Metroscopia

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“No creo en las encuestas”. Mal empezamos... Es tanto como decir “no creo en los termómetros”. Las encuestas, como los termómetros, no son una cuestión de fe, pertenecen al mundo más humilde y pragmático de la medición. Si están bien hechas, son una herramienta para medir, y así describir, los estados de opinión de una sociedad en un momento determinado. Los datos están ahí y son los mismos para todos. Otra cosa es cómo se analizan e interpretan...

Sobre los autores

Este Blog es obra colectiva del equipo técnico de Metroscopia. Los responsables de sus análisis y comentarios son , , Silvia Bravo, Susana Arbas, Mar Toharia, Marcos Sanz, Ignacio Urquizu, Antonio López Vega, Francisco Camas y Gumersindo Lafuente.

Metroscopia

Metroscopia combina la experiencia de su equipo profesional en estudios de la opinión de la sociedad española con una actitud de curiosidad permanente. Referente en sondeos políticos y estimaciones electorales, aborda investigaciones sobre todos los ámbitos de la vida social. Este blog aporta algunos de los datos públicos de estudios de Metroscopia, así como reflexiones sobre opinión pública en general.

Libros

Pulso Social de España 2 (enero 2011-mayo 2012)

Pulso Social de España 2 (enero 2011-mayo 2012)

Toda realidad ignorada prepara su venganza», advierte Ortega en uno de los párrafos finales del «Epílogo para ingleses» de su Rebelión de la masas. Y no hay realidad que, en democracia y sobre todo en tiempos de crisis, resulte más arriesgado ignorar que la opinión pública. El objetivo de esta serie de estudios es poner a disposición general datos de opinión solventes, relevantes y acerca de una amplia variedad de temas. Porque cuanto mejor conozcamos nuestro estado de ánimo colectivo menor será el riesgo de tener que afrontar las consecuencias de haberlo ignorado.

Pulso de España 2010

Pulso de España 2010

Intentando ser fiel a uno de los lemas orteguianos («vivir de claridades y lo más despierto posible»), el Departamento de Estudios de Opinión Pública de la Fundación Ortega-Marañón (FOM), con la colaboración de Metroscopia, y gracias al patrocinio de Telefónica, ha elaborado el presente "Pulso de España 2010", que aspira a ser el primero de una serie de informes periódicos sobre la realidad social española desde un planteamiento sosegado, independiente y plural.

La fe esférica

Por: | 30 de noviembre de 2011

Futbol¿Se puede creer en un balón? Un amigo sociólogo seguramente diría “depende del tipo de balón”. Hace pocos meses, en una entrevista en EL PAÍS, Mario Vargas Llosa comentaba que el fútbol se ha convertido en una religión laica: “Antes, solo las religiones convocaban esa especie de manifestación irracional, colectiva”, hoy es el fútbol el que desata pasiones y fanatismos. Basta fijarse en la devoción con que algunos veneran a sus héroes futbolísticos, la pasión con que se pueden enfrentar a quien menosprecie sus colores, sus símbolos, los enormes peregrinajes que practican los aficionados por seguir a su equipo. No haría falta hablar de Maradona, de quienes vieron una intervención divina en su mano en el Mundial de México '86 ni de los que se entretuvieron en levantar una religión paródica, la iglesia maradoniana, sobre su mito. El fútbol se ve recubierto, recurrentemente, con expresiones religiosas.

Pero la religión, propiamente dicha, está presente en la cancha de fútbol. Cada fin de semana vemos jugadores santiguarse al entrar al campo o señalar al cielo tras marcar un gol. También se intuyen las prácticas rituales y supersticiosas antes y durante los partidos. Algunos futbolistas brasileños hacen referencias frecuentes a la religión e incluso regalan Biblias a sus compañeros y rivales. En América Latina, hay clubes evangélicos que aúnan sus creencias religiosas con la pasión por el fútbol. En África, se usan rituales tradicionales para ayudar a ganar los partidos importantes. En el fútbol británico, uno de los encuentros de mayor rivalidad (y, no rara vez, de mayor violencia) es el clásico escocés que enfrenta al Celtic, de origen católico, y al Rangers, de fe protestante.

