Aunque se le atribuye un origen francés, la salsa holandesa lleva el nombre de los Países Bajos. La versión política de esta emulsión ha mezclado dos elementos, el populismo neerlandés y el ultraderechismo francés, para completar el atracón que se han dado los extremismos políticos en el pasado fin de semana. Los unos provocando una crisis de gobierno en Holanda, porque se niegan a apoyar nuevos recortes presupuestarios, y los otros llevando a la extrema derecha a la máxima cota de votos alcanzada en Francia. Los populistas holandeses de Geert Wilders solo tienen el 6% de los sufragios, pero su apoyo era indispensable para sostener al Gobierno liberal en el poder. Imposible cerrar los ojos ante la progresión de partidos populistas o antieuropeístas, en los que también se incluyen desde los Verdaderos Finlandeses (19% de los votos) al Partido de la Libertad austríaco (17,5%), el húngaro Jobbik (16,7%) o los Demócratas de Suecia (5,7%).
Lo de Francia es una sorpresa muy relativa. El Frente Nacional de los Le Pen se queda fuera de la fase final de cualquier elección a causa del sistema aplicado, mayoritario a dos vueltas, y por eso siempre cuentan con muy pocos cargos electos (ningún diputado en la última legislatura). El mecanismo de la elección a doble vuelta les elimina a la primera, lo cual enmascara el considerable respaldo del que disponen desde hace décadas. Que Marine Le Pen haya alcanzado el récord de 6,4 millones de votos (17,9%) no implica un giro masivo hacia el extremismo, sino un poco más de lo mismo. Lo que ocurre es que, esta vez, su efecto político ha sido terrorífico para el presidente de la República, Nicolas Sarkozy, a quien se le han escapado los votos prestados por la ultraderecha en 2007.
El electorado del Frente Nacional sale de los medios populares, de las zonas deprimidas (como el norte del país, donde el voto a Marine Le Pen ha alcanzado cotas elevadas, además del sureste). Obreros desencantados con los partidos tradicionales, jóvenes que, en general, no llegan muy lejos en los estudios y sin anclajes políticos, pequeños patronos exasperados por las cargas sociales, gente de clase media y baja inquieta por la inseguridad económica y el miedo a la inseguridad física; los franceses que votan a Le Pen (antes al padre, ahora a la hija) eran considerados como un voto "de protesta" o "contra el sistema", pero Marine Le Pen quiere convertirlo en una fuerza "republicana y de gobierno", para lo cual necesita atrapar cuanto pueda a la derecha clásica, desvaída y desfigurada heredera de lo que un día se llamó gaullismo.
Sarkozy necesita ahora a todos los votantes ultraderechistas del domingo pasado. De ello puede depender la humillación del presidente de la República o un resultado honorable en el enfrentamiento del 6 de mayo con el socialista François Hollande. Pero la dirigente ultra no quiere dar consignas de voto. Solo obraría de otro modo en el improbable caso de obtener garantías de elección de 15 diputados en las legislativas de junio, el mínimo necesario para disponer de grupo parlamentario. Eso implicaría negociaciones sumamente delicadas para la UMP, el partido de Sarkozy, casi suicidas. Según los cálculos del Frente Nacional, la repetición del voto del 22 de abril les dejaría en condiciones de llegar a la segunda vuelta de las legislativas en más de 300 distritos.
El jefe del Estado se encuentra atrapado entre la espada y la pared. No puede decirles a los votantes de extrema derecha lo que estos quieren escuchar, porque Le Pen les ha propuesto un referéndum para sacar a Francia del euro y colocar la legislación nacional siempre por encima de la europea, entre otras cosas. Sarkozy tampoco puede retroceder en cuanto a la rebaja del gasto público, prometida para llegar al equilibrio de las cuentas públicas (en el año 2016); y lo de reducir la inmigración anual a la mitad o restablecer controles fronterizos ha tenido un efecto muy limitado para su candidatura.
Sarkozy ha dicho que, en caso de derrota, se hará responsable de ella y abandonará la política. Intentará mostrarse tan pugnaz como pueda en las dos semanas escasas que restan de campaña, pero necesita a los ultraderechistas, y si no, perderá. Su humillación, si llega a producirse, abrirá la caja de los truenos para la derecha y para el ultraderechismo triunfante.
Hay 3 Comentarios
El future de Sarkozy si no gana: "Au long d'un récit enlevé, mais amer, Anne Lauvergeon raconte quelques scènes édifiantes qui n'arrangeront pas l'image de Nicolas Sarkozy à une semaine de l'élection présidentielle. Comme ses rencontres avec le futur président. « Je vais être élu, tu vois, et bien élu, lui annonce-t-il en 2006. Mais je ne ferai qu'un mandat. » Étonnement de la présidente d'Areva. « Oui, tu comprends, il y a autre chose dans la vie. J'irai travailler chez Bouygues. » Bouygues, auquel Sarkozy a longtemps rêvé de confier la filière nucléaire. Quitte, au passage, à faire fuir l'allemand Siemens et à le jeter dans les bras des Russes".
http://www.sudouest.fr/2012/04/15/la-charge-tres-energique-d-anne-lauvergeon-688690-710.php
Publicado por: un afrancesado con insomnio | 25/04/2012 3:43:32
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Publicado por: asd197315 | 24/04/2012 6:10:06
Appel de Marine Le Pen aux Français de l'étranger
http://www.youtube.com/watch?v=p0qfUMRaxOk
Publicado por: française | 24/04/2012 2:34:12