De mamas & de papas

De mamas & de papas

De la comedia más almibarada al thriller más terrorífico, todo es posible en un día con hijos. En este espacio, padres y madres que a la vez son periodistas, y los lectores, comparten información y experiencias para sobrevivir a estos años apasionantes pero agotadores. Participa en los comentarios o a través de nuestro correo

La maternidad es una condena

Por: | 28 de septiembre de 2015

 

GettyImages-513496595
Unos padres desesperados con el pestiño de su hija. / GETTY IMAGES

[En respuesta al artículo de Purificació Mascarell Hijos, al que ya han contestado con mucho acierto Bárbara Celis con Madres y Sergio del Molino con Padres


Solo me falta que me parta un rayo. Dios (yo también soy atea, es solo una forma de hablar) me está castigando por las veces que miré con cara de desaprobación y de superioridad a una gorda tirar de un carrito de bebé con un gurruño de pelo a modo de moño, tres dedos de raíz y una vestimenta dictada a pachas entre un daltónico y un mono loco con una bomba atómica en las manos.  Y me decía para mí: “Es tener hijos y mira cómo se abandonan”.

También me está castigando por la de veces que llamé a alguna amiga y, a la pregunta de “qué tal estás”, te soltaba una parrafada interminable sobre las eternas anginas de su hijo que nunca escuchabas porque habías desconectado nada más empezar. Y pensabas: “Te he preguntado qué tal tú, nena te estás olvidando de que existes, nunca pensé que serías de Ese Tipo de Madre”.

Y me castiga mucho, pero mucho mucho, por haber creído que lo del techo de cristal era un camelo y que mis compañeras de trabajo madres son todas unas flojas quejicas a las que se les cae el boli a la hora en punto y sus hijos, unos seres débiles que se enferman todo el rato. “Lo que pasa es que ahora tienen otra prioridad”, las censuraba mentalmente.

Pero sobre todo me castiga hasta límites insospechados por haber visto a mi amiga del alma dar el pecho a demanda a su hija meses y meses más allá de los tres de rigor y haber sentido cómo me recorría el cuerpo un horror interno similar al bicho de El grito mientras contenía mis ganas de decirle: “Pero hija, que nos hemos criado juntas, que somos mujeres liberadas del siglo XXI, que no me puedo creer que seas tan antigua, que esto es una puta esclavitud…“

Eso sí, jamás confesé nada de esto en voz alta. Y no lo hice porque intento ser respetuosa con las opciones vitales de los demás, por mucho que no las entienda ni las comparta. Allá cada uno con sus razones, allá cada uno con las mentiras que se cuenta o los embolados en los que se mete para tratar de sobrevivir. Y, sobre todo, porque pienso que hay algo importante que se me escapa, algo que no llego a comprender y que lo explica todo.

Pues bien, he tenido una epifanía de manual y AHORA LO ENTIENDO TODO, absolutamente todo. Entiendo las ojeras, entiendo el desaliño, entiendo las prisas, entiendo las prioridades (menuda expresión tramposa, ¿es que nadie entiende que no hay tribu ni abuelos ni nadie, que si tú no recoges a tu hijo de la guardería se quedaría allí para siempre?), entiendo que rechacéis ascensos, que no tengáis vida social y que no podáis hablar de otra cosa y hasta casi llego a entender que solo feisbuqueeis sobre ellos pero por favor, con cariño os lo digo, vale ya de cansinismo. Vuestros hijos van a necesitar tres vidas para borrar todas las fotos vergonzantes que circulan de ellos.

La causa de este súbito ataque de comprensión y de empatía es que he sido madre de mellizos. Sí, de mellizos, y os agradezco que os ahorres el comentario (que si son naturales, que si no te aburres, que si son iguales, que si no se parecen en nada, que si me pasa a mí y me muero… señora, quién le ha preguntado) y la compasión, porque sí, ser madre es una condena, y ser multimadre, un auténtico infierno.

Digámoslo claro de una vez, que hemos estado tantos años postergando la maternidad y tenemos una imagen tan irreal e idealizada de ella que no nos atrevemos a reconocerlo. La maternidad no es como tú la pintas, Purificació Mascarell, es mucho peor. Hace año y medio que no salgo, no me relaciono con adultos, no viajo, no voy al cine, no leo libros, no entro en mis pantalones, no acudo la primera al último local de moda, no voy a exposiciones, no escucho conferencias, no paseo por la feria del libro y no tengo tiempo ni de mirarme al espejo. Y lo que es peor, que no duermo más de dos horas seguidas. Y sin cafeína ni vino. 