Con todo esto en mente, quizás nos sorprenda algo menos observar que hay una relación entre el tipo de religiosidad de los españoles y su color futbolístico. Se podría decir “dime de qué equipo eres y te diré qué fe tienes”.

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Dos equipos concentran la mayor parte de la afición en España: Real Madrid y FC Barcelona. Y de manera bastante equilibrada. Entre todos los equipos existentes, el 31% de los españoles se identifica con el Real Madrid y el 25% lo hace con el Barça. El orden se invierte, con la misma escasa distancia, cuando lo que se pregunta es, exclusivamente, con cuál de estos dos equipos se simpatiza más: entonces son algunos más quienes prefieren al equipo blaugrana (37%) que al merengue (32%).

Curiosamente, los no creyentes tienden a identificarse más con el FC Barcelona: el 50% de los no creyentes son culés y solo el 11% merengues. Y al contrario, entre los católicos (que practican su religión en alguna medida) la preferencia recae en el Real Madrid: el 40% de ellos sigue al conjunto blanco, diez puntos más que los que siguen al equipo blaugrana.

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Sin duda hay otras variables que entran en juego, como la concentración geográfica de las distintas aficiones y las diferentes actitudes religiosas en esas regiones. Sin embargo, esas diferencias no explican por sí solas estas correlaciones y muestran que las aficiones tienen características distintas en su relación con el hecho religioso —a pesar de que sus triunfos se celebren en fuentes y se dediquen a la virgen de la ciudad—. Uno de cada cuatro seguidores del FC Barcelona se define como no creyente, mientras que, entre la afición madridista, lo hace menos de uno de cada diez. El 30% de los seguidores del Real Madrid se declara católico practicante, solo el 14% en Can Barça. Son diferencias llamativas. También se observan comportamientos políticos distintos entre las dos aficiones. Lo que nos llevaría a pensar que fútbol, política y religión no están tan alejados como a priori se pudiera pensar. Pero ese ya es otro post.

Imagen de peyote

Fidelidad y fuga

Por: | 27 de noviembre de 2011

TracksEl PP habría captado en las recién celebradas elecciones hasta 1,2 millones de los votos anteriormente socialistas. La fidelidad de voto del PSOE quedó finalmente en el 60% y la del PP en torno al 90%. Izquierda Unida absorbe 700.000 votantes socialistas, y UPyD confirma su carácter de partido bisagra en el terreno ideológico captando casi tanto voto popular (en torno a 350.000) como socialista (unos 450.000). Estas son las principales conclusiones que cabe extraer de la estimación de los flujos electorales que aquí se detalla y que ha sido elaborada a partir de la información proporcionada por los sondeos preelectorales realizados por Metroscopia para EL PAÍS. Estas estimaciones afinan las ya publicadas en este mismo blog en un análisis de urgencia (en el post "21 de noviembre") horas después de conocer los resultados de los comicios.

Para empezar, ¿qué ha ocurrido en las elecciones del pasado domingo con los 11,3 millones de votantes que tuvo el PSOE en 2008? Lo primero que debe tenerse en cuenta es que no todos han sobrevivido hasta ese día. Cabe estimar (partiendo de los datos globales sobre defunciones que proporcionan las estadísticas oficiales) que unos 430.000 han fallecido a lo largo de los casi cuatro años transcurridos. Por lo tanto, el dato de partida queda reducido a unos 10,9 millones de votantes. De estos, un 60% (es decir, 6,5 millones) decidió finalmente volver a votar al PSOE. Esta cifra supone un apreciable incremento sobre la intención de voto del electorado socialista que los sondeos venían registrando desde hace meses y que rondaba el 45%-50%. O dicho de otro modo, la fracción del voto socialista que se mostraba reticente y que la campaña electoral y la figura de Rubalcaba parecen haber logrado finalmente hacer volver al redil ronda el 10%-15%.

