Metroscopia

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“No creo en las encuestas”. Mal empezamos... Es tanto como decir “no creo en los termómetros”. Las encuestas, como los termómetros, no son una cuestión de fe, pertenecen al mundo más humilde y pragmático de la medición. Si están bien hechas, son una herramienta para medir, y así describir, los estados de opinión de una sociedad en un momento determinado. Los datos están ahí y son los mismos para todos. Otra cosa es cómo se analizan e interpretan...

Sobre los autores

Este Blog es obra colectiva del equipo técnico de Metroscopia. Los responsables de sus análisis y comentarios son , , Silvia Bravo, Susana Arbas, Mar Toharia, Marcos Sanz, Ignacio Urquizu, Antonio López Vega, Francisco Camas y Gumersindo Lafuente.

Metroscopia

Metroscopia combina la experiencia de su equipo profesional en estudios de la opinión de la sociedad española con una actitud de curiosidad permanente. Referente en sondeos políticos y estimaciones electorales, aborda investigaciones sobre todos los ámbitos de la vida social. Este blog aporta algunos de los datos públicos de estudios de Metroscopia, así como reflexiones sobre opinión pública en general.

Libros

Pulso Social de España 2 (enero 2011-mayo 2012)

Pulso Social de España 2 (enero 2011-mayo 2012)

Toda realidad ignorada prepara su venganza», advierte Ortega en uno de los párrafos finales del «Epílogo para ingleses» de su Rebelión de la masas. Y no hay realidad que, en democracia y sobre todo en tiempos de crisis, resulte más arriesgado ignorar que la opinión pública. El objetivo de esta serie de estudios es poner a disposición general datos de opinión solventes, relevantes y acerca de una amplia variedad de temas. Porque cuanto mejor conozcamos nuestro estado de ánimo colectivo menor será el riesgo de tener que afrontar las consecuencias de haberlo ignorado.

Pulso de España 2010

Pulso de España 2010

Intentando ser fiel a uno de los lemas orteguianos («vivir de claridades y lo más despierto posible»), el Departamento de Estudios de Opinión Pública de la Fundación Ortega-Marañón (FOM), con la colaboración de Metroscopia, y gracias al patrocinio de Telefónica, ha elaborado el presente "Pulso de España 2010", que aspira a ser el primero de una serie de informes periódicos sobre la realidad social española desde un planteamiento sosegado, independiente y plural.

Ni fu ni fa

Por: | 30 de junio de 2011

Aplausos 2Pocos fueron los españoles que siguieron el enfrentamiento entre el Presidente del Gobierno y el principal líder de la oposición en el debate del estado de la nación, según los datos de audiencia que han trascendido, pero la sensación mayoritaria (43%) entre aquellos ciudadanos que han visto, han escuchado o han leído algo acerca del debate es que no hubo un claro ganador. Este es el segundo año consecutivo en el que se da esta circunstancia. El porcentaje de españoles que no se decantaban por uno u otro líder a la hora de adjudicar la victoria (un 39%) predominaba también sobre cualquier otro en el sondeo de Metroscopia del año pasado.

Esta aparente igualdad en el debate no es producto, sin embargo, de una lucha de titanes políticos cuya capacidad para la oratoria, la convicción o la comunicación dificulte a los ciudadanos su decisión sobre quién ha sido el vencedor. No. En las dos ocasiones, 2010 y 2011, la pelea es por abajo. En el enfrentamiento de este año, la mayoría de los españoles cree que ni Zapatero (53%) ni Rajoy (52%) han dado la sensación de estar a la altura de lo que en las actuales circunstancias cabía esperar de un líder político. El año pasado, uno de cada tres españoles pensaba que ni Zapatero ni Rajoy sabían claramente cuál era la situación del país y qué se podía hacer para remediarla, y una proporción similar consideraba que ninguno de los dos líderes estaba preparado para gobernar España en aquellos momentos. En definitiva, la percepción ciudadana era y sigue siendo de una clara falta de liderazgo político por ambos lados.

Entre aquellos que piensan que sí ha habido un ganador, el 31% señala a Mariano Rajoy (32% el año pasado). La diferencia con respecto a Zapatero ha pasado de tres a cinco puntos.
 
