Cuando Zoco y Glaría vivían juntos

Por: | 29 de septiembre de 2013

El 7 de marzo de 1965 el Atlético venció en el Santiago Bernabéu con un solitario gol de Mendonça. Aquello fue un drama para el madridismo, porque habían pasado 121 partidos desde la última derrota liguera en casa, que databa de 1957. Además, el Atlético cobraba una ventaja en la Liga que pareció decisiva, aunque finalmente el Madrid conseguiría llevarse el campeonato. Había sido un partido de la máxima rivalidad (lo de derbi vino después) en su pura y clásica expresión: leña, bronca, intensidad, pasión…

Los aficionados que tenían por hábito apurar la copa hasta el final, esos que se quedaban a esperar la salida de los jugadores para abuchear al autobús del rival y aplaudir (o silbarles, según el día) a los suyos cuando salían en sus coches, quedaron sorprendidos e indignados cuando vieron que Zoco llevaba en su coche a Glaría. Zoco era el seis del Madrid, Glaría, el seis del Atlético. ¿Cómo era posible eso?

—¡Dónde vas con ese! ¡Si nos ha inflado a patadas!

Pero es que Zoco, Ignacio Zoco Esparza, y Glaría, Jesús Glaría Jordán, vivían juntos. Y a menos de 500 metros del Bernabéu, en la calle General Perón. Claro que ni siendo tan corto el trayecto era cosa de ir andando nada más terminar el partido. Varias veces más les ocurrió, a la salida del Bernabéu o del Metropolitano, cuando la cosa era al revés: entonces era Glaría el que llevaba en coche a Zoco al domicilio común y el que se lleva la bronca de los suyos:

—¡Dónde vas con ese chulo! ¡Que todos los del Madrid son unos chulos!

Jesús Glaría había llegado a Madrid antes que Zoco, en la 60-61. Venía del juvenil del Oberena, recomendado por su hermano Javier, que había fichado por el Atlético en edad juvenil, como extremo izquierdo. A Jesús se le llamó Glaría IV, a Javier, Glaría III. Por encima de ellos hubo otros dos hermanos futbolistas: José Glaría, Glaría a secas en principio, luego Glaría I, delantero que destacó sobre todo en el Sporting, aunque también jugó en el Zaragoza y en Osasuna. El siguiente, Paco Glaría, fue desde el principio Glaría II e hizo una celebrada media en Osasuna con Marañón, antes de que Zoco apareciera por ahí. Llegó a ser internacional B, contra Egipto. Luego se fue al Mallorca. Los cuatro eran nacidos en Villafranca, pero el padre era natural de Garde, en el valle del Roncal, el valle del gran Julián Gayarre. En Garde nació y vivió Zoco durante su infancia y adolescencia. Y allí llevaba a veranear papá Glaría a sus chicos.

Así que Zoco y los hermanos Glaría eran pandilla. Zoco coincidía en edad con el tercero, era un poco mayor que Jesús, pero todos jugaban revueltos, a pelota, a correr, a pescar, a pillar fruta por ahí. A todo menos al fútbol, me cuenta Zoco, porque en el pueblo apenas había sitio para hacerlo. Jugaban al fútbol en invierno. Los Glaría, en el colegio Lecaroz, en Elizondo, Zoco en el Instituto Fernández de Rada, en Pamplona.

Cuando Jesús Glaría llegó a Madrid se fue a vivir con una hermana casada, a cuyo marido la empresa había trasladado a la capital. Una buena solución para que Javier y Jesús estuvieran recogidos. Zoco fichó por el Madrid en la 62-63, y fue a vivir de patrona con Doña Carmen La Pasiega, en un piso de la calle General Perón. El marido de Doña Carmen había sido futbolista, Felipe, defensa en los cuarenta del Racing de Santander, que en aquel tiempo de nombres ingleses proscritos se llamaba Real Santander.
Al cabo de un tiempo, Jesús empezó a sentir que en casa de su hermana podía estorbar. Llegaban niños y hacía falta sitio. Javier ya se había ido, el fútbol le llevó a otros destinos. Zoco propuso a Jesús irse a vivir con él. Le alabó la cocina, la tranquilidad, el trato de la casera y de su marido y la simpatía del chaval que tenían. Glaría aceptó. Para entonces ya no era Glaría IV, sino simplemente Glaría. El más joven de los cuatro llegó a ser el mejor de todos, triunfó en el Atlético y jugó en la selección, en la que hizo pareja con Zoco o alternó con él. Los dos jugaban de lo mismo: medio defensivo. Componer la media con ambos obligaba a uno de los dos (generalmente Glaría) a jugar más adelantado. La otra opción era sacrificar a uno de ellos y acompañar al otro con alguien más de ataque, tipo Aguirre, Paquito, Fusté o Pirri. Glaría completaría 20 partidos con la selección. Zoco, 25. Juntos jugaron ocho veces. Sin el otro, cada uno de ellos hubiera sumado bastantes internacionalidades más.

