asistido a auténticas orgías de paquetes que contienen juguetes que no siempre consideramos adecuados o no van con nosotros, por decirlo finamente. Este capítulo es complicado de gestionar.

Salir de casa con las niñas vestidas súper monas y conjuntadas, pero yo, chica no me da el tiempo ni la neurona para más, no alcanzar más que al uniforme del resto del invierno (botas, vaqueros los más nuevos limpios y planchados, y jersey negro) y tener que escuchar que si es que voy de excursión.

Buscar los abrigos en una montaña de abrigos, bufandas, bolsos, bolsas con regalos. Y cuando los encuentras, buscar los zapatos de una y de otra en alguno de los cuartos en los que han estado jugando con el resto de la prole. Luego, sentar a la pequeña en el carro e intentar que se mantenga
aceptablemente quieta teniendo en cuenta la excitación que lleva encima por el exceso de glucosa.

Pasada esta escena y 12 horas después de salir de casa como una persona, regresar como un transportista. Esto ocurre durante varios días sucesivos, en los que las bolsas y más bolsas se acumulan en la entrada de casa.

Ir por la calle a las tantas cargando niñas que duermen como sacos. También durante no menos de tres noches seguidas. Nochebuena, la del 25 y Sant Esteve.

Echar de menos a mi padre. Por años que pasen

Los niños pintan el sufrimiento

Por: | 10 de diciembre de 2012

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"Son niños que viven el problema del paro en casa, las dificultades económicas... el desahucio llega a sus hogares cuando ya han sufrido mucho. Los desahucios son una anilla más de esta cadena. Con estos dibujos expresan la impotencia, la rabia y la violencia que sufren", explica Noemí Rocabert, directora de la escuela Mestre Morera, en el barrio barcelonés de Ciutat Meridiana. Noemí lo cuenta mientras muestra los dibujos que han hecho sus alumnos sobre lo que sienten y sobre la realidad que les rodea. Todos ellos colgados en el pasillo del cole. Crispín, uno de los estudiantes de 12 años, cuenta que los dibujos están inspirados en Bon Jan, un personaje que pegaba a todo el mundo y acabó en prisión. Un día vio un pájaro en la ventana, sintió el dolor en su interior y rectificó. "Ahora es bueno", dice Crispín. Colgado en la montaña, en el distrito de Nou Barris, Ciutat Meridiana es, de lejos, el barrio de Barcelona donde más desahucios se producen.

Arriba algunos de los dibujos realizados por los estudiantes de Mestre Morera fotografiados por el periodista Anthony Coyle.

Esas posturas taaaaaaaaaan de niño

Por: | 03 de diciembre de 2012

Con las posturas de niño finalizamos la trilogía que comenzamos con la ilustradora Glòria Vives (a quien podéis seguir los jueves y que ha repetido maternidad) con las celebradas Posturas taaaaaaaan de madre y que tuvieron las de padre como segundo capítulo. Ahí van. 

Clara-1bEl niño Hitchcock
Un niño de puntillas, una mesa, un objeto peligroso y banda sonora de cualquier peli de Alfred Hitchcock de fondo. En cuanto nos damos cuenta, estamos lejos pero somos capaces de visualizar la escena en plano picado, contrapicado, barrido… mientras corremos para evitar lo peor. Normalmente llegamos. No sé que diría el genio del suspense.

 

 

 

 

Clara-2bPiernas de mantequilla
Gráfica descripción made in Glòria para resumir lo que ocurre cuando el menor decide que o va en brazos o no va. Típica actitud de la época en que el churumbel ya camina y comenzamos a dejar la sillita de paseo en casa. Si nos pilla sin ella en la calle, estamos perdidos.

 

 

 

 

 

Clara-3b¡No estoy!
Increíble pero cierto. Hasta cierta edad, los bebés están convencidos de que cuando no ven no son vistos. Maravillas de la ciencia que dan mucho juego.

 

 

 

 

 

 

Clara-4bHoras y horas y horas en cuclillas
Otra maravilla de la ciencia, la ergonomía infantil que permite a cualquier niño o niña pasar largos ratos en cuclillas. El mobiliario y la vida estresada nos han llevado a los humanos de estas latitudes (occidentales) a perder facilidad para pasar rato en esta fantástica postura que en lugares como Asia es muy habitual tanto en niños como en adultos. En esta ilustración, el cuclillismo no está reñido con las necesidades fisiológicas: ese momento en que aprietan y se ponen colorados y por un momento se para el mundo... para luego continuar.

 

 

Clara-5b¿Qué más da del derecho que del revés?
La pachorra con la que una criatura se pasea con los zapatos del revés es inversamente proporcional a la angustia que provoca en los adultos. Trucazo para enseñarles en qué pie va cada zapato: advertirles de que los zapatos están bien puestos cuando las puntas se miran y se dan un beso.

 

 

 

 

 

Clara-6b¿Me lo abres?
Si el diccionario de la RAE fuera ilustrado, esta vendría al pelo para describir la palabra emoción. “Alteración del ánima intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática” o “Interés expectante con que se participa en algo que está ocurriendo”. Pues eso, que les abramos el siempre difícil de abrir Chupa-Chups.

 

 

 

 

Clara-7bCulo veo, culo deseo
O muñeca, o sillita de muñeca, o cuchara, o vaso de Mickey… o lo que sea de lo que el menor haya pasado olímpicamente en las últimas 27 semanas pero que basta que le interese a alguien para que su posesión inmediata se convierta en cuestión de vida o muerte. Qué cansao.

 

 

 

Clara8bQué a gusto se está en la teta
Pues eso. No veis con que cara mira a mamá. Qué gustazo. Y qué rápido pasa. Es una de las fotos chulas que habría que hacer, porque tiene fecha de caducidad.

 

 

 

 

 

 

Clara-9bLa toalla
Que le ponga cada familia los apelativos cariñosos con los que se denomine a su prole. Mola el momento “inmovilización pasajera y no violenta” en la playa y comérselos a besos.

 

 

 

 

 

 

Clara-10bA pierna suelta
He visto a muy pocos adultos dormir tan panchos como lo hacen los bebés. ¿Será cuestión de espacio? ¿De lo de que perdemos ergonomía? ¿A que dan envidia?

El País

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