Sí, tienes toda la razón, ser madre consiste en renunciar a todo lo que eras antes y me temo que para siempre. Entonces ¿por qué diablos las mujeres se siguen prestando a esta maldición bíblica que arrasa con todo, con sus vidas, sus expectativas, su carrera laboral, su manicura y sus artículos plagados de citas culturetas que ya no tienen tiempo de escribir?

Ahí es donde te equivocas, porque tener hijos es la mayor condena, pero también la mayor de las bendiciones. No hay nada, ningún triunfo profesional, ningún congreso, tesis, libro o película, fiesta con amigos, "viaje desde Moscú hasta Pekín" o "ático con vistas espectaculares" que pueda compararse ni de lejos con la emoción verdaderamente íntima, única e irrepetible de ver a un niño probar el chocolate, andar o ver el mar por primera vez.

Después de una adolescencia y de una juventud estirada al máximo, llena de contradicciones y sinsabores, fracasos vitales y algunas pequeñas victorias, dramas emocionales y desengaños de todo tipo, en las que siempre te ha faltado algo para ser feliz, llega tu hijo a volver del revés tu mundo. Cuando ves a tu hijo recién nacido salir de tu vientre, cuando te mira como si no hubiera nada más importante en el mundo, cuando aprende lo que es un beso y un abrazo y te los da cuando menos te lo esperas, cuando te reconoces en él y ves que es un ser inteligente y lleno de ambición, curiosidad y energía, en esos momentos sientes que por fin todo encaja, que estás donde tienes que estar y que la felicidad, de existir, se parece mucho a esto.

Esa es la clave, querida amiga, la verdadera verdad de las cosas. No es la pueril ilusión de ser madre porque nadie tiene ni puñetera idea de lo que realmente significa hasta que no le vomitan en modo catarata del Niágara dos veces encima y de madrugada (tienes que probarlo, es exquisitamente repugnante). Tampoco es por una presión social que yo jamás he sentido (nadie me ha hecho jamás el comentario del arroz y si me lo hubieran hecho les habría dado con la paellera en la cabeza) y que se está diluyendo porque, hoy por hoy, con cuatro millones de parados, la precariedad laboral y España yéndose a pique, nadie en su sano juicio, ni siquiera las futuras y aguerridas abuelas, se pone a recomendar a nadie que sea padre. Ni tiene nada que ver con el aburrimiento (te garantizo que mi vida en Malasaña era divertidísima) o con algo tan insondable como la “velocidad del tiempo que corre hacia la muerte”.

La razón de que la gente se siga embarcando en esta locura es, ni más ni menos, las altas dosis de felicidad que genera. La risa de un niño cualquiera es preciosa pero la risa de tu niño te coge el corazón y te lo agita tan fuerte que piensas que te va a estallar de júbilo. Y no solo dan felicidad sincera, gratis y a mansalva. Yo no me he drogado nunca, pero el nirvana que me embarga mientras amamanto a dúo a mis mellizos me resulta mucho mejor que la heroína porque no me mata de paso. 

Te aseguro que ver crecer a un bebé es mucho más interesante que toda la historia de la filosofía, la literatura y el arte juntas y dos, y siendo además niño y niña, es realmente apasionante —siempre pensé que los roles de sexo eran una patraña, pero el nene da el biberón a la muñeca de una forma muy extraña, más cercana al asesinato que a la alimentación—.  Viendo las estrategias que son capaces de desplegar para lograr sus objetivos entiendo perfectamente que el hombre haya llegado a la luna.

Y si hablamos de diversión, cualquier ocurrencia de mis bebés, y las tienen a cientos todos los días, es mejor, más real y más auténtica que todos los memes y vines juntos. Y eso que todavía no hablan ni entienden muy bien de qué les hablo cuando hago que el primer ministro húngaro sea el malo de todos los cuentos que invento. Tengo la suerte de disfrutar de una jornada continua que me permite pasar con ellos las tardes y jugar por toda la casa al escondite, enseñarles a meter la mano hasta el codo en harina, mancharse de barro y hacer todo tipo de gamberradas.  