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Zoco y Glaria, con las actrices y cantantes Pili y Mili./ DIARIO AS

Así que rivales por sus clubes y rivales por un puesto en la selección, pero amigos por encima de todo. No compartían habitación, el piso era grande, pero sí un baño y un salón que les dejaban para ambos, donde tenían su tele propia y escuchaban música. Pasaban bastantes horas juntos, salían con frecuencia, estudiaban inglés por las tardes junto a Félix Ruiz, otro navarro que jugaba en el Madrid. El viernes, cada uno por su lado. Uno, tras el entrenamiento, dejaba el coche en el estadio y se iba a la concentración de la sierra: el Felipe II de El Escorial si era el Atleti, el Arcipreste de Hita, en Navacerrada, si hablamos del Madrid. El otro, de viaje a donde fuera, generalmente en coche-cama la noche del viernes. El lunes ya estaban otra vez juntos. O el domingo por la noche, si había habido partido de la máxima rivalidad, en cuyo caso el local se había hecho cargo del amigo-rival para el regreso del campo. Cuando el asunto trascendió, hasta les hicieron un reportaje con Pili y Mili, dos gemelas que hicieron pareja célebre en la época, en el cine y la canción. Tan unidos se les veía.
Eso duró hasta que Glaría se casó con Marta Bamala, una de las hijas de Luis Bamala, célebre promotor de boxeo y lucha libre (otra hija, María Antonia, se casó con San Román, portero del Atlético). Zoco se quedó solo hasta su matrimonio con María Ostiz, celebrada cantante de la época. Sólo entonces dejó a La Pasiega.

Glaría se marchó del Atlético tras nueve años para completar su carrera en el Espanyol. Se instaló en Barcelona, montó un negocio próspero, pero la desgracia se abatió sobre la familia: con 36 años y toda una vida por delante, un accidente de carretera en Esplugas de Francolí les costó la vida a él y a su hijo. Sobrevivió un sobrino que les acompañaba. Diez meses más tarde moría la esposa de Glaría, en el incendio del Corona de Aragón. Sobreviven dos hijas del matrimonio. Con cuatro y dos años, se quedaron solas. Las criaron su tía y su abuela.

Zoco recuerda con cariño aquellos años con Glaría, y con horror los sucesos posteriores. La vida le ha tratado mejor a él. Hoy acude casi cada día al cuarto de veteranos del Madrid, en los bajos del Bernabéu, donde se reúne con viejos compañeros y discute entrañablemente, una y otra vez, con Pachín sobre cualquier cosa. Pero guarda el recuerdo de aquel buen amigo con el que vivía a apenas 500 metros del Bernabéu y con el que nunca discutía, ni siquiera en las semanas de Madrid-Atleti, en las que siempre se jugaban una cena que pagaba el que perdiera.

—Bueno, sí, a veces le decía: “¡Cómo le has sacudido a Amancio!”.Y él me decía: “¡Hombre, si aún así me la juega! ¡No le voy a dejar suelto!”. Y es que tenía razón: Amancio era buenísimo.

Hay 15 Comentarios

Se me olvidaba q también formaba la pareja de medios con Ruiz Sosa, también fallecido con 69 creo. Q gran atlético teniamos con Medinabeitia Rivilla Grifa Calleja. Ramiro o Ruiz Sosa Glaria. Ufarte (Cardona) Luis Mendoza (Jones) Adelardo y Colla(Peiro).

Se me olvidaba q también formaba la pareja de medios con Ruiz Sosa, también fallecido con 69 creo. Q gran atlético teniamos con Medinabeitia Rivilla Grifa Calleja. Ramiro o Ruiz Sosa Glaria. Ufarte (Cardona) Luis Mendoza (Jones) Adelardo y Colla(Peiro).

Glaria era un duro y bravo jugador, pero no guarro, era imprescindible en la alineacion. En aquellosd años jugaba de acompañante del defensa central pero con mas libertad por lo q se le llamaba libero. El gran libero de aquells tiempos fue Gran Bekenbauer. Yo le vi en el Metropolitano de medio con Ramiro. Una pareja de las mejores de aquellos tiempos. Cerraba el centro fe la defensa con Griffa nada menos. Era potente en el juego por alto, una segadora por bajo y subía a rematar y pasaba bastante bien . D. Le tenga en su gloria . Sera siempre uno de los grandes del Atleti.