La ventaja de Rajoy en ambos debates se sustenta en un mismo hecho: el líder popular convence más a sus votantes que Zapatero a los suyos. En el debate de este año, un 75% del electorado popular distingue a Rajoy como ganador, frente a 42% del electorado socialista que se queda con Zapatero. Estos porcentajes, el año pasado, favorecían también al líder popular: 66% frente a 60%. Es decir, Rajoy cada vez convence más a sus votantes y Zapatero menos a los suyos. La cuestión que queda por dilucidar es si en el tiempo que queda para las elecciones, Rajoy será capaz de mantener o incluso aumentar este apoyo y si Rubalcaba va a heredar o no este desapego del electorado socialista con el líder del PSOE.

Los obispos, al fondo

Por: | 28 de junio de 2011

Manifestacion
Los obispos constituyen la institución que menos confianza (3.0) inspira a nuestra ciudadanía
, menos incluso que los Bancos (3.6), las multinacionales (3.4) o los partidos políticos (3.2) —en una escala evaluativa de 0 a 10—, según la última oleada del Barómetro Continuo de Confianza Institucional de Metroscopia, que ordena a más de cincuenta instituciones y grupos sociales en función del grado de confianza que infunden. La Iglesia Católica, en su conjunto, obtiene un 4.0 (lo que la coloca en una zona medio-baja del ranking general) y su obra social, que consigue un 4.7, queda situada en una aceptable franja media, junto a los fiscales, por ejemplo, o a los ayuntamientos. No hay pues confusión posible: es específica y exclusivamente a los obispos (que son parte significada de la Iglesia, pero no toda la Iglesia) a quienes nuestra ciudadanía concede el “farolillo rojo”.

¿Anticlericalismo visceral? Parece dudoso: más del 70% de los españoles se definen como “católicos” (con más o menos matices, bien es verdad) y ya ha quedado indicado además cómo otras dimensiones de la Iglesia cuentan con una clara mejor imagen social. ¿Incomodidad entonces ante lo que la ciudadanía probablemente percibe como excesiva propensión por parte de los prelados a intervenir en la vida política, a manifestarse en la calle, a hacer declaraciones altisonantes y en ocasiones dudosamente caritativas? Probablemente. A fin de cuentas, y también según una encuesta reciente de Metroscopia, una masiva mayoría de ciudadanos (74%) considera que los legisladores deben realizar su tarea sin tener en cuenta consideración religiosa alguna. Nuestra sociedad tiene claro que entre lo que son competencias exclusivas "del César" — y no "de Dios"— está el dictar normas jurídicas (que no éticas) para todos, creyentes y no creyentes.  Y no cabe excluir  que la desmesura crítica y las puntillosidades excesivas (en unos temas —ay— más que en otros) antes que iluminar y remover conciencias estén quizá contribuyendo a desconcertarlas y alejarlas: en la actualidad apenas uno de cada cinco españoles se considera “católico practicante”, la cifra más baja de los últimos cincuenta años.

La chispa adecuada

Por: | 27 de junio de 2011

15MApáticos y apolíticos. Dos adjetivos frecuentes hasta hace un mes que se han dejado de utilizar para definir a la juventud y a la población española en general. Casi todo el mundo entiende ahora que buena parte de la desafección política no era pasotismo sino insatisfacción. "¿Qué sentido tiene votar cada cuatro años si, al final, siempre son los bancos los que ganan?", decía una acampada hace unos días en Madrid. Muchos piensan como ella. Seis de cada diez españoles creen que la economía está debilitando los sistemas democráticos, según un sondeo de Metroscopia. En una parte significativa de la ciudadanía existe cierta disonancia cognitiva entre cómo ha visto desarrollarse la crisis y la idea que tienen de la democracia. No entienden que los Estados se hayan endeudado para rescatar a unos bancos que hoy reparten beneficios y les prescriben las políticas sociales que deben seguir para salir de la crisis. Así, a la tradicional insatisfacción ciudadana con la política (o mejor, con la "clase política"), se ha sumado la estupefacción ante lo que perciben como una subordinación del sistema democrático a los agentes financieros.

La cuestión no es tanto que esta insatisfacción haya eclosionado, sino por qué no lo había hecho hasta ahora. El caldo de cultivo existía desde hacía varios años -alejamiento de la clase política, depresión económica, frustración social-, solo faltaba la chispa adecuada para que se inflamara. Y finalmente llegó. Fue una convocatoria a la indignación colectiva en plena campaña electoral, cuando las sensibilidades políticas están más a flor de piel, lo que unió a miles de personas en un proceso de bola de nieve. Casi todos los ciudadanos, de cualquier ideología, tuvieron la impresión de compartir alguno de sus planteamientos. Casi todos tuvimos la ilusión de que, quizás sí, pudieran promover una mejor práctica democrática. Ese sentimiento común fue, y todavía es, su mejor aval.

