De mamas & de papas

De mamas & de papas

De la comedia más almibarada al thriller más terrorífico, todo es posible en un día con hijos. En este espacio, padres y madres que a la vez son periodistas, y los lectores, comparten información y experiencias para sobrevivir a estos años apasionantes pero agotadores. Participa en los comentarios o a través de nuestro correo

A veces caigo en el lado oscuro

Por: | 31 de enero de 2013

Darth
Cuando te conviertes en madre, descubres muchas cosas. Descubres que puedes pasar noches sin dormir aunque antes fueras un lirón, que eres capaz de inventarte disfraces aunque te den pánico las agujas, que puedes querer infinito a uno, dos o tres niños sin que tu amor se acabe, en fin, que eres capaz de hacer mil cosas que antes ni se te habían pasado por la cabeza. Pero también descubres con horror que eres capaz de enfadarte hasta perder el control, que llegas a comprender a los padres que pegan a sus hijos porque aunque nunca lo hayas hecho, a veces te tienes que contener para no hacerlo. Que te puedes convertir en una madre opuesta a la que quieres ser (Eloísa, que está pasando por una situación muy dura, explica muy bien ese miedo en su blog). Que, como advertía el maestro Yoda, eres capaz de caer en el lado oscuro de la fuerza:

"La fortaleza de un Jedi fluye de la Fuerza. Pero cuidado con el lado oscuro: ira, temor, agresión, de la Fuerza el lado oscuro son. Fácil fluyen rápidos a unirse en el combate. Si una vez tomas el sendero del lado oscuro para siempre dominará tu destino. Te consumirá, al igual que lo hizo con el aprendiz de Obi-Wan".

 

¿Por qué tienen los niños esa capacidad de sacarnos de quicio? ¿Qué podemos hacer para evitarlo? ¿Cómo lograr que nos obedezcan sin recurrir a los gritos y los castigos?

Para resolver estas dudas, consulto a dos conocidas psicólogas especializadas en niños y madres, que representan dos corrientes distintas: Rosa Jové, abanderada de la conocida como crianza natural, y Rocío Ramos-Paul, Supernanny, que en su programa logra pacificar familias a primera vista imposibles usando técnicas conductistas.

Lo primero y más obvio es que perdemos los nervios con nuestros hijos porque con ellos podemos. "La paciencia de los adultos es finita, ¿y con quién estallas? Con el niño, porque con tu jefe no puedes", dice Jové. Ramos-Paul añade otro factor: precisamente, nos sacan de quicio porque son lo que más queremos. "La relación emocional entre padres e hijos no la hay en otra relación. Lo más parecido es la relación con tu pareja. No te enfadas igual con el jefe o con los amigos que con tu pareja o los niños, porque cuanto más te implicas emocionalmente, más capacidad tienes de perder el control. Si no tienes esa relación emocional, eres más objetivo", explica.

Jové añade más causas por las que perdemos el control con los niños: "La tolerancia baja mucho con el cansancio. Si tuviéramos días más tranquilos, se notaría en la forma de educar a los hijos". Otro factor es la presión de la sociedad sobre cómo ejercemos nuestro papel de padres: "Vas por la calle y el niño se pone a hacer el Tarzán, algo que a ti en principio no te importa, pero le riñes porque te sientes juzgado, presionado por lo que piensan los demás", opina la psicóloga. "Hay que reivindicar que es MI hijo, MI casa, MI familia y la llevo como quiero".

También actuamos bajo la presión de lo que creemos que debe aprender un niño a cada edad. "Creemos, por ejemplo, que si no aprende a ordenar a los tres años, será un desordenado toda la vida. Esa presión de lo que debería hacer a una edad nos pone nerviosos, y los presionamos a ellos, y como no responden, explotamos". Jové recuerda que son datos orientativos para que los médicos y psicólogos puedan evaluar: "Si te dicen que no pasa nada si lo aprende a los seis, te quedas más tranquilo".

Otra causa es que "creemos que por transigir un día, nos va a pasar siempre", explica la psicóloga. "No pasa nada porque un día no hagan algo, se salten una norma o les ayudemos si están cansados. Ellos saben que es esporádico, y lo entienden", dice. "A veces, solo con saber eso, nos relajamos y nos lo tomamos mejor", afirma. Jové aconseja que seamos flexibles como padres. "Tú quieres hijos que de mayores sepan negociar, pero ¿cómo van a hacerlo si siempre tienen que hacer lo que tú dices? No pasa nada por ceder, excepto en cosas que atenten contra la vida", insiste.

 

¿Cómo conseguir que obedezcan?

Ambas expertas coinciden en que el detonante de que estallemos suele ser que los niños no obedezcan cuando les pedimos algo. "La reacción más frecuente es repetir varias veces la orden, y al final pegar un grito", resume Ramos-Paul. El problema es que "el niño entiende que hasta que no pegas el grito, no tiene que obedecer, y hasta entonces, sigue haciendo lo que quiere". Y al fin viene lo que esperabáis todos: ¿Cómo evitar llegar a esta dinámica de gritos? ¿Cómo conseguir que nos hagan caso?

El método que recomienda Jové sigue tres pasos: comprensión, educación, elección. Se puede usar más o menos desde los tres años, cuando el niño tiene cierto nivel de entendimiento. Pone un ejemplo: el que se tenga que duchar por la noche no significa que en ese momento le venga bien o le apetezca. Así que para conseguir que lo haga sin luchas, tenemos que:

  1. Comprender que no tiene ganas. "No significa que le des la razón, sino que le entiendes, que no está loco. A veces, solo oye la palabra NO a lo largo del día, y eso quema mucho", explica la psicóloga. Es importante que este primer paso sea muy amoroso, en plan "ya sé que no te apetece nada, cariño, con lo bien que estás jugando, es normal".
  2. Pero a la vez educar: le explicamos por qué tiene que ducharse, con una frase cortita.
  3. Y le dejamos elegir: "Tenemos un problema, ¿cómo lo solucionamos? ¿Te dejo 15 minutos más y vienes, o te duchas rápido y juego contigo?".

Jové asegura que siguiendo estos pasos, los niños suelen actuar, "porque no les llevamos la contraria, y porque les dejamos elegir". En sus libros La crianza feliz y Ni rabietas ni conflictos, desarrolla estas ideas y da más consejos. "Funciona muy bien siempre que les quede muy claro el primer punto". Sin embargo, no es partidaria en absoluto de la obediencia ciega:

"No quieres que tu hijo sea sumiso en su matrimonio, que le tomen el pelo en el instituto, que no se atreva a pedir un aumento de sueldo... Pero para eso, tiene que tener sus propias ideas distintas de las nuestras y aprender a defenderlas y a dialogar".

 

Para los que hayáis visto alguna vez el programa de Supernanny, os sonará este otro método: dar la orden que queramos una sola vez y retirarnos. Un ejemplo: "Cariño, tienes que recoger. ¿Quieres que te ayude?". Si se pone en marcha, perfecto. Si no, nos retiramos. Pero cuando venga a buscarnos para cualquier cosa, le decimos: "Cuando recojas te atiendo. ¿Te ayudo?". Cuando lo haga, nos quedamos y jugamos con el niño o hacemos alguna actividad que le motive, es el premio.

 

Ramos-Paul advierte que lo más difícil es hablar con un tono muy tranquilo y ser constante. También recuerda que es importante hacer las cosas con tiempo: "No  puedes empezar a las 9 cuando tienes que salir a las 9.15". Y otro consejo: "Con la edad, disminuye el poder de la atención de los padres, por lo que hay que buscar otro tipo de refuerzo". Así, mientras que a los tres años funciona quedarse a jugar con el niño, a los 10 se le pueden plantear consecuencias, como "hasta que no recojas, no sales al parque". Si queréis más información, podéis encontrarla en su libro Niños desobedientes, padres desesperados.

 

¿Cómo controlarnos?

Ambas técnicas requieren trabajar con paciencia, tranquilidad y constancia. ¿Qué podemos hacer mientras para no perder el control? "Funciona muy bien retirarse de la situación y buscar una cosa que hacer, doméstica o de ocio", aconseja Supernanny. "Si entras en las provocaciones, se inicia una escalada y acabas a gritos". Al retirarte, explica, baja el nivel de enfado. También sirve pensar cosas distintas, positivas, como "le estoy enseñando, y al final acabará recogiendo". Si son dos progenitores, lo ideal es que el que esté más tranquilo se ocupe de la situación y el otro se retire.

¿Y qué hacemos si hemos explotado? Tanto Jové como Ramos-Paul aconsejan disculparse. "Los padres no somos perfectos. Si alguna vez pasa, pide perdón. 'Oye, creo que me he pasado, tengo un mal día'. Ellos saben lo que es, porque también tienen días malos, y suelen perdonar a los padres", dice Jové. "Es un derecho equivocarse, y educando, se equivoca uno mucho", reconoce Supernanny. "Cuando ya haya pasado la tormenta, siéntate con el niño. 'Perdona, así no se debe hablar, me he equivocado'. Así le enseñas a resolver esa situación. Y es que aunque cueste, eres su modelo", dice.

