22 febrero, 2008 - 12:07
Penúltima Estación
Singulariza a la política vasca que no va a un futuro incierto. Marcha hacia un destino, establecido a plazo fijo, inexorable. Mes a mes, los acontecimientos – decisiones judiciales, Kosovo – se asemejan a una cuenta atrás hacia la consulta prometida, 25 de octubre. En el País Vasco estas elecciones forman un eslabón de tal cadena, el último acto antes del desenlace del drama. En el siguiente llega la solución final. O por abandono del referéndum y crack del soberanismo compulsivo o por la convocatoria que, fracasada o triunfal, nos colocaría en otra dimensión. Estamos en la penúltima estación del Via Crucis que inició Lizarra.
¿Los resultados de las elecciones en el País Vasco influirán en la marcha política de los vascos, al margen de lo que suceda “en Madrid”? La paradoja: no está claro. La pérdida de peso electoral del nacionalismo desde 2001 hasta la fecha no ha aminorado su radicalización. Otro hecho: en el último Congreso había más diputados vascos que no eran nacionalistas que los que sí, y eso no impidió presentar el Plan en nombre del Pueblo Vasco y difundir tal imagen con algún éxito.
Pese a que en el País Vasco el diseño de la política parece inmune a las variaciones electorales, quizás las voluntades soberanistas se resentirían si de estas elecciones salen con una pérdida de apoyos, no digamos de diputados o senadores. Lo amortiguarían si un empate PP-PSOE reforzara la capacidad de presión del nacionalismo. En cambio, una mejoría nacionalista reforzaría con seguridad al soberanismo. La política vasca resulta asimétrica.
En la campaña vasca unos proclamarán identidades y la buena nueva del derecho a decidir, otros lucharán por el gobierno. Será confusa, pero tal es nuestro estado natural. Complica las cosas el raro convencimiento de muchos no nacionalistas – en general, próximos al PSE -, para los que el anuncio de consulta es una artimaña y no pasará de reto. Hacen mal en no creer al lehendakari. En esto parece de palabra.
En el Via Crucis la penúltima estación es el descenso de la cruz. La última: entierro en el sepulcro. En el País Vasco las elecciones vienen cargadas de trascendencia espiritual.
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