Tras el 15-M, se entiende mejor por qué tradicionalmente la Encuesta Social Europea identifica en España dos hechos aparentemente contradictorios: por un lado, es uno de los países donde más ciudadanos afirman que "no les interesa nada la política" y, al mismo tiempo, donde más afirman acudir a manifestaciones. Sin embargo, un hecho casa con el otro. Una parte importante de la ciudadanía asocia "la política" con la actividad de los políticos, de la que se alejan, pero en cambio exigen, necesitan, participar de los asuntos públicos. Las movilizaciones son una expresión de esa contradicción frustrante para muchos. ¿Apáticos y apolíticos? De un país en el que se manifiestan hasta los obispos no se puede decir que se "pase" de la política.

*Artículo publicado el 26 de junio de 2011 en El País.

Fin de curso: voto y nivel educativo

Por: | 24 de junio de 2011

VotoEl PP ha ganado más de medio millón de votos y el PSOE ha perdido casi un millón y medio entre las elecciones municipales de 2007 y 2011. Dos millones de votos es la distancia que ha sacado el PP al PSOE. Los populares ganaron en el conjunto de España en estas últimas elecciones por una diferencia de 9.7 puntos en voto válido emitido: 37.5% frente a 27.8%. Hace cuatro años, su ventaja sobre los socialistas en los comicios municipales fue de siete décimas: 35.6% frente a 34.9%; en aquel año (2007), el PP obtuvo 155.210 votos más que el PSOE.

Los datos del sondeo postelectoral llevado a cabo por Metroscopia para EL PAÍS, y que vamos a ir desgranando en sucesivas entregas, muestran hasta qué punto ha sido contundente la derrota de los socialistas. En 2007 el PSOE superó al PP en número de votos en todos los segmentos sociodemográficos analizados. Con solo una salvedad: aquellos electores que en la escala ideológica de 0 a 10 se situaban en posiciones de centro derecha o de derecha. Pues bien, en 2011, es el PP el que se sitúa por delante del PSOE en todos los segmentos de votantes, menos entre aquellos que se definen como de centro izquierda y de izquierda.

En comparación con 2007, en 2011 se han dado literalmente la vuelta las diferencias de voto en función del nivel educativo de los votantes. Como puede verse en el cuadro adjunto, el PP derrotó el pasado mayo al PSOE tanto entre los electores con nivel educativo más bajo como entre quienes cuentan con estudios superiores. Entre los primeros, la distancia de los populares sobre los socialistas ha sido de 8.7 puntos (28.9% frente a 20.2%). En las municipales de 2007 fueron los socialistas quienes aventajaron a los populares (en 3.9 puntos: 28.6% frente a 24.7%) en este segmento poblacional. Es decir, entre este concreto grupo de votantes el porcentaje que ha optado por el PSOE ha diminuido en 8.4 puntos en los cuatro años que separan ambas elecciones, mientras que ha aumentado en 4.2 puntos el de quienes se han inclinado por el PP.

También entre los votantes con estudios superiores el PP ha obtenido ahora la victoria, si bien menos amplia: 25.8% frente a 24.2% (1.6 puntos). Pero este es un segmento electoral en el que los socialistas se impusieron claramente a los populares en 2007: 30.9% frente a 23.4% (7.5 puntos de diferencia). Es decir, también en este grupo de votantes han descendido, en estos últimos cuatro años, los votos al PSOE (6.7 puntos) y han aumentado los votos al PP (2.4 puntos).

Cuadro recuerdo voto

Las raíces del desencanto

Por: | 21 de junio de 2011

IndignacionEl 72% de los españoles cree que, con todos sus defectos e insuficiencias, la actual democracia constituye el período en que mejor ha estado nuestro país en su historia (sondeo de Metroscopia para el Pulso de España 2010). Lo cual no quiere decir, por supuesto, que estemos en el mejor de los mundos posibles. El hasta ahora amplio apoyo ciudadano (66%) al Movimiento 15-M constituye una clara indicación del difuso y a la vez profundo malestar de nuestra ciudadanía en relación con el actual estado de cosas en el país.