Las dos psicólogas consideran totalmente inaceptable pegar a los niños, una conducta aún frecuente y que levanta ampollas, como comprobé en los comentarios de un post que escribí sobre el tema hace tiempo. "Es muy duro tener hijos. Puedo entenderlo, pero no cruzo la raya", dice Jové. "Pienso que pegar a un niño es muy cobarde. Está mal visto pegar a las mujeres, pero yo al menos me puedo defender, y los niños no", opina. "Además, el que castiga enfadado, a veces no castiga, se venga, y luego se da cuenta de que no era para tanto". La psicóloga pide a los padres que usan el castigo físico que aprendan otras técnicas, como han hecho los maestros. "Un padre que ha de usar el castigo físico es porque no ha aprendido otra forma, es un mal educador". Asegura que en los talleres prácticos que imparte, los padres son receptivos a aprender para no recurrir a pegar.

Ramos-Paul alerta además de los riesgos de pegar: "Hay que subir de intensidad para que sirva. El primer tortazo es flojo, pero el niño se acostumbra, y cada vez tienes que pegar más fuerte. Y enseñas a pegar como forma de resolver un conflicto". Vamos, el típico "no se pega" acompañado de una colleja que hemos visto decenas de veces.

Un montón de buenos consejos que ahora hay que aplicar día a día. A mí por lo pronto ya me toca pedir perdón a David y Natalia cuando salgan del cole por unos cuantos gritos esta mañana en un momento de tensión. Pero el trabajo va mucho más allá. ¿Me acompañáis en mi intento de alcanzar la maternidad-zen?

Hay 29 Comentarios

De verdad que bueno encontrarlas, es muy reconfortante ver salidas cuando fallo como padre; quiero mucho a mis hijos, me toca pedir perdón a mi hijo e hija. gracias

El artículo estupendo, como muchos otros artículos, libros, consejos, etc. que lees y oyes desde que te conviertes en madre o padre. Pero la verdad es que no siempre funcionan, y es entonces cuando se pierde la paciencia. El fin de semana fuimos a casa de mi hermano al campo. Los niños (de 8 y 12 años) lo pasaron genial, y nosotros también (con la excepción de los típicos conflictos rutinarios a la hora de vestirse, lavarse los dientes, irse a la cama ...). Hora de volver a casa y mi hijo (de 8) decide que no quiere, que se queda en casa de su tío porque es más divertido. Tras más de media hora hablando, razonando, aceptando su decepción, etc ... sigue en sus trece y nos tenemos que ir. Al final lo metemos en el coche a la fuerza y cuando por fin se calma por el camino se siente fatal (y los padres también). Ninguna de las técnicas funcionaron, y ¿entonces qué más podemos hacer?

Me encanto! Pero aun tengo una duda y no se si estas practicas funcionaran, cortarle el cabello a mi niño de casi 3 años siempre ha sido con super berrinches, jaloneos entre otros y termina con un corte horrible pues como no se dejo parece que lo mordio un burro. No se que hacer, algún consejo? gracias!

Saber escuchar, de verdad, para mi es la mejor manera de no pasar al lao oscuro. Desarrollar una autentica empatía hacia mi hijo y siempre intentar comprender sus sentimientos, antes de sucumbir a ls míos. Pero tengo un truco, lo confieso, hice el curso online "mamá casi diez" de Olga Marín! Aqui os lo cuento http://mmmpbcn.com/mama-om/

Me ha encantado el artículo!!! La próxima vez que mi hija entre en fase de berrinche, rabieta, recordaré estos consejos e intentaré sobre todo no alterarme, ni gritar ni explotar, al fin y al cabo somos el ejemplo de nuestr@s hij@s y ell@s imitan lo ven que hacemos nosotros. Muchas gracias!!

Much mejor el trasfondo de Jover en lo q dice,y sumando las ideas de Jesper Juul, una relacion buena requiere mucho trabajo personal de los adultos,plantearnos como funciona nuestro dia a dia,si tenemos mucho estres los niños lo acaban pagando y la solucion no es un metodo para q obedezcan sino ver que pequeños detalles pueden reconfortarnos a los adultos para estar en condiciones de tratar con respeto a los hijos, para no estallar por pequeñas cosas, y ya se, no se puede en muchos casos reducir jornada laboral etc pero si que se pueden incorporar rutinas sanas a la vida familiar, unos minuttos al dia para cada adulto xa relajarse, decidir si cuando juego con mis niños tengo q atender al telf media hora o puedo decirle a mi amiga, oye estoy ocupada te llamo en otro momento etc y sobre todo olvidarse del qué dirán q hace mucho daño si lo q quieres es una relacion sincera y buena con tus niños.y a veces sedescubre que un padre una madre necesita el mismo ir al psicologo para aprender. a manejar su estres y eso repercute de forma maravillosa en toda la familia, ser padre o madre es una oportunidad preciosa para crecer como persona

Zapatos no zapatillas de deportes , vaqueros no chandal
Fruta no galletas , ¡ dijiste que iba a aula matinal ! ¡me gusta mucho! Llantooos
Me voy al trabajooo

Me voy a trabajar ...

