Con el permiso (o al menos la indulgencia) de los cinéfilos amantes de Godard me permito tomar prestado para este post el título de una de sus películas. El “ella” a que aquí me refiero es la convocatoria electoral del próximo 22 de mayo, y las dos o tres cosas que sabemos (o creemos saber) al respecto, según los diversos sondeos ya realizados son, en líneas generales estas:
a) En primer lugar, estas ya inminentes elecciones municipales y autonómicas son consideradas muy importantes por los distintos candidatos pero —por el momento al menos— no tanto por los votantes. Los primeros, de forma explícita o solo sugerida, tienden a concederle un cierto carácter premonitorio respecto de lo que pueda ocurrir en 2012 —a contracorriente, por cierto, de lo que la evidencia histórica enseña al respecto—. Los segundos se muestran más bien apáticos, o, por mejor decir, desigualmente apáticos: los votantes populares dan señas de estar mucho más movilizados ante estas elecciones que los votantes socialistas. En algunos casos la fidelidad de voto de los primeros es prácticamente el doble que la de los segundos. El resultado global de esta movilización asimétrica es, por el momento (e insisto en esta matización: quedan aún treinta días para el final del partido), una previsible mayor abstención en ambas elecciones que la registrada en 2007. ¿En torno a cinco/seis puntos inferior?
b) En segundo lugar, la mayoría de los electores (en proporción que fluctúa según las regiones o localidades pero que siempre supera el 50%, y en ocasiones llega al 70%) dice que a la hora de votar en sus municipios, o en las trece Comunidades que renuevan sus órganos de gobierno, van a tener en cuenta, por igual, la situación de su entorno más inmediato (municipal o regional) y la situación del conjunto de España (a la que el 90% define como mala o muy mala). Algo que no parece constituir precisamente un buen augurio para los esfuerzos movilizadores del PSOE, cuyos candidatos habrán de hacer filigranas para, por un lado, justificar sus trayectorias (donde ya gobiernan) o propuestas (allí donde no lo hacen) y, al mismo tiempo, no incurrir en descalificaciones del Gobierno de la nación, que podrían acrecentar la desmovilización, o en elogios hiperbólicos, que podrían tener un efecto igualmente contraproducente.
c) Y la tercera cosa, de las tres prometidas, que en esta recta final cabe deducir de los sondeos es la posibilidad de un landslide, o corrimiento de tierras (o tsunami —si se prefiere una metáfora más marina, pero igualmente catastrófica—): el PP podría arrasar y hacerse con feudos (municipales y regionales) hasta ahora tradicionalmente socialistas. Quede claro que esto no es un vaticinio, sino sólo un diagnóstico de situación cuya validez se refiere exclusivamente al específico momento en que es formulado. Es decir, al momento actual. Los alineamientos electorales tienen, generalmente, diferentes grados de fluidez, y aunque en el momento actual se presenten más bien pastosos no cabe excluir que en el tiempo que queda hasta el 22 de mayo no puedan variar de densidad si, aunque fuese a última hora, se activan —al menos en proporción significativa— esos electores que ahora se muestran enfadados, desentendidos o desafectos con el PSOE.
Hay 1 Comentarios
https://www.instagram.com/pinnacleminds/
Publicado por: Pinnacle Minds | 20/09/2017 11:58:45