A estos 6,5 millones de votantes fieles hay que sumar los 240.000 nuevos votantes (que en 2008 no tenían edad de votar) y que han optado por dar en esta ocasión su voto al PSOE. La última partida del haber electoral socialista la componen los algo más de 200.000 votos que el PSOE ha logrado atraer de otras formaciones políticas. La cifra total resultante es así de casi 7 millones de votos (6.973.000 en números redondos): los que logró efectivamente el PSOE hace siete días.

Trasvase

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21 de noviembre

Por: | 21 de noviembre de 2011

UrnasLas siguientes anotaciones pretenden ser un repertorio (tentativo) de conclusiones de los resultados del 20-N a la luz de los distintos sondeos previos llevados a cabo por Metroscopia-EL PAÍS, a falta todavía de un sondeo postelectoral que permita una mejor percepción del trasfondo de las elecciones recién celebradas.

1. Participación: en esta ocasión, al cerrase la urnas habían acudido a depositar su voto 24.590.557 personas. Esta cifra equivale al 71.7% del censo electoral (en el sondeo publicado en El País el 13 de noviembre, Metroscopia había estimado la participación en torno al 70%). Esta cifra no incluye todavía el voto CERA (residentes ausentes) que, una vez computado, rebajará en algunas décimas este porcentaje.

2. Desplome del PSOE: a lo largo del último año y medio, los sondeos mensuales de Clima Social de Metroscopia habían venido detectando una fidelidad de voto socialista llamativamente baja (en torno al 50%), que ni la campaña ni el debate lograron finalmente reanimar. En relación con 2008 el PSOE pierde así 4.3 millones de votos: en apenas cuatro años pasa de un techo electoral de 11.3 millones de votos a un suelo de 7.0 lo que indica el alto grado de labilidad —o reactividad— de su electorado.

3. Estabilidad del PP: con solo medio millón de votos más que en 2008, el PP pasa en cambio de la derrota a una victoria aplastante. Sus resultados, por cuarta vez ya desde el año 2000, se sitúan en el orden de los 10 millones: su techo y su suelo electoral son prácticamente coincidentes. Algo anticipado también por los sondeos de Clima Social, que de forma permanente han venido detectando una fidelidad de voto superior al 80%.

4. El voto a “otros”: en conjunto, todos los demás partidos (excluyendo a PP y PSOE)  obtuvieron 3.5 millones de votos en 2008. Ahora han logrado 2.6 más (en total, 6.1 millones). Este espectacular crecimiento se produce además en una elección en que la participación (y, por tanto el total de votos por repartir) ha bajado. El anterior voto PSOE ha sido el principal “granero” para estas formaciones, como ahora se verá. En el nuevo parlamento estarán representadas 13 formaciones, 3 más que en el actual. La suerte futura de algunas de estas formaciones (por ejemplo UPyD) dependerá del grado en que consigan fidelizar al nuevo aluvión de votantes que quizá han optado por sus siglas más que nada por castigo (¿temporal o permanente?) al partido por el que anteriormente votaban.

5. El caso de IU: la estimación de 11 escaños para la formación de Cayo Lara, anticipada por Metroscopia-El País, se ha visto confirmada en las urnas. En esta ocasión, la generalizada sensación de que la derrota del PSOE parecía inevitable ha podido anular la habitual propensión de parte de este electorado a optar, a última hora, por el “voto útil” a favor del PSOE.

6. El final de los “tres graneros”: en 2008, el PSOE sacó 34 diputados de ventaja al PP en el conjunto de Andalucía-Cataluña-País Vasco. Una diferencia suficiente para contrarrestar los 19 escaños de distancia que los populares sacaron a los socialistas en el resto de circunscripciones. En los comicios de ayer, la ventaja del PP sobre el PSOE en el conjunto de España —excluyendo los tres “graneros”— fue de 72 diputados (53 más que en 2008). Pero, además, los populares han conseguido dar un vuelto electoral en las tres Comunidades emblemáticas de voto socialista y ahora es el PP el que supera al PSOE por 4 diputados. Ferraz ha perdido lo que era, electoralmente, su factor diferencial más sólido.

