La cantada de Inglaterra en Brasil 50

Por: | 22 de junio de 2014

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Ramsey, de frente, y el portero Williams en el suelo tras un gol. / AS

Inglaterra no había participado en ningún Mundial antes del de 1950. De hecho, ni siquiera pertenecía a la FIFA cuando se disputaron. Cuando la creación de esta, en 1904, no se dignó a considerar la invitación. Luego, en 1906, interesados por tener fútbol en los JJOO de Londres de 1908, se enrolaron. Se marcharon tras la I Guerra Mundial, porque no se atendió su exigencia de expulsar a los derrotados del conflicto. Aún volvieron, en 1924, pero se volvieron a marchar en 1928 por discusiones sobre amateurismo. Así que para los mundiales de 1930, 34 y 38, no estaban en la FIFA. Su Mundial era el Campeonato Británico, que venían jugando anualmente desde 1884 las cuatro federaciones británicas. Pero tras la Segunda Guerra Mundial se incorporaron definitivamente. Ya veían el fútbol del exterior lo bastante desarrollado para medirse con él, aunque estaban seguros de seguir estando muy por encima. De hecho, en el 48 ganaron 0-4 en Turín a la gran Italia de esos días, cuya base era el Torino que se estrellaría en Superga un año después. Italia, recordemos, había ganado los dos últimos Mundiales antes de la guerra. También ganaron 1-10 en Portugal, 1-3 a Francia y 3-5 a Bélgica.

Se estableció que el Campeonato Británico de ese año daría dos clasificados para el Mundial. Lo ganó Inglaterra. Escocia, segunda, renunció a participar. Inglaterra era el gran atractivo del campeonato. Los inventores, los viejos pross, cargados de fama y poder, con sus campos llenos, sus calzones largos, su vieja FA Cup y el prestigio de los Matthews, Finney, Wright, Franklin, Lofthouse o Mortensen, que sonaban por todo el mundo.

Pero desde la guerra venía enviando cada verano una selección de la Liga a Estados Unidos y Canadá, a partidos de exhibición. En parte en agradecimiento hacia esos familiares de ultramar por ayudarles a quitarse de encima a Hitler, en parte por extender el fútbol por allí. También ese verano lo hizo. Para no quedar mal, el grupo era bueno. Incluía varios internacionales: Ellerington, Hagan, Hancocks, Johnston, Mozley, Ward y hasta Matthews. También el Manchester tuvo gira por Estados Unidos, y se dio libertad a sus internacionales para participar en ella o acudir al Mundial. A todo eso hay que sumar que el medio Franklin se fugó a Colombia, en el mismo movimiento que se llevó a Di Stéfano y tantos otros por las mismas fechas. Así que la selección inglesa que viajó a Brasil iba algo debilitada. Al menos, Matthews, Aston y Cockburn (estos dos, del Manchester) se incorporaron a última hora al grupo, tras un partido en Toronto entre el Manchester y esa selección de la Liga. No participaron, claro, en el plan previo.

Los ingleses vieron el estreno, en Maracaná, entre Brasil y México y ya se sintieron extraños. La pasión, los petardos, el humo, la incorrección del juego, las reclamaciones al árbitro... Eso no era el fútbol como ellos lo concebían. Les tocó el día siguiente, también en Maracaná, contra Chile. Ganaron 2-0, pero ni agradaron ni disfrutaron. Se enfrentaron a Estados Unidos cuatro días después, en Belo Horizonte. Como en Río se habían evadido algo más de la cuenta les llevaron a las instalaciones de una mina de oro de propiedad inglesa, muy lejos de la ciudad. Para ir al partido hicieron más de dos horas de autobús por una carretera infame. Varios llegaron mareados. Enfrente estaba Estados Unidos, con un solo futbolista profesional. Había un camarero, un bombero, un cortador de tejidos, un vigilante nocturno, un estudiante... y hasta un empleado de pompas fúnebres, el portero Borghi. Era el 29 de junio. Inglaterra perdió 1-0, gol de Gaetjens, un haitiano que por ese gol consiguió un contrato profesional en Francia. Inglaterra atacó mucho, pero Borghi lo paró todo. Matthews no jugó. El comité seleccionador impuso al entrenador, Winterbottom, que juigasen los mismos que habían ganado a Chile. Les pareció lo correcto. “Es como si la Universidad de Oxford les gana al béisbol a los New York Yankees”, escribió el único periodista americano que acudió al partido. El mismo día, Inglaterra perdió en críquet por primera vez ante la selección de Indias Orientales. Algo se desmoronaba en el viejo imperio

Luego, España. Ya saben: buen partido, un Ramallets estupendo y gol de Zarra. Inglaterra quedaba fuera. El gran favorito se marchaba antes de tiempo. Años después, Wright sintetizaría en sus memorias lo que les pasó: “Llegamos al Mundial sin pasión y descubrimos que los rivales morían en el césped”.

 

Hay 3 Comentarios

Todavia siguen llegando sin pasion, esta vez salieron en la primera ronda...

O quizás es suficiente con cambiar una palabra y una letra.

“Llegamos al Mundial sin HAMBRE y descubrimos que los rivales morDían en el césped”.

¿Le ha pasado lo mismo a España ahora? “Llegamos al Mundial sin pasión y descubrimos que los rivales morían en el césped”.

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Memorias en Blanco y Negro

Sobre el blog

Este blog pretende rescatar la memoria vivida en el deporte.

Sobre el autor

Alfredo Relaño

es director de AS y antes de ello fue sucesivamente responsable de los deportes en El País, la SER y Canal +. No vio nacer el cine, como Alberti, pero sí llegó al mundo a tiempo de ver jugar a Di Stéfano y Kubala, escalar montañas a Bahamontes y ganar sus primeras carreras a Nieto. ¡Y ya no se morirá sin ver a España campeona del mundo de fútbol!

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