De mamas & de papas

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De la comedia más almibarada al thriller más terrorífico, todo es posible en un día con hijos. En este espacio, padres y madres que a la vez son periodistas, y los lectores, comparten información y experiencias para sobrevivir a estos años apasionantes pero agotadores. Participa en los comentarios o a través de nuestro correo

¿Tengo en casa unos pequeños psicópatas?

Por: | 10 de diciembre de 2013

Dexter

¡Qué bonito tener niños! Que te digan cosas bonitas, qué guapa estás, mamá, cuánto te quiero, que se preocupen por ti, te den besos y abrazos... Siento decepcionaros, pero cuando ya los tienes, resulta que no es exactamente así. Si a David (6 años) y Natalia (4,5 años) les dices que te duele en un pie, pues en ese pie te pisan. Si uno de los hermanos o un compañero llora, siguen tan panchos, a lo suyo, incluso si han sido ellos los causantes del llanto. Es decir, cero empatía y remordimientos. Incluso han hecho planes para cuando Eduardo y yo muramos. Dios mío, ¿tendré en casa unos pequeños psicópatas?

Consulto a varios expertos sobre el tema. Jesús Jarque, pedagogo y orientador escolar, me tranquiliza de entrada y me dice que David y Natalia están en la media. La que resulta rara es la pequeña, Elisa, que con dos años y poco se acuerda de preguntarte de un día para otro si te sigue doliendo la pierna, o mira con preocupación cuando otro niño llora.

La empatía, me explica, es la capacidad de reconocer y entender las emociones de los demás, es decir, de saber ponerse en el lugar del otro. Y para ello, es necesaria cierta madurez, cierto desarrollo del cerebro, porque, de nacimiento, los niños son egocéntricos y solo entienden las cosas desde su perspectiva. Jarque (que tiene en su web multitud de folletos de ayuda a padres sobre los problemas más habituales) dice que, hacia los 6-7 años, ya están más dispuestos, aunque echa en falta mucha empatía en el mundo actual, tanto en adolescentes como en adultos. Orlanda Varela, psiquiatra, me cuenta que la empatía no se corresponde con una sola función específica del cerebro, sino con varios componentes, por lo que se desarrolla a lo largo del tiempo al igual que otras capacidades complejas.

Hay una parte innata, biológica, condicionada por las neuronas espejo, que nos hacen reaccionar de la misma forma cuando vemos a otra que sufre una emoción intensa. Pero además, el niño "ha de desarrollar la teoría de la mente, es decir la capacidad de pensar, intuir, anticipar las reacciones del otro", explica Varela. Es la capacidad que hace que el niño prevea, por ejemplo, que si no ordena, su madre se va a enfadar, o que pueda detectar el engaño. También es necesario tener desarrollado el lenguaje, fundamental para comunicar la empatía; y la capacidad de manejar sus propias reacciones emocionales, como calmarse cuando está enfadado. Rocío Fernández, psicóloga y compañera de Varela en el gabinete de terapia multilingüe Sinews, añade que para ser empático hace falta tener tus necesidades físicas y emocionales cubiertas.

Pero además, depende del temperamento y la experiencia que haya vivido cada niño. Así, hay niños que preguntan con frecuncia a su padre si está bien porque son un poco obsesivos y tienen tendencia a preocuparse, y lo hacen por su propia tranquilidad, dice Varela. O al revés, un niño muy inquieto o impulsivo es normal que no se acuerde de que al padre le duele algo. También si en casa se ha premiado el cuidado, la protección del otro, es más fácil que el niño sea empático.

Los tres expertos coinciden en que los adultos podemos ayudar a los niños a aumentar la empatía. Tiene su importancia en que está en la base de las habilidades sociales, aunque, como recuerda Varela, éstas también se pueden entrenar aunque no se corresponda con un sentimiento real, como se hace con las personas con trastornos del espectro autista (si me sonríen sonrío, si me traen algo dar las gracias, etcétera).