El PSOE ha pasado, en tres años y medio, de su máximo a su mínimo históricos. Los 11.289.335 españoles que votaron a las listas socialistas en marzo de 2008 quedarán ahora ligeramente por encima de los 7 millones, una vez contabilizado el voto CERA. Un primer análisis de los datos muestra que únicamente alrededor del 60% de aquellos que votaron por Zapatero han repetido ahora por Rubalcaba. En esta ocasión, al PSOE se le han escapado más votos de los que ha podido captar de otros caladeros (algo más de 4 millones frente a 200.000 nuevos votos).

En el caso inverso se ha encontrado el Partido Popular. Los populares retienen cerca del 90% de quienes votaron por ellos en 2008, a los que suman 1.680.000 nuevos votos —1.500.000 procedentes del PSOE— y situaría sus pérdidas únicamente alrededor de los 900.000 votantes, que habrían ido principalmente a abonar campos vecinos, como los de UPyD, Foro Asturias o CiU —en este último caso, con un saldo neto prácticamente cero—.

El PSOE partía de una situación de desventaja clara al inicio de la campaña. Los datos de Metroscopia para EL PAÍS mostraban que solo tenía confirmado el voto del 45% de su electorado. La otra mitad de sus electores se dividían a partes iguales entre quienes se mostraban indecisos y los que pretendían cambiar de partido. Esa fidelidad de voto tan baja del PSOE a nivel nacional —y que se registraba desde 2009, aunque con mayor intensidad desde junio de 2010— junto con su erosión en territorios clave explican, en gran medida, el resultado de estas elecciones. Según estos datos, la campaña electoral del PSOE habría conseguido movilizar a algo más de la mitad de los indecisos (llegando a fidelelizar al 60% de sus votantes de 2008), pero no ha logrado hacer volver a los infieles, que ya desde mediados de este año habían decidido no renovar la confianza que habían otorgado en los comicios anteriores al partido socialista.

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Un momento clave de esta última legislatura fue el 12 de mayo de 2010. Ese día, Rodríguez Zapatero anunció en el Congreso el primer gran paquete de medidas de ajuste por la crisis —entre las que se incluía, una bajada de sueldo a los funcionarios, la congelación de las pensiones, la eliminación del cheque-bebé y un tijeretazo a la inversión pública y otro a la ayuda al desarrollo. Desde ese momento, se empezaron a ensanchar las distancias entre PP y PSOE en las estimaciones de voto: si en las primeras 11 oleadas del Barómetro de Clima Social la ventaja de los populares sobre los socialistas había sido, en promedio, de 3.4 puntos (con una distancia máxima de 6.1 puntos en la oleada de marzo de 2010 y una mínima de cuatro décimas en noviembre de 2009), a partir de la oleada de junio —la llevada a cabo después de la aprobación de las medidas— la distancia media se amplia hasta los 13.4 puntos (con un máximo de 18.8 puntos en la oleada de diciembre de 2010 y un mínimo de 7.7 puntos en agosto de ese año).

La estimación que daba el Barómetro solo un mes antes de las elecciones, indicaba una diferencia de 15.8 puntos, solo una décima menos que la que, finalmente, se registró en los comicios de ayer: un 45.5% para el PP y un 29.7% para el PSOE (los resultados reales han sido de 44.6% frente a 28.7%). El 12 de mayo de 2010 constituye, así, una de las fechas clave para entender la mayor derrota electoral sufrida por los socialistas en unas elecciones generales.

Estimacion

Este artículo ha sido escrito por José Pablo Ferrándiz, Josep Lobera y José Juan Toharia.

Camino a la perdición

Por: | 19 de noviembre de 2011

Camino de perdiciónNunca antes en nuestra historia democrática los dos principales candidatos a presidir el Gobierno de la nación llegaban a la cita electoral con unos porcentajes tan elevados de descrédito entre la ciudadanía. A solo un día para la celebración de las elecciones generales el candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, inspira poca o ninguna confianza a tres de cada cuatro electores (75%) y lo mismo le ocurre al candidato popular, Mariano Rajoy, entre dos de cada tres ciudadanos. Parecería lo lógico, en este sentido, que las elecciones de mañana domingo 20 de noviembre estuvieran marcadas por la desafección ciudadana hacia los dos grandes partidos —y, por tanto, por una menor participación electoral— y por un resultado incierto debido a la competencia —a la baja— de los dos candidatos con mayores opciones de convertirse en Presidente.

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Democracia frente a mercados: la batalla por decidir

Por: | 18 de noviembre de 2011

1929Sencillamente, se ha producido un golpe de estado: los mercados —que nadie ha votado— han logrado colocarse por encima de los gobiernos representativos, y son aquellos y no estos quienes en realidad mandan ahora en países como el nuestro. Así lo cree el 72% del conjunto de los españoles (y el 78% de los votantes del PSOE y el 59% de los del PP).

Una auténtica situación límite para la democracia que, según nuestra ciudadanía (lo dice el 67%) se debe a que los gobiernos democráticos no han sabido todavía encontrar las medidas adecuadas para controlar el poder, que en una economía globalizada, han logrado adquirir los mercados. Pero la batalla no se da aún por definitivamente perdida: solo un 11% considera que ya no hay nada que hacer y que las democracias no podrán recuperar la primacía frente a los mercados. Por otra parte, únicamente un 15% piensa que, por el momento, la situación no ha llegado tan lejos y que los gobiernos siguen controlando la economía de sus países.

En este contexto, y para el caso de nuestro país, ¿qué cabe esperar de las elecciones de este próximo domingo? La opinión ciudadana se divide: para un 48%, gobierne quien gobierne en España tras el 20-N la actual situación económica seguirá básicamente igual; para un 49%, un cambio de gobierno puede hacer que las cosas mejoren. Entre los votantes populares lo cree así un 78%, pero también un relevante 35% entre los votantes socialistas.

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*Imagen: Crack de la Bolsa de Nueva York, OWS 1929

Deshojando la margarita

Por: | 16 de noviembre de 2011

Deshojando margaritas...Un 21% de los electores todavía no sabe qué hará este próximo domingo: si acudirá o no a la cita con las urnas y —caso de hacerlo— cuál será el sentido de su voto. Un porcentaje que apenas ha variado en el último mes. En otras palabras, la campaña electoral —o lo que se lleva de ella— no ha resuelto las dudas de quienes, ya antes de que esta comenzara, no sabían qué hacer el 20N. ¿Cuál es el perfil de estos indecisos?

Sociodemográficamente, predominan las mujeres sobre los hombres (60% frente a 40%) y aquellos con edades comprendidas entre los 35 y los 54 años (39%) sobre los más jóvenes (27%) y los más mayores (34%).

Ideológicamente —dentro de la escala izquierda/derecha de once puntos, en la que el 0 equivale a una posición de extrema izquierda y el 10 a otra de extrema derecha— se autoposicionan en el 4.7. En este sentido, se sitúan más cerca del PSOE —al que ubican en esa misma escala en el 4.4— que de UPyD (5.1), de IU (3.0) o del PP (7.1). De hecho, un 39% de los indecisos dice haber votado a los socialistas en las pasadas elecciones generales de 2008 (frente a un 12% que votó al PP, un 3% a IU y un 2% a UPyD). Prevalecen también ahora en este grupo quienes simpatizan más con el PSOE (24%) que con el PP (13%) o con IU (7%) o con UPyD (3%).

En este sentido, por tanto, la aparente apatía de esta parte del electorado perjudica, sin duda, a los intereses electorales del PSOE. Intentar movilizar a los indecisos en el tiempo que queda para la celebración de las elecciones parece, en todo caso, una misión compleja.

Por un lado, porque solo un 57% de los indecisos dice, hoy por hoy, que con total seguridad acudirá a votar el próximo domingo, 10 puntos menos que la media nacional. Probablemente esta menor inclinación por acudir a votar tenga que ver con la menor importancia relativa que atribuyen a estas elecciones: solo un 39% cree que son muy importantes (frente al 49% que opina lo mismo entre el conjunto de las ciudadanía).

Por otro lado, porque esta parte del electorado no tiene claramente definidas sus preferencias sobre el ganador del próximo domingo: un 29% desea una victoria de los socialistas frente a un 26% que quiere que ganen los populares y un 38% al que le es indiferente quién sea el ganador. En otras palabras, dos de cada tres indecisos (64%) son votantes poco reactivos, es decir, poco propensos a reaccionar contra una victoria del PP —pronosticada por la mayoría de encuestas publicadas—: este posible resultado no les produce ni hostilidad ni rechazo.

Entre los indecisos, un 95% califica negativamente la actual situación económica de España (un 77% cree además que la crisis aún no ha tocado fondo) y un 85% considera muy mala o mala la situación política nacional, y ni Rajoy ni Rubalcaba logran transmitirles seguridad. El primero inspira poca o ninguna confianza a un 84% de los indecisos y el segundo a un 77%. Y, aunque evalúan algo mejor al candidato socialista (4.9) que al popular (4.5), es este segundo quien, en opinión de un mayor número de indecisos, está mejor preparado que Rubalcaba para hacer frente a la crisis económica (30% frente a 18%) y quien sabrá manejar mejor las exigencias de los mercados (34% frente a 21%).

Es decir, Rajoy se impone a Rubalcaba precisamente en aquellas cuestiones que más preocupan a los ciudadanos y que tienen una repercusión más directa (y por tanto un mayor potencial movilizador) sobre los indecisos: entre estos electores —a diferencia de lo que ocurre entre el conjunto de la ciudadanía— son más quienes califican negativamente su situación económica familiar (36% frente a un 33% que la evalúan positivamente).

Así las cosas, ¿hasta qué punto cabe realmente esperar que en los cuatro días que quedan hasta la apertura de las urnas este deshoje de la margarita de por resultado un significativo —ya que no masivo— incremento de votos a favor del PSOE?

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Temor al rescate

Por: | 15 de noviembre de 2011

EuroTres años que parecen una eternidad. La crisis ha cambiado la visión que los ciudadanos tienen de su entorno. Hoy, seis de cada diez personas con empleo sienten temor ante la perspectiva de perderlo… y cuatro creen que lo perderán en un futuro próximo. La angustia económica nos atenaza y ocupa un protagonismo inédito en una campaña electoral. Los españoles creen que la economía va peor que nunca y que todavía no ha tocado fondo (83%). A cuatro días de las elecciones, estos temores conducen a una mayoría (53%) a pensar que la economía española deberá ser rescatada a corto plazo —trece puntos más que en julio—.

En estos últimos meses se ha producido un aumento del pesimismo ante la posibilidad de que España deba ser rescatada, especialmente entre los votantes socialistas: el 49% lo considera ahora muy o bastante probable —19 puntos más que hace cuatro meses—. Sin duda, esta sensación de temor ha contribuido a que un 24% del electorado socialista esté pensando en orientar su voto hacia otras opciones este próximo domingo —especialmente en el caso de ese 11% que se dirige hacia el Partido Popular—.

Los ciudadanos apuntan a los bancos españoles como los principales causantes de la situación, con una responsabilidad que puntúan en un 8.4 sobre diez. Solamente entre los votantes del PP emerge otro responsable mayor: el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, al que culpabilizan con un 8.7. En general, los ciudadanos consideran que están pagando los platos rotos de una crisis que han causado otros —bancos, mercados y gobierno—. No se desvinculan por completo de una parte de culpa, pero la evalúan solo con un 4.4.

La recta final al 20-N se encara así en un clima de creciente temor ciudadano a que España acabe siendo objeto de un rescate, pero sin que la situación sea percibida, pese a todo, como cataclísmica: el 83% de los españoles ve poco o nada probable que España se vea forzada a abandonar el euro.

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Radiografía de una fuga

Por: | 14 de noviembre de 2011

GotaNunca, en unas elecciones, un partido había recibido el respaldo de tantos ciudadanos. Un total de 11.289.335 españoles votaron al PSOE en las elecciones generales de marzo de 2008. Ese electorado se muestra ahora mucho más fracturado que entonces. Los datos de Metroscopia para EL PAÍS muestran que solo la mitad (45%) tiene decidido repetir su voto el domingo y cerca de un cuarto (23%) todavía no sabe lo que va a hacer. El cuarto restante (24%), sin embargo, ha decidido cambiar su voto. Son algo más de dos millones setecientos mil españoles que, desde mayo de 2010, se han ido alejando progresivamente del partido al que otorgaron la confianza en 2008. ¿Quiénes son y a quién van a votar?

- El mayor beneficiado de esta fuga de votos es el PP. Casi un millón doscientos mil votantes del PSOE habrían cruzado ya la distancia que separa Ferraz de Génova. Es la parte del electorado socialista más crítica con la gestión de José Luis Rodríguez Zapatero y más preocupada por la economía —el 40% de ellos califica de mala o muy mala su propia situación economía familiar, ocho puntos por encima de la medida nacional—. Casi la mitad tiene entre 35 y 54 años y uno de cada cuatro reside en Andalucía —bastante más que el peso demográfico (17%) de esta comunidad sobre el conjunto de España—.

- La segunda vía de votos se dirige hacia Izquierda Unida. El 7% de quienes votaron PSOE en 2008 manifiestan ahora su intención de votar al partido encabezado por Cayo Lara. Tradicionalmente cerca de un millón de simpatizantes de IU acababa votando al PSOE atraídos por las llamadas al voto útil para evitar una mayoría de los populares. Hoy, este electorado se siente libre de orientar su voto según sus simpatías debido, en parte, a que el PSOE ha perdido su capacidad de alzarse con el voto útil para frenar a la derecha. Además, esta parte del electorado socialista desea castigar al partido por el que votó en 2008 por su política económica durante el último año y medio, que considera propia de la derecha.

- El partido liderado por Rosa Díez recibirá cerca de trescientos mil nuevos votantes procedentes de las filas socialistas —un tercio de los cuales son menores de 35 años—principalmente residentes en la Comunidad de Madrid (28%) y Andalucía (25%).

- La abstención absorberá a un buen número de votantes socialistas. Ya son algo más de trescientos mil quienes aseguran que en esta ocasión no piensan ir a votar.

- Un 2% de los votos que obtuvo el PSOE en 2008 se repartirá entre varios partidos de carácter nacionalista como CiU, BNG, ERC, CC, PNV y Amaiur.

- Por último, cerca del 1% recaerá en EQUO. Entre quienes cambian el voto socialista por el verde el 83% tienen estudios superiores y el 90% son menores de 55 años.

Desde mediados del año pasado, una parte importante del electorado socialista se ha sentido cada vez más alejado de sus siglas. El candidato socialista encara la recta final de la campaña electoral con un reto gigantesco: no solo debe movilizar a casi tres millones de votantes socialistas que ahora dudan; debe además hacer cambiar de opinión al electorado que huye, que busca en otras siglas lo que no ha encontrado en las suyas.

Los tres graneros

Por: | 13 de noviembre de 2011

GranerosLas estimaciones de voto de Metroscopia para EL PAÍS de cara a las elecciones del próximo 20 de noviembre prevén una auténtica debacle del PSOE en su principal granero de votos —Andalucía— y una sustancial caída electoral en sus otros dos pilares: Cataluña y País Vasco. En las elecciones generales de 2008, el PSOE logró 70 diputados en el conjunto de las tres Comunidades frente a los 36 del PP. Es decir, una distancia de 34 escaños favorable a los socialistas que le bastaron para contrarrestar los 19 diputados de ventaja que el PP le sacó en el resto de circunscripciones. Ahora esa diferencia conseguida en las tres Comunidades podría ser de entre 7 y 9 diputados, pero, en esta ocasión, a favor del PP.

En Andalucía, baluarte de los socialistas hasta la fecha, el PP ganaría por primera vez en su historia al PSOE en el conjunto de la Comunidad: de los 60 diputados en juego, los populares podrían llevarse entre 33 y 35 frente a los 23 o 25 de los socialistas (y 2 IU), un resultado que sería, prácticamente, el inverso al que se produjo en 2008 cuando el PSOE obtuvo 36 diputados frente a los 25 del PP (entonces eran 61 los escaños en juego, uno más que ahora).

En Cataluña, como siempre ha ocurrido hasta la fecha, el PSC volverá a ser el partido con mayor representación en la Comunidad, si bien sufriendo ahora un desgaste tan fuerte que, junto con la sustancial subida del PP, la distancia entre ambos partidos quedaría reducida a tan solo 2 diputados frente a los 17 que los separó en 2008 —y que, en gran medida, fue lo que le otorgó la victoria al Zapatero en aquellas elecciones—.

En el País Vasco, el PSE no se libra de la caída general que sufren los socialistas en el conjunto de España. Un hecho que unido a, por un lado, la subida del PP —también perceptible en todas las Comunidades— y, por otro lado, a que ahora en la región las probabilidades de que los escaños en juego se repartan de forma más equilibrada entre los partidos en competición, anula la diferencia de seis diputados que el PSE sacó al PP en 2008: los socialistas obtendrían 5 y los populares 4 o 5.

¿Puede entonces extrañar ahora la posible mayoría absoluta del PP? Difícilmente, sobre todo si tenemos en cuenta que el viento sopla ahora mucho más a favor de los populares que en 2008 —cuando ya superaron a los socialistas en el cómputo global del resto de circunscripciones—. 

En alguna medida, las elecciones del próximo 20 de noviembre se asemejan a las celebradas en marzo de 2000. En aquella ocasión, el PP consiguió —por primera y, hasta ahora, única vez en su historia en unas elecciones generales— una mayoría absoluta. Liderado en aquellos momentos por José María Aznar, el PP logró 183 de los 350 escaños en disputa frente a los 125 del PSOE encabezado por Joaquín Almunia. La amplia y contundente victoria de los populares se sustentó, en gran parte, en los pobres resultados logrados por los socialistas en Andalucía, Cataluña y País Vasco. En la primera, la distancia de escaños que separó al PSOE del PP quedó reducida a tan solo 2. En Cataluña, el PP logró quedarse a solo 5 escaños de distancia. Nada que ver con los 11 que separó a ambos partidos en 1996 —el año en que el PP ganó sus primeros comicios legislativos—. Y en el País Vasco, en cuya Comunidad gobiernan ahora los socialistas junto con el PP, la distancia entre ambos partidos en aquellas elecciones del 2000 fue favorable al PP por 3 diputados.

Otra similitud entre las elecciones de 2000 y las próximas del 20N es la participación electoral: fue del 70.0% y ahora se estima que va a rondar esa cifra. La gran diferencia entre ambos comicios es que mientras que los de hace 11 años sirvieron para confirmar —y de manera más rotunda— al partido que ya estaba el gobierno, en esta ocasión se trata de dar la alternativa al partido de la oposición. Y de qué manera.   

Imagen de fusky

No compares

Por: | 08 de noviembre de 2011

DEBATE 2011 entrada
Mariano Rajoy ganó a Alfredo Pérez Rubalcaba en el debate electoral celebrado ayer entre los dos candidatos —el único que se va a celebrar en esta campaña— por una distancia de cinco puntos: 46% frente a 41%. ¿Significa esto que Rubalcaba ha sido capaz de recortar la diferencia que —según la mayoría de los sondeos publicados— separaba hasta hace muy poco a socialistas de populares? La respuesta es que no: son dos magnitudes diferentes que no se pueden comparar o, que por lo menos, no se deben colocar en el mismo plano.

Por un lado, la estimación de resultado electoral parte de la intención directa de voto recogida en el sondeo. Esta es la respuesta que espontáneamente dan las personas entrevