De mamas & de papas

De mamas & de papas

De la comedia más almibarada al thriller más terrorífico, todo es posible en un día con hijos. En este espacio, padres y madres que a la vez son periodistas, y los lectores, comparten información y experiencias para sobrevivir a estos años apasionantes pero agotadores. Participa en los comentarios o a través de nuestro correo

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Libros

Cosas que nadie te contó antes de tener hijos

Cosas que nadie te contó antes de tener hijos

por Cecilia Jan

Tener hijos está bien. En eso estamos todos de acuerdo. Es uno de los momentos más felices en la vida de una persona. Pero, como diría el maestro Yoda, tiene también un lado oscuro: falta de sueño, pechos caídos, poco sexo (y rapidito), gritos, llantos y discusiones... ¿Por qué nadie nos avisó antes de todo esto? Este libro no es una guía ni un manual de autoayuda, sino un recuento de todas esas cosas, recogidas con humor —la mejor forma de sobrevivir— por una madre reciente y que, pese a tener ya tres niños, se siente aún una primeriza.

Anécdotas de guardería

Anécdotas de guardería

por Javier Salvatierra

Veinte niños que no llegan al metro de estatura. Una habitación cerrada. Un solo adulto. Los enanos juegan, aprenden, comen (¡ellos solos y sin protestar!), duermen la siesta e incluso obedecen hasta que llega la hora de volver a casa. ¿Cómo es posible? Este libro abre la puerta de estas escuelas para contar todo lo que allí sucede. Por fin descubrirás cómo se las ingenia la profe de tu hijo para sobrevivir cada día cuando tú tienes serias dificultades para controlar a un solo niño en casa.

Cuando la opción es no tenerlos

Por: | 15 de agosto de 2013

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La revista Time publicaba hace unos días un reportaje que incluía una serie de datos que están poniendo los pelos de punta a muchos en EE UU. El número de mujeres que ha pasado la edad de procrear sin hacerlo se ha elevado un 9% entre 2007 y 2011, de forma que son ya casi una de cada cinco mujeres las que en EE UU han optado por no tener hijos, cuando solo una de cada 10 escogía esta opción en los años 70. Es la tasa de fertilidad más baja de la historia del país.

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Madre de Nobita
Más fea me pongo yo cuando me enfado!


 

Mi amiga Eva es una madre excelente. Entre otras cualidades, tiene una paciencia que parece infinita, que une a un gran sentido del humor a la hora de explicarle a su hijo, de casi seis años (la misma edad que mi hijo mayor) por qué no debe hacer esto, o por qué debe hacer lo otro, con el resultado de que el niño parece que razona, también con humor, y se queda con la copla. Eva también resiste con tranquilidad envidiable accidentes caseros de esos que al resto de los padres nos suelen crispar bastante, tipo bebidas derramadas, comida fuera del plato, agua salpicada por la casa; o el ritmo a veces tan cansino de los niños de esta edad, aunque creo que esto tiene más bien que ver con que ella también es de natural pausado...

En fin, mi amiga Eva es la madre que yo creía que sería cuando aún no sabía lo que era ser madre. Una madre paciente, con buen humor, que no se preocupara por naderías, capaz de crear un clima de diálogo con mis hijos y de pasar horas jugando o haciendo manualidades con ellos... Pero la realidad me ha puesto en mi sitio, y me ha descubierto que pese a que quiero ser así, la mayoría de las veces no me sale ser así: me enfado cuando a los niños se les caen las cosas, aunque yo soy bastante pato y tiro vasos, me mancho al comer y rompo cosas. Me enfado cuando tardan en hacer lo que les digo. Me enfado de tener que repetirles todo hasta la extenuación. Me enfado de que me pidan cosas sin parar. Me enfado cuando gritan. Me enfado cuando se pelean. Me enfado cuando no saben gestionar sus frustraciones y ellos también se enfadan. Resumiendo, me enfado cuando son niños, lo que es muy habitual ya que son tres y son, desde luego, muy muy niños (casi seis, cuatro y dos años).

Y a veces no solo me enfado. A veces caigo en el lado oscuro y grito. A veces me convierto en mi vecina Alfonsa, a la que cuando yo era niña oía cómo gritaba a sus tres hijos a través del descansillo. No llego al punto de la Manoli, una antigua vecina de Eduardo que, en la vanguardia de la pedagogía, gritaba a sus hijos "Como te pille te voy a chocar contra la pared!!!!", pero hay días que debo de parecer una verdadera loca, a mis propios vecinos y lo que es peor, a mis propios hijos. Y no me gusta. No me gusto. Pero no consigo evitarlo.

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El País

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