Jarque y Fernández me explican algunas estrategias para desarrollar la empatía en mis pequeños psicópatas:

- Ayudarles a reconocer en ellos mismos las emociones, nombrarlas y saber las causas, antes de poder reconocerlas en los demás. Hay que empezar por las básicas, como alegría, enfado, tristeza, miedo, asco, sorpresa), para luego ir complicándolas.

- Hacerles pensar, cuando sucede algo: "Imagina que te pasa a ti". También repetirles la norma universal "trata a los demás como te gustaría que te tratasen a ti".

- Escuchar y atender a las otras personas, y que los propios padres muestren empatía y la valoren y refuercen cuando el niño la muestra, con atención, elogios, muestras de satisfacción...

- Al leer un cuento o ver una película o serie, preguntar al niño cómo cree que se sienten uno y otro personaje o qué cree que necesitan.

- Hacer juegos de rol, en el que el niño haga de papá, de mamá, etcétera, para que tenga distintas perspectivas.

- Ayudarles a descubrir qué tienen en común con los demás, ya que es más fácil empatizar con quien te identificas. Fernández cuenta que funciona con niños que no se llevan bien, a los que se hace una serie de preguntas, como qué les gusta comer, dónde viven, con quién, etcétera, para mostrar sus semejanzas.

- Animar a los niños a que pongan la cara del otro cuando ven que a alguien le pasa algo. Por ejemplo, "pon la cara de ese perrito al que acaban de regañar". Según Fernández, está comprobado que cuando cambias los gestos faciales, también se refleja en el cerebro.

- Con niños más mayores, ayudarles a que entiendan y cuestionen el por qué de las cosas, a distinguir cuándo hay que ser empático y cuándo no.

¿Y tiene sentido obligar al niño a pedir perdón cuando ha hecho daño a alguien? Eso que hacemos todos los padres en el parque cuando nuestro pequeñín empuja o pega a otro, aunque más bien para no quedar de permisivos ante los padres de la víctima. Jarque y Varela coinciden en que es más efectivo hacerle pensar cómo se hubiera sentido él, para que comprenda por qué tiene que pedir perdón y que salga de él mismo. Si no, advierte la psiquiatra, en vez de un valor, se convierte en algo artificial.

En fin, la parte de la empatía seguiremos trabajándola. No sé si habrá algo que hacer para quitarle a David la idea de embalsamar a su padre y guardar su cadáver sentado en el sofá cuando se muera.

Hay 15 Comentarios

Me he sentido muy identificada con el artículo, no es tan bonito como nos cuentan, pero es cuestión de práctica y de inculcarles a los hijos unos valores.

hurto y prostitución??? uau!! que pasó por que? no entiendo nada, me pareció un poco macabro pero que tiene que ver la prostitución con esa foto???

Todos nacemos sicópatas, la vida en sociedad nos arregla bastante a la mayoría. Todo lo demás es creer en los Reyes Magos. Pero siempre he dicho que mal de muchos, aunque sea consuelo de tontos, es consuelo. Suerte.

Esos pequeños dictadores...

La educación de un hijo debe empezar en los padres. Podemos hablar del nivel de enseñanza en las escuelas, pero si los padres de hoy en día no se dan cuenta que su principal obligación es educar a sus hijos, mal vamos en esta sociedad.

¿Quien os manda tener hijos?

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Extra, tienes toda la razón. El niño mostrará lo que reciba, empatía, respeto, solo sabrá que existen si los vive. Añado que si los niños indiferentes a los sentimientos ajenos son la media y lo raro es la niña empática (como dice el pedagogo referido en texto) de ser verdad sería tristísmo.. Afortunadamente tengo en casa otra "rareza" según ese pedagogo, pues mi hija desde bebé ha sido empática, ya con menos de un año acudia a calmar a cualquier niño que llorara, no puede ver un animalito aparentemente solo en la calle que no queda tranquila hasta asegurarse que tiene dueño, es solidaria y cariñosa.. seguramente es asi su naturaleza, pero quiero creer que he ayudado a ello al criarla con respeto a sus necesidades y sentimientos, enseñándole a percibir los ajenos y dándole la oportunidad de tomar decisiones,compartiendo mucho tiempo y experiencias, y alejándome como de la peste de métodos de moda como el Estivill, basados en percibir al niño como un pequeño mostruo a domar y en estrategias para ganar la guerra de poderes entre padres e hijos