Por edad no llegué a ver a Glaría en el Arlético, pero si le ví en el Español, y allí no jugaba de defensa escoba (esa función la hacía Pedro de Felipe). Glaría hacía una función parecida a la de Busquets actualmente en el Barcelona, pero por ser de complexión muy fuerte era bastante contundente, y probablemente hasta donde puedo recordar bastante más móvil, aunque con menos visión de juego. Zoco era también un jugador defensivo, aunque no era tan duro como Glaría. Realizaba un gran desgaste en cada partido . Para hacernos una idea, el estilo de juego de Zoco era semejante al que hemos visto en los buenos años de Iván Helguera, por poner un ejemplo de jugador más o menos reciente. Zoco decidió retirarse cuando después del célebre 0-5 del Barcelona de Cruyff en el Bernabeu en 1974, se dió cuenta de que el físico ya no le llegaba.

JESUS GLARÍA ERA UN GRANDISIMO JUGADOR; NORMALMENTE JUGABA DE DEFENSA DE CIERRE, O DE ESCOBA COMO SE DECÍA ANTAÑO Y DONDE HICIERA FALTA, ERA DURÍSIMO, UN GRAN DEFENSOR; JUGÓ MUCHO CON LA SELECCION ESPAÑOLA Y FUÉ TODO UN FIGURON CON EL ATLETICO Y CON EL ESPAÑOL EL MEJOR DE TODOS LOS TIEMPOS

Excelente rememoración, sr. Relaño, llena de apuntes conmovedores por momentos: más de uno, sin duda. Recuerdo con agrado a Zoco, aquel medio defensivo que con las mangas siempre bien agarradas por las manos estiraba la camiseta mientras, también, estiraba el corte oportuno trocándole en avance entusiasta hacia la portería contraria.
Es curioso que los dos medios madridistas por antonomasia de esa época. el susodicho navarro y el grandioso José Martínez, Pirri, "retiraran" a dos damas tan singulares y prestigiosas del mundo del espectáculo: María Ostiz en el de la canción ligera ("No sabes como sufrí") y Sonia Bruno, en el de la cinematografía, lamentablemente en ambos casos.
Saludos cordiales.

La historia es entrañable. Un par de matices, el Colegio de Lecaroz no está en Elizondo, sino en Lecaroz, que se sitúa en el Valle del Baztán, cuyo Ayuntamiento está en Elizondo. Otra más, el Instituto en el que estudió Zoco es el Ximenez de Rada de Pamplona, en el que además de yo mismo, estudió D Pío Baroja.

Pues a mí, navarro y osasunista, me ha encantado el artículo ya que por edad no conocí en activo a ninguno de ellos.
Gracias, señor Relaño, por ser la memoria viva del fútbol de verdad y no el teatrillo mercantil en el que se ha convertido ahora.

Se está quedando sin temas, amigo. El de hoy es muy ñoño, y eso que yo soy de los de entonces. 10 añitos tenía cuando vi aquel gol de Mendoza, que me sentó como un tiro.

El hotel de El Escorial no era ni el Felipe II ni el Victoria Eugenia, sino el Victoria Palace.

una precisión, el hotel del Atleti en el Escorial era el Victoria Eugenia, no el Felipe II. Por otra parte siempre sale a relucir su madridismo. Claro que Amancio era bueno, pero era mejor Gárate al que Zoco y Benito le arreaban de lo lindo, y de eso no dice nada.

Antes del los galacticos el R. Madrid era respetado porque no mostraba esa prepotencia Florentina. El Madrid anterior lo representa Del Bosque, un señor que consiguió en la Selección el respeto de los admiradores de Luis Aragonés.

Muchísimas gracias, Don Alfredo, por este artículo para mí tan emotivo, pues mi padre es también del Valle del Roncal, valle en el que se encuentra Garde, y compartió más de una andanza con Glaría y Zoco.

En la vieja película "Once pares de botas" de Rovira Veleta, se muestra en cierta medida la vida de los futbolistas en Pensiones y sus relaciones con el entorno femenino de los clubes.
"El "futbol obrero" en Alemania hasta la llegada del poder de los Nazis" (1919-1933) en http://futbolensepia.bligoo.es

Sr. Relaño, muy buena historia, pero me gustaría que contara usted porque el Madrid estuvo tantísimos partidos sin perder. Aquí tiene la explicación, que usted siempre oculta: http://xurl.es/vebod

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Sobre el blog

Este blog pretende rescatar la memoria vivida en el deporte.

Sobre el autor

Alfredo Relaño

es director de AS y antes de ello fue sucesivamente responsable de los deportes en El País, la SER y Canal +. No vio nacer el cine, como Alberti, pero sí llegó al mundo a tiempo de ver jugar a Di Stéfano y Kubala, escalar montañas a Bahamontes y ganar sus primeras carreras a Nieto. ¡Y ya no se morirá sin ver a España campeona del mundo de fútbol!

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