Para empezar, si bien la Constitución es, en conjunto, muy bien evaluada (solo un 5% de los españoles cree que sea una mala Constitución), un abrumador 95% lleva ya tiempo considerando que necesita, con urgencia, retoques que la actualicen. No es de extrañar: son ya 33 años de vigencia sin una sola reforma que contribuya a mantenerla adecuadamente sincronizada con nuestra cambiante realidad social. Es difícil encontrar en Europa un caso similar de desatención y descuido con la considerada ley de leyes.

En segundo lugar, los españoles comparten la insatisfacción de los “indignados” con el actual funcionamiento de nuestros partidos políticos. Ocho de cada diez les perciben aquejados de “autismo político”: encerrados en una torre de marfil sellada a cualquier aire que provenga del exterior, tal y como ahora se organizan y funcionan no pueden atraer ni reclutar a personas competentes y preparadas.

Pero es que además los modos y modales de nuestra clase política son objeto de una generalizada reprobación ciudadana. Enzarzados muchas veces en disputas sin otro fin aparente que el hecho mismo de disputar, nuestros políticos dan la impresión con excesiva frecuencia de haber olvidado que la democracia es ante todo respeto: a las normas, a los procedimientos, al adversario. La actual clase política (en general y con contadas excepciones) prefiere tratar de “calentar” a la ciudadanía en vez de aliviar sus tensiones, preocupaciones o problemas desde la negociación y el entendimiento con el adversario. Resultado: los españoles han acabado pensando que su propia clase política es uno de los principales problemas del país.

Finalmente, ocho de cada diez ciudadanos piensan que la globalización económica ha ido mucho más deprisa que la creación y el fortalecimiento de instituciones políticas globales: así, ahora, la idea masivamente predominante es que son los mercados y no las instituciones representativas legítimamente elegidas quienes realmente mandan en el país.

Sobran pues, desde hace tiempo, motivos para la indignación. Habían sido ya ampliamente detectados por el mejor y más fiable instrumento de detección del pulso social con que contamos: el sondeo de opinión estadísticamente representativo del conjunto de la voz pública (y no solamente de la fracción de la misma que se expresa en la calle). En todo caso, el gran mérito del 15-M es haber logrado, por fin, poner un altavoz que ha convertido en insoslayablemente audible el rumor —hasta ahora en sordina— del descontento ciudadano.

Gobierno, Bancos, Empresarios

Por: | 20 de junio de 2011

Zapatero_conversa_Angel_Ron_Popular_Francisco_Gonzalez_BBVA_Emilio_Botin_SantanderEntre los agentes sociales más directamente implicados en la conducción de nuestra economía los grandes perdedores —en términos de imagen pública— a causa de la actual crisis económica son los Bancos y el Gobierno. Los que en cambio salen mejor librados son los empresarios. Según el Barómetro Continuo de Confianza Institucional de Metroscopia (que de forma regular mide el grado de confianza ciudadana en casi medio centenar de instituciones y grupos sociales por medio de una escala evaluativa de 0 a 10), los dos figuran en los últimos lugares del ranking general con dos de las puntuaciones más bajas (3.6 y 3.8, respectivamente) mientras que el empresariado, con un sustancial 5.3, queda situado en un confortable lugar medio. Un resultado llamativo y que viene a cuestionar no pocos tópicos sobre el poco aprecio de nuestra sociedad por el espíritu emprendedor y por la actividad empresarial.

Que en medio de una profunda crisis económica, con casi cinco millones de parados, los empresarios tengan un crédito social considerable (superior también, por cierto, en el momento actual, al de los sindicatos, que en la mencionada escala logran una nota media de sólo 3.6) puede a primera vista sorprender. En realidad, lo que revela es el grado de realismo, al margen de prejuicios o sesgos ideológicos,  con que la ciudadanía analiza la actual coyuntura. El español medio parece tener claro que dado que la actual crisis es una crisis financiera, la principal responsabilidad no puede recaer sino sobre quienes han resultado ser negligentes (o incompetentes) precisamente en la gestión del crédito — y de rebote sobre el Gobierno, incapaz de diagnosticar el mal a tiempo y de dar después muestras de saber como atajarlo. En ese reparto de culpas los empresarios quedan básicamente exonerados: son percibidos más bien como víctimas que como causantes de los actuales problemas.