Cada familia es un mundo aparte. Yo por ejemplo salgo una vez a la semana con amigos para desconectar de la rutina. Tengo que reconocer que las mamis para los hijos son lo mejor y aguantan todo mucho mejor que los hombres.

¿Existe o no un Dios? ¿Por qué detrás de las palabras "amor" y "Dios" esconden tanto odio, discriminación y rencor?: http://cuentosdelizandro.blogspot.com/2013/01/buscando-dios.html?spref=tw “En búsqueda de Dios”

ante todo es un alivio ver que no soy la única que se come el tarro y se remuerde porque desde que ha nacido mi segundo hijo hace un par de meses soy una máquina de gritar y dar órdenes a mi rebelde de nueve años. gracias por las ideas Cecilia. Odio la perfección y la dulzura Caillou porque me suenan falsas , pero entre eso y dar rienda suelta al bicho interior tiene que haber un equilibrio. A ver si lo encuentro...

Una vez dominada la península y nuestras colonias en Sudamérica, España declara la guerra a Canada para proteger a nuestros aliados ingleses.
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Otro motivo es que necesitan explorar los límites para encontrar su sitio en la "manada". Y tienen una habilidad especial para ponernos en esas situaciones límite.

Carla
www.lasbolaschinas.com

Una pregunta: las dos opciones ante un conflicto parecen buenas, pero por lo que tengo entendido es beneficioso ser constante en los metodos ¿complicaría la cosa probar uno u otro método dependiendo del contexto?

Sabemos que son pequeños, pero nos sacan de quicio. No debemos ponernos a su nivel, es mejor no darle demasiada importancia. Comparto con vosotros http://bit.ly/lapeki

"Si entras en las provocaciones, se inicia una escalada y acabas a gritos" dice Supernanny. Si es que son unos provocadores, se lo están buscando.... ¡Menudo personaje!

Cuando a mí me pasa (y más de lo que me gustaría) a veces recurro al humor, y los crios lo pillan, empiezas a hacer como un superdrama (en tono cómico) y te echas uns risas, y así es más fácil, para tí y para él/ ella

Lo más bonito del mundo y lo más pesado a la vez!!
peroluego todo tiene su recompensa
saludos!!!

Me ha gustado mucho el artículo. A mi me ayudó mucho leer "Everyday blessings: the Inner Work of Mindful Parenting", de Myla y Jon Kabat-Zinn (no sé si existe traducción). Tiene cosas en común con las recomendaciones hechas aquí. Cuando lo he conseguido poner en práctica (cada vez lo consigo más), funciona muy bien.

Para reír y elevar tu energía,
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Hola, me llamo Borja, y alguna vez le he dado a mi hijo en el culo.

Esta frase de Alcohólicos Anónimos viene que ni pintada, porque al final, los padres tenemos un problema.

Pero el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Que manía de hacernos sentir culpables a los padres por no ser como los padres de Caillou.

A Padre < Madre: en absoluto. Simplemente, utilizo "madre" porque aunque escriba ese párrafo en tercera persona, me refiero a mi misma, creía que estaba claro. Si no lo está, disculpa. Un saludo.

Gracias por este artículo. Estoy viviendo justo esta etapa con mis dos hijos de 1 y 3 años. Me parece un acierto el poner de manifiesto las dos posturas, retirarme y dejarle elegir, pero no me siento bien cuando tras eso me niego a jugar con él porque no ha hecho lo que le he dicho. Me suena a chantaje emocional, que por otra parte intento evitar a toda costa.

Cuando te conviertes en madre ...
Así empieza, supongo que siendo padre y pasando muchas más horas con mi hijo que mi mujer, porque mi trabajo me lo permite, este artículo no debe ir dirigido a mi
... ¿no?

me gusta mucho lo de las dos versiones y que luego cada uno elija,... gracias

muchas gracias por el post. Yo me he dado cuenta de que cada vez tengo menos paciencia, supongo que porque estoy más cansada (mi chiquitín es de la edad de tu hija pequeña y todavía me despierta varias veces cada noche), así que tendré que estudiarme esto de memoria y aplicarme sobre todo el "cuando estés a punto de estallar retírate"

Yo siempre he pensado que el problema de fondo es que los padres tienden a pensar que sus hijos son una cosa de su propiedad, y que por tanto deben cumplir sus expectativas. Parece que no los quieren ver como personas que tienen su forma de pensar o su manera de hacer las cosas, y que pueden ser tan válida como cualquier otra, por muy pequeños que sean. Y por eso llegan los gritos, por querer imponer un criterio. A esos que gritan a sus hijos para imponer su voluntad, me gustaría verles haciendo lo mismo ante su jefe u otros adultos, a ver si son igual de valientes.

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