La empatía es un software que se debería cargar de manera natural en la mente de los niños. El método es el siguiente: se trata de ser empático con tu hijo desde el mismo momento en el que nace. Esa es la manera de que el niño termine por ser un ser humano empático, cuando el desarrollo natural de su cerebro lo permita, no cuando a nosotros nos apetezca. Es cierto que nuestro sistema de crianza no potencia la empatía de los padres a los hijos: se potencia el castigo, el cachete, el menosprecio, el considerar al niño tonto, malo, irresponsable, se quita importancia a su llanto, su dolor o sus deseos, no se le toma en consideración para tomar decisiones, etc. En definitiva: él capta que no nos ponemos en su lugar. ¿Cómo pretendemos que aprenda él a hacerlo?

Increíble que haya padres que la educación de sus hijos les sea cansada y les abandonen a su suerte, convirtiéndola de Angeles en demonios.
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@pakito: creo que tu comentario se refiere más a la mala educación que a la empatía. Esos padres son muy maleducados y criarán hijos maleducados, pero eso no quiere decir que si presencian una escena de sufrimiento no sean capaces de sentir empatía, p.ej.

Ante todo, me gusta ver que se escribe sobre los niños y sus problemas, cosa que los padres, y los que no lo son desconocemos, y digo problemas de aprendizaje emocional, algo en lo que no fuimos muy bien educados, es ahora cuando vemos los errores cometidos y algunos estamos tratando de corregirlos.
Lo que si que hecho en falta, es saber que hacer en caso de detectar a un posible psicópata en casa o en casa de algún pariente o vecino.
¿Que se debe hacer en esos casos?

Absolutamente todos, como hijos somos egoístas.
La diferencia radica en el nivel de egoísmo de cada uno, sin más.

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El otro día estuve en urgencias. Nada grave por fortuna, pero durante las 3 horas que estuve en la sala de espera, mientras mi hijo estaba con su madre dentro, me dio tiempo a ver el comportamiento de muchos niños y sus padres. Cierto que los niños son niños, pero cuando están armando un barullo de aúpa, ¿por qué los padres no los calman? Claro que, viendo a un matrimonio (ya con sus 40 y pocos años) con una niña de 5 o 6 años que parecía tener una hormiga en el culo y no paraba de molestar y sus progenitores con un móvil la madre y ¡¡con una PSP!! el padre, que se la dejaba al niño de 10 u 11 años. Luego, ves a esta gente de treinta y tantos a cuarenta y tantos (los que tienen ahora niños pequeños) llegar ni saludar, se sientan ocupando todos los sitios posibles, hablan a gritos, están con sus móviles ensimismados como si tuvieran 8 años, se alteran enseguida y se abstraen con la misma facilidad, son maleducados y groseros,... ¿cómo nos va a extrañar que los niños de ahora parezcan en general nerviosos, incapaces de estar cinco minutos tranquilos? Resumiendo: los padres de ahora (en general) no tienen ni idea de cómo educar a un hijo. Punto.

En realidad esa idea de embalsamar al padre y dejarlo en el sofá no es falta de empatía, es una muestra de amor. Mis hijas quieren levantar el suelo de casa y enterrarme allí cuando muera: porque me quieren y no les gusta la idea de que no esté en casa con ellas, ni que yo esté sola en un sitio extraño. En realidad es donde querrían estar ellas si les pasara, seguir en casa con el resto de la familia.

Las neuronas espejo de las cuales hablas con tanta familiaridad acaba de salir a la luz su descubrimiento por neurólogos y tú evidentemente ni habrás investigado cuales son sus funciones y ya procedes a la síntesis con pocos datos , enfin, eso de poner la foto del actor Michael Carlisle Hall, me parece hurto y prostitución! Etica porfavor.

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