Un segundo dato confirma este nuevo crédito social del empresariado: el 55% de los españoles cree que en realidad quienes mejor entienden la actual situación económica de España y los problemas que la crisis nos está causando son…¡los empresarios! Y esta idea es mayoritaria tanto entre los más jóvenes como entre los de más edad: se trata de un diagnóstico compartido inter-generacionalmente.

El factor contrincante

Por: | 16 de junio de 2011

ContrincantesEn una elección no solo cuenta quien compite, sino contra quien lo hace: además del “factor candidato” existe el “factor contrincante”. Del primero se suele hablar mucho. El segundo tiende a ser ignorado, pese a su innegable —pero menos directamente perceptible— influencia.

Las elecciones del pasado 22 de mayo en el concreto caso de la ciudad de Madrid proporcionan un buen ejemplo en este sentido. Los electores capitalinos depositaron ese día, en la urna correspondiente a la elección municipal, 364.600 votos a favor del Partido Socialista de Madrid (PSM); simultáneamente, depositaron 376.124 votos a favor del PSM en la urna correspondiente a la elección autonómica. De esos 11.524 votos de diferencia entre una y otra elección ¿cabe concluir que en la capital Tomás Gómez gozó de mayor apoyo entre electorado socialista que Jaime Lissavetzky? En realidad no, salvo que se prefieran las apariencias a las realidades.

Veamos estos mismos datos desde una perspectiva más ajustada. En la capital el 22 de mayo se dirimió un doble duelo: Aguirre/Gómez, por un lado, Ruiz-Gallardón/Lissavetzky, por otro. Es obvio que la confrontación directa Gómez/Lissavetzky no existió: cada uno se batió en un cuadrilátero distinto y por tanto los respectivos resultados solo pueden ser comparados oblicuamente, es decir, con clara distorsión contextual. Lo que los datos realmente indican es que entre los votantes de la capital Ruiz-Gallardón superó a Lissavetzky en 392.352 votos, y Esperanza Aguirre a Tomás Gómez en 423.287 votos. O lo que es igual, la derrota de Lissavetzky ante su contrincante fue, en realidad, 30.935 votos menos abultada que la de Gómez frente al suyo (423.287-392.352). Sencillamente, quedó bastante mejor (o bastante menos mal). Solo desde el olvido del “factor contrincante” cabe el deslizamiento hacia la conclusión contraria.

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Hacerse oír

Por: | 14 de junio de 2011

EncuestasEl 70% de los españoles cree que responder una encuesta de opinión es una oportunidad para que sus ideas y opiniones puedan ser oídas por el resto de la sociedad, según un sondeo de Metroscopia del pasado mes de mayo. Y lo cree así la misma proporción de hombres y de mujeres, de jóvenes y de personas de más edad, de votantes de derecha o de izquierda: sencillamente se trata de una idea extendida de forma tan amplia como homogénea por todos los sectores de nuestra sociedad.

Este dato viene a indicar que cuando son entrevistados la inmensa mayoría de nuestros conciudadanos no solo no viven la experiencia como una intromisión en su intimidad, sino que la perciben más bien como una oportunidad para hacerse oír. Y tienen razón. Han entendido perfectamente lo que no siempre se subraya debidamente: una encuesta es, en realidad, una vía de dos direcciones, no un experimento en que alguien observa y el resto se limita a ser pasivamente observado.

El sondeo no es solo una especie de fonendo que se aplica al cuerpo social para captar la voz de la calle o tomar el pulso de la democracia. En una democracia madura es también, y quizá sobre todo, un altavoz que permite a la ciudadanía oírse y hacerse oír, tomar conciencia de lo que ella misma opina y piensa y por tanto influir sobre los distintos órganos decisorios. No se trata, además, de un altavoz cualquiera, sino de uno particularmente cualificado y significativo, que no puede por ello ser fácil o impunemente ignorado. Las voces que a su través se expresan representan, de forma estadísticamente representativa, el verdadero sentir ciudadano en su conjunto. Contestar una encuesta representa una forma de participación ciudadana, que ofrece un modo particularmente rápido, fiable y eficaz de contribuir al debate público.

¿Giro a la derecha?

Por: | 13 de junio de 2011

Señal¿Ha girado el PSOE a la derecha? No, o por lo menos el conjunto de la ciudadanía no lo ha percibido así. Esta es la conclusión que se desprende de dos sondeos de Metroscopia: uno llevado a cabo en julio de 2007 y otro en este mismo mes de junio.

