Hace unos días, llevamos a los niños a ver Camino a la escuela. Es una película distinta, un documental que cuenta las historias de varios niños que hacen verdaderos esfuerzos para llegar al colegio cada día: atravesar una peligrosa sabana con animales salvajes, el Atlas marroquí o la Patagonia argentina.
Teníamos cierto miedo a su reacción por el género, tan alejado de las pelis de dibujos y/o de aventuras a las que están acostumbrados. Pero aguantaron bien, sobre todo David, que tiene siete años. Natalia, de casi seis, se distrajo un poco hacia el final (la cinta dura 75 minutos), incluso más que Elisa, de tres y medio. Aunque ninguno de los tres hizo comentarios a la salida de hondo calado, ni les vaya a cambiar la vida ni su visión del mundo, aún muy reducida, creo que sí entendieron algunos mensajes: la importancia del colegio, lo diferente que es la vida en otros lugares, lo afortunados que son por llegar al cole en 10 minutos en coche. Lo que ya es mucho.