Sobre los motivos del padre, habría que preguntarle a él por qué quiso tenerlos a pesar de no sentir la "llamada de la selva" como él dice. Yo creo que es el mayor acto de amor que nadie ha tenido ni tendrá hacia mí. En un momento de agotamiento y agobio absoluto, le pregunté si se arrepentía y se enfadó, dado que ahora no se concibe sin los bebés. Nos peleamos más, es cierto, pero también nos reímos más: de los niños, con los niños, de las cosas que llegas a hacer con tal de que coman y, sobre todo, de las situaciones surrealistas e inimaginables en las que te ves envuelto.

Si me preguntas si merece la pena la renuncia es que no has entendido nada. Mi ventaja es que yo ya he vivido tu vida y te digo que la mía ahora es mucho mejor. Por muchas veces que hayas visto "atacar naves en llamas más allá de Orión y Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser", nunca verás a tu hijo, entre atónito y fascinado, intentando atrapar el agua de la ducha con la mano. Ahora, mírate de verdad al espejo y piensa quién “se atonta y se amuerma, se vuelve prosaica y gris, envilece su mente y estanca su intelecto”.

PD: Jamás leeré poesía de Bécquer por las noches a mis bebés. Hay poetas mucho mejores.

Hay 74 Comentarios

No todo es tan bonito como lo pintan.

Acabo de leer los artículos de Purificació Mascarell y de Victoria Torres. El primero me ha gustado, y mucho. El segundo no tanto... Tengo un hijo de 12 meses y soy feliz por ello. Como Mascarell, tengo un doctorado. Como ella, tengo 30 años y como ella dice, "mi ilusión por procrear era irreflexiva". Una mujer de 30 años sin hijos tiene todas las señales instintivas habidas y por haber para querer tener hijos; normal, conservación de la especie. Sin embargo, yo no me he "atontado y amuermado, ni me he vuelto prosaica y gris, ni he envilecido mi mente ni he estancado mi intelecto". Está claro que tengo menos tiempo, pero también está claro que mi hijo es una parte muy importante de mi vida, pero no lo único. Para ser una buena madre necesito primero estar satisfecha conmigo misma, necesito mi trabajo, mis ocupaciones adicionales, mi deporte, mi relación de pareja y sólo de pareja, mis cenas y fiestas con amigos y mis escapadas. Sin ello, efectivamente, me amuermaría y todo eso. Pero no por tener un hijo y ocuparme de él como una buena madre he tenido que renunciar a ninguna de las cosas que acabo de mentar. Mi pareja se ocupa igualmente de él, va a la guardería y nosotros sí tenemos "abuelos" que pueden cuidar de él cuando queremos desconectar, que es a menudo. Cada cual vive como quiere -y sobre todo como puede- la paternidad, pero igual el problema viene de tener hijos en condiciones indeseables o de querer "ocuparse demasiado" de ellos y no de tener hijos en sí. Me baso en mi caso personal para decir que es posible compatibilizar una vida personal con una familia. Si logísticamente se puede, es tan solo una cuestión de preferencias y órdenes de prioridad. Estoy de acuerdo con Mascarell en que muchas mujeres (sobre todo mujeres) entran en un bucle obsesivo-dependiente cuando tienen un bebé y desde ese momento no hay nada más en el mundo que importe ni interese. Nosotros personalmente, si tuvieramos que criar a nuestro hijo de esa manera, no lo habríamos tenido, eso está claro. No puedo concebir una vida en torno a un bebé, a sus cacas, sus llantos y sus reclamos constantes. Ni una vida en torno a una lactancia hasta los 5 años, ni una vida sin trabajo, sin amigos, sin nada más que un ser, por muy maravilloso que éste sea. Cada cual hace como quiere, está claro, pero entiendo de todo punto la postura reticente de Mascarell: si me baso en lo que veo a mi alrededor la idea de tener hijos puede ser espeluznante. Mi punto es que no tiene por qué ser así y los padres (en realidad las madres) no van a ser peores por no pasar 50 horas al día por y para sus hijos. Como otros han dicho en sus comentarios, es absurdo pretender que hemos vivido lo mismo que otros y mucho más pensar que por el hecho de haber tenido un hijo adquirimos una clarividencia sobre lo divino y lo humano, lo bueno y lo malo y el sentido de la felicidad!
Por último, posiblemente si Mascarell tuviera un hijo y lo criara con sus principios se sorprendería del resultado. ¡O quizás no! El caso es que es estupendo sentirse completo y feliz, ya sea con o sin hijos. En mi opinión, los que lo hacen sin hijos tienen más mérito, me parece más fácil tener la gran responsabilidad de ocuparse de otra persona que encima te da esta sensación de plenitud que encontrar la felicidad de forma individualista.

