01 marzo, 2008 - 12:25
El "Estado de Euskal Herria"
La bomba de ETA en Derio recuerda que el terrorismo está dispuesto a marcar siempre nuestra convivencia. La campaña ha adquirido de pronto un aire de desolación. Con los atentados siempre rebrota una sensación de irrealidad, la que provoca comprobar que esto sucede aquí y ahora y que entre nosotros hay gente que quiere matar y quienes piensan que la violencia y la brutalidad constituyen un factor político. De pronto, los análisis y las estrategias sobre cómo acabar con ETA adquieren el aspecto evanescente de elucubraciones voluntaristas e intrascendentes.
Para más inri los terroristas han emitido su tradicional comunicado de vísperas electorales. Esta vez la paranoia alcanza uno de sus máximos. Asombra leer sobre la opresora "maraña jurídico-política que el estado español impone desde hace 30 años", y que esto – los vascos - es "un pueblo en pie" "en camino hacia su libertad". Los partidos nacionalistas – menos la batasunidad, se supone – son "partidos regionalistas vascos", y la expresión quiere ser un insulto grave, en la terminología del abertzalismo avanzado.
El terrorismo redondea la faena con un concepto novedoso: quiere construir "el Estado de Euskal Herria", aunque cuesta imaginar qué entenderá esta gente por "Estado". O por "Euskal Herria". Es la segunda vez que ETA usa esta expresión y como es nueva todavía no ha calado ni entre los suyos. Todo se andará. Las cosas, pues, están claras: "las ciudadanas y ciudadanos" (los y las terroristas escriben políticamente correcto, que no se diga) abertzales deben luchar "como pueblo" "para hacer frente al neofascismo español".
Esta sarta de sandeces tiene alguna audiencia. Poca, pero suficiente para que todo gire a su alrededor. El terrorismo llama a la abstención y resulta que desde hace una semana buena parte de la campaña consiste en esfuerzos titánicos para captar a estos abstencionistas. Lo peor: no se les llama argumentando que el terror y el totalitarismo son malos, sino diciéndoles que el cambio de voto sirve para continuar la misma lucha. En esos términos de beligerancia.
Pero eso es otra historia.