Esta iba a ser una entrada de aniversario, de los siete años que cumple hoy David, que coinciden con mis siete años como madre, y de los ya cuatro años que hace que arrancó este blog. Pero varias noticias, de malas noticias en los últimos días, me llevan a escribir algo distinto.
Algo que se resume en vivir aquí y ahora. No en limitarse a sobrevivir a unos días que, cuando se tienen hijos pequeños, se hacen eternos, aunque luego descubramos que los años pasan a una velocidad inaudita. Sino en vivir, y hasta disfrutar, de torturas tan cotidianas como pensar en qué ponerle al niño en el tentempié del colegio y en la merienda sin repetir, ni repetir lo de ayer, y que a la vez sea sano y equilibrado o por lo menos no sea radiactivo. En vivir, y hasta disfrutar, de momentos tan crispantes como el de la lucha con los deberes, o tan agotadores como el vía crucis recoger-baño-cena-dormir.