La frase que mejor resume el post es que un hijo pone tu mundo del revés...nada volverá a ser como antes, pero eso no es una mala noticia.

Muy bien escrito... Me has hecho reír y llorar... Que las madres nos volvemos muy sensibleras... Digamos que tenemos más los sentimientos a flor de piel... Yo soy capaz de irritarme hasta el infinito y más allá y también de hacer cualquier cosa por ellos hasta el infinito y más allá...
Lo de ser madre-padre es todo un aprendizaje que te puede servir para ser mejor persona...

Ser madre implica renunciar a muchas cosas. Aunque el llanto de un niño a veces es horrible, no es comparable con los momentos dulces y de felicidad que nos dan.
http://www.cuentosinfantilesconvalores.com/

Al principio, y no me refiero a cuando era un recien nacido sino cuando no teniamos experiencia como padres, si, fue duro y dificil. Pero ya que el peque tiene 3 años hemos aprendido a educarlo mejor. Ha veces hay que dejarlo que sea el mismo, que explore el mundo; cocinar con el, entrar en sus aventuras cotidianas, dejar el trabajo a un lado por una hora para jugar etc.

La crianza así ha sido mejor. Algunos tips que me han servido:

1. Levantalo temprano, así ira a la cama a una hora sensata y tendras toda la noche para ti y tu pareja.

2. ¿Tiene un espacio adecuado para jugar? Muchas veces este es el problema, organiza su cuarto de manera tal que lo pueda pintar a su gusto sin que sea un problema.

3. El baño suele ser dificl, pero no lo es cuando se convierte en una aventura pirata o una cocina improvisada donde se hacen grandes sopas con agua y jabon.

En fin, todo es cuestión de entender su manera de pensar y guiarlos, no estructurarlos, o sera una batalla.

Este articulo te da buenos tips de como controlar las pataletas, berrinches o desobediencia de tus hijos (como se llame en tu país): http://www.parasubebe.com/pataletas/

Para todos aquellos padres que estén desesperados, he creado un blog llamado http://mamasaprendiendo.com en el que como madre y psicóloga que soy, me dedico a echar una mano a aquellos que no sepan por donde tirar en ciertos temas. Pasaos a ver que os parece.

El texto de Purificació ha herido el orgullo de muchos padres. Por mi parte, he decidido hacer a un lado el mio e intentar entender esta postura que tantas otras veces he escuchado. Creo que de muchas maneras muy variadas, el miedo a perdernos nos juega malas pasadas...

En fin, que echando mano a mi paternidad apasionada he escrito una breve contribución que va mas allá de reprender a Purificació. Espero aportar algo nuevo y útil:

http://hombrenuevoypaternidad.blogspot.com.es/2015/10/paternidad-un-estado-mental.html

Sí claro, pero solo ocurre en este país porque en el resto de Europa se les toma mucho en cuenta.

Yo siempre quise ser madre, me costó un poco pero finalmente lo soy. Si he de ser sincera, idealicé mucho la maternidad pero en cuanto fui mamá, me di de bruces con la realidad, la maternidad es muy dura y aún así, no la cambio por mi anterior vida. Ahora soy una mamá antes que una persona (suena un poco fuerte pero es ese mi rol ahora) y no me importa pero llegará un día, en el que debo volver a recuperar mi yo como persona, sólo se vive una vez y los hijos nunca son nuestros, son de ellos.

(...) "yo ya he vivido tu vida" (...) ¿? Jajajaja. Ay... Como diría mi abuela: "Tápate la cola, que se te ve el rabo."

10 puntos! Totalmente de acuerdo! Al final cada quien decide si disfrutarlo o no, por mi parte a pesar de las circunstancias he decidido disfrutar al máximo y quien me juzgué como yo juzgaba antes, lo más que le puedo desear es que tenga un hijo tan ocurrente como el mío y una vida tan llena de buenas sorpresas y bendiciones como la que se comparte con estas pequeñas criaturas.