Hace cuatro años, cuando la crisis económica mundial, y también la española, solo estaba presente en el discurso de quienes, en aquel momento, eran tachados de agoreros, los españoles situaban al PSOE en la escala ideológica de 0 a 10 -donde el 0 es una posición de extrema izquierda y 10 una de extrema derecha-, en promedio, en el 4. Al poco tiempo, se inició la, quizá, peor crisis económica mundial que aún perdura y que llevó al actual Gobierno socialista a tomar una serie de medidas que fueron tachadas en su momento de típicamente neoliberales. A pesar de lo cual, los ciudadanos siguen ahora ubicando al PSOE en el mismo punto de la escala ideológica: 4.

Si acaso, solo los propios votantes socialistas parecen haber percibido un muy leve desplazamiento de su partido hacia el centro ideológico. En 2007 el electorado del PSOE se autoposicionaba, de media, en el 4 y situaba a su partido en el 4.1 (es decir, una décima más a la derecha o más hacia el centro de donde ellos mismos se colocaban). Ahora, los votantes socialistas siguen situándose a sí mismos en el 4 pero posicionan a su partido en el 4.2 (dos décimas más hacia su derecha). Una mínima variación teniendo en cuenta todo lo ocurrido en el período que separa ambos sondeos (en especial las medidas anticrisis adoptadas por Zapatero el 12 de mayo de 2010) pero que coincide con la percepción ciudadana, también mínima, de un desplazamiento del PP hacia posiciones más centradas: en julio de 2007 los españoles ubicaban al PP, siempre en promedio, en el 7.5 y ahora, cuatro años después, en el 7.3. Acercamiento hacia el centro que parecen haber observado los votantes populares (que en ambos sondeos se autoposicionaban en el 6.1, situando a su partido en el 6.8 en 2007 y ahora en el 6.7), pero también los votantes socialistas (que situaban al PP en el 8.1 hace cuatro años pero que ahora lo perciben en el 7.8).

Los datos indican también que los socialistas muestran una mayor cercanía ideológica a su partido que los populares, lo cual pone de manifiesto que el grado de cercanía o distancia ideológica entre votantes y partidos no parece ser determinante a la hora de votar.

*Artículo publicado el 13 de junio de 2011 en El País.

¿Nos representan los partidos?

Por: | 10 de junio de 2011

Centrodiscapacitadosap4Sin partidos no hay democracia: sobre esto la ciudadanía española no tiene dudas. Ahora bien, no siempre los partidos logran estar a la altura de la función que les corresponde: estructurar, canalizar, mediar y —en lo posible— resolver los problemas que en cada momento acucian a un país. En este momento, la ciudadanía percibe grandes deficiencias en la forma en que nuestros dos principales partidos cumplen su tarea: el 51% de los españoles opina que PP y PSOE solo persiguen sus propios intereses y no representan en modo alguno a nuestra sociedad. Esta opinión, además, es compartida por igual por los electorados de ambas formaciones.

Solo el 19% cree que los partidos mayoritarios representan los intereses de la mayoría de los ciudadanos y un 25% considera que solo protegen los intereses de una minoría. Y lo que es más preocupante, la sociedad española se siente también, ideológicamente hablando, alejada de los partidos existentes (así lo dice el 64%, porcentaje que sube hasta el 73% entre los menores de 35 años). Con estos datos, no resulta sorprendente que nueve de cada diez españoles subrayen la necesidad de introducir cambios profundos en los partidos políticos que les acerquen más a la gente.

¿A qué puede deberse este deficitario respaldo a los partidos? La profunda depresión económica en la que continuamos inmersos ha afectado seriamente  distintos aspectos de la vida social: desempleo, recorte del gasto público, el futuro “azul oscuro casi negro” de nuestros jóvenes con una tasa de desempleo juvenil que duplica la europea, etc., que han puesto en jaque el bienestar social y ha degenerado en una crisis de confianza institucional. Este intenso malestar ciudadano ha derivado en la desaprobación de la gestión del Gobierno y en el desafecto generalizado hacia la clase política y sus gobernantes.

No obstante, para la opinión pública, el verdadero problema es que “los mercados” son en este momento los rectores de la gestión económica mundial (así opina el 83% de la ciudadanía). La cuestión es si es compatible con la democracia que las decisiones más importantes dependan de unos “mercados” que nadie ha elegido, que ante nadie responden y ajenos por tanto a cualquier soberanía popular.

El País

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