Hace ya meses que tenía ganas de escribir sobre El conejito que quiere dormirse. Sí, ese libro que asegura lograr en lo que se tarda en leer 10 páginas lo que el método Estivill promete en varias semanas. Es decir, que los niños se duerman. Se trata de un fenómeno editorial que ha conseguido el hito de ser el primer libro autopublicado - en España lo ha editado Beascoa- que llegó a ser número uno de ventas en Amazon. Pero no es por eso. Lo que me llamó la atención fue una pieza que vi en el Telediario de TVE en la que se alertaba de que el cuento hacía uso de técnicas cercanas a la hipnosis que deberían ser aplicadas “solo por especialistas y en casos excepcionales”. ¡Vaya! Un cuento con una advertencia como esas de los anuncios de coches -“Prueba rodada en circuito cerrado por especialistas”- u otros -“No intente esto en casa”. Curiosidad.