10 puntos! Totalmente de acuerdo! Al final cada quien decide si disfrutarlo o no, por mi parte a pesar de las circunstancias he decidido disfrutar al máximo y quien me juzgué como yo juzgaba antes, lo más que le puedo desear es que tenga un hijo tan ocurrente como el mío y una vida tan llena de buenas sorpresas y bendiciones como la que se comparte con estas pequeñas criaturas.

Uno de los motivos por los cuales me encanta la trilogía cinematográfica de "The Matrix" es por como refleja de manera acertada a través de la metáfora de las pastillas azul y roja lo que supone la libertad, libertad basada en la continua elección de caminos por parte de las personas.
Y, elegir, supone tener unas vivencias y experiencias y no otras, disfrutar de unas cosas y no de otras, entristecerse y frustrarse por unas cosas y no por otras...etc.,etc. Pues al final, estamos hablando de eso, ni más ni menos. Por tanto, no entiendo estos artículos y estos revuelos, la verdad sea dicha. Que cada cual procure ser feliz como quiera y pueda asumiendo que nunca la vida será perfecta y que siempre habrá muchos días en los que te cagues hasta en la leche que te dieron a mamar porque todo sale mal, desconfías de ti como persona y te hundes, seas madre, padre o sin ser nada de eso.
Lo que realmente me repatea del ser humano es la falta de respeto a la diversidad de valores, creencias y filosofías de vida y esa manía crónica de tener que juzgar y criticar a l@s demás por las decisiones que toman (está claro que debido al ego, la inseguridad y la baja autoestima que nadie quiere reconocer por muy fuerte que pueda parecer).
No es necesario ni jactarse ni fustigarse en exceso por los caminos que decidimos tomar porque, insisto: siempre ganamos y perdemos algo en todas las direcciones. Limitémonos a sentirnos plen@s con lo bueno a desahogarnos asertivamente y a asumir lo malo (y,cambiarlo si queremos, por supuesto) y sobre todo a dejar a los demás vivir en paz y fluir con sus propias decisiones.
Entiendo que conseguir la paz mundial y erradicar el hambre en el mundo son metas muy utópicas pero esto último, de verdad, no es tan complicado. Simplemente no lo hacemos porque no nos sale de las narices.
Salud para todas y todos y a vivir!!!

Yo soy padre soltero, con un niño de 7 años en estos instantes.

Tengo otro hijo, ahora en la universidad con 19 años. Recuerdo en día que tumbado en el suelo se descubrió los pies; intentaba cogerlos pero al estirar la mano también estiraba la pierna y nunca lo pillaba. Ese mismo día, al ir a bañarle por la noche, desnudo sobre el cambiador, lo intentó de nuevo y... descubrió que a medio camino tenía algo que no se le escapaba. Jamás me he reído tanto.

He rechazado un puesto de trabajo mejor y con más sueldo porque eso requería no estar con mi hijo.

Hoy, con el enano que vive conmigo siendo, como digo, padre soltero sigo sintiendo igual. No hay nada igual, ni más grande, que ver a tu hijo crecer, avanzar, aprender. Cuando me preguntan por él contesto: "cada día más cabrón, como tiene que ser...".

Soy mejor, y más persona porque ellos están ahí.

Victoria Torres, chapeau :-)

La maternidad es maravillosa si tienes dinero para mantener a tu hijo, pero que ocurre si te despiden del trabajo por quedarte embarazada? Hemos creado una web para que las mujeres que han pasado por esta terrible experiencia la cuenten de forma anonima.
http://espana.pregnantthenscrewed.com/

soy madre de mellizas, despues de un chico. tengo tres y nunca he sentindo nada de lo que describes. tambien tenia una vida estupenda antes de ser madre a los 36. es verdad que cuando leyo todas las descricpciones que haces me imagino que podria haber pasado comigo todo lo que dices pero la verdad es que encuanto pasaban no me daba cuenta y me sentia feliz siempre. da trabajo? si. te hace triste? si te hace muy feliz? si , como todas las cosas. como es la vida misma. seguro que a ti te pasa lo mismo, pero te pusiste a contarlo y por ello ya darse cuenta!

