22 febrero, 2008 - 20:35
Espiritualidad secular
La campaña vasca ha cogido tono enseguida. Hay juicio la semana que viene en Luxemburgo sobre el Concierto Económico y quiere el Gobierno defenderlo. ¿El Gobierno? El llamamiento lo hizo a solas el PNV. Dice que el Concierto es de todos, pero montó un acto de partido, usando a las instituciones todas. La vicelehendakari y los tres diputados generales formaron tras Urkullu, mandamás del PNV. Es la idea de que Euskadi soy yo (el PNV, se entiende). Aseguran que el Concierto viene de muy antiguo, y como el PNV se ve guardián de las esencias pretéritas, hablan como sus dueños.
La vicelehendakari se imbuyó de esta espiritualidad ancestral, por lo que se vio la misma jornada. Hablaba Patxi López en el Parlamento del decretazo con que la Diputación de Guipúzcoa se saltó el criterio de las Juntas Generales sobre el impuesto de sociedades. La vicelehendakari se enfadó y según las crónicas le llamó “Lutero fiscal”. ¿Qué querría decir? No se sabía que entre los nacionalistas hubiese caído en desgracia Lutero, que ni era español. Si hubiese dicho “Torquemada fiscal” otro gallo nos cantara. ¿Pero Lutero? ¿Será porque combatió la venta de indulgencias? ¿Por hereje? Un misterio más.
Patxi, para no ser menos, asumió el papel. En su discurso nocturno pidió el voto a todo cristo, nunca mejor dicho, y especialmente a “los que leen en la Biblia: fui extranjero y me acogisteis, estuve enfermo y me visitasteis…”, para referirse a la política de emigración de ZP.
Mientras Patxi se ponía evangelista, el PNV empezaba su campaña. Desde los aleros de Sabin Etxea descendían en un andamio volante Erkoreka y Ortúzar, como cuando en el misterio de Elche baja el niño vestido de angelito. Unos militantes (nueve) les ovacionaron como aliviados, temerían se dieran la castaña. Colgado a media pared Erloreka dio un discurso notable. No tan brillante, sin embargo, como el de unos días antes, cuando exigió el tren de alta velocidad. Explicó: es “una reivindicación secular” de los vascos. O sea, que se pide desde hace siglos. Los vascos del XVI querrían ya la alta velocidad, para llegar pronto a estos tiempos en que la política se trasmuta en metafísica.
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