Por cierto, a los que han criticado negativamente este artículo: miren el comienzo. "En respuesta al artículo de Purificació Mascarell Hijos, al que ya han contestado con mucho acierto Bárbara Celis con Madres y Sergio del Molino con Padres". Éste artículo es respuesta irónica al primero, no ataque a las no-madres.

Por cierto, a los que han criticado negativamente este artículo: miren el comienzo. "En respuesta al artículo de Purificació Mascarell Hijos, al que ya han contestado con mucho acierto Bárbara Celis con Madres y Sergio del Molino con Padres". Éste artículo es respuesta irónica al primero, no ataque a las no-madres.

Por cierto, a los que han criticado negativamente este artículo: miren el comienzo. "En respuesta al artículo de Purificació Mascarell Hijos, al que ya han contestado con mucho acierto Bárbara Celis con Madres y Sergio del Molino con Padres". Éste artículo es respuesta irónica al primero, no ataque a las no-madres.

Estoy con los que hablan de la ironía del artículo. Es así. Como madre, así lo veo. No percibo juicio de las "no-madres". Lo que veo es que ella antes enjuiciaba en su cabeza y ahora se ha pasado al otro lado, y ella misma se responde a sus opiniones anteriores a la maternidad. Yo os diré que, mientras que yo respeto que cada uno tiene su vida, me he visto juzgada por una persona muy cercana no-madre que me dice que no cree que yo no tenga tiempo para hacer visitas (mientras ella no tiene tiempo porque tiene una agenda que ni de ministro): ¿por qué yo, madre, trabajadora, con mi pareja, se me cataloga de "rara" porque no tengo tiempo para visitas por la no-madre soltera, también trabajadora (que tampoco tiene tiempo para visitas, pero en su caso sí está justificado)?

Te habrás quedado a gusto ... Hay gente q no se merece ser padre como esta individua

Partido solteras contra casadas ya

Partido solteras contra casadas ya

Esta muy bien que hayas cumplido con el universo. Y cuentes esa experiencia maravillosa e incomparable que es la maternidad pero al hacerte la graciosa hablas como una prepotente. No me gusta como hablas de las mujeres, antes y después de tener hijos. En ningún caso pareces comprendernos. Cuando dejamos el curro mal. Cuando vamos al cine mal. (Y eso que pienso q la maternidad es maravillosa.) Tu siempre mejor que nadie? Y si que te drogas pero es tu cuerpo el que la suministra. lo que te pasa es que vas de oxitocina hasta las cejas. Como te crees que se las arregla la naturaleza para meternos en semejante trampa?
Firmado: una que prefiere no juzgar.

Publicar un comentario

Si tienes una cuenta en TypePad o TypeKey, por favor Inicia sesión.

¡Participa!

¿Tienes dudas sobre cuestiones pediátricas o de crianza para nuestro consultorio? ¿Quieres compartir alguna experiencia o proyecto interesante? ¿Conoces algún plan interesante para ir con niños? Escríbenos aquí

Eskup

Libros

Cosas que nadie te contó antes de tener hijos

Cosas que nadie te contó antes de tener hijos

por Cecilia Jan

Tener hijos está bien. En eso estamos todos de acuerdo. Es uno de los momentos más felices en la vida de una persona. Pero, como diría el maestro Yoda, tiene también un lado oscuro: falta de sueño, pechos caídos, poco sexo (y rapidito), gritos, llantos y discusiones... ¿Por qué nadie nos avisó antes de todo esto? Este libro no es una guía ni un manual de autoayuda, sino un recuento de todas esas cosas, recogidas con humor —la mejor forma de sobrevivir— por una madre reciente y que, pese a tener ya tres niños, se siente aún una primeriza.

Anécdotas de guardería

Anécdotas de guardería

por Javier Salvatierra

Veinte niños que no llegan al metro de estatura. Una habitación cerrada. Un solo adulto. Los enanos juegan, aprenden, comen (¡ellos solos y sin protestar!), duermen la siesta e incluso obedecen hasta que llega la hora de volver a casa. ¿Cómo es posible? Este libro abre la puerta de estas escuelas para contar todo lo que allí sucede. Por fin descubrirás cómo se las ingenia la profe de tu hijo para sobrevivir cada día cuando tú tienes serias dificultades para controlar a un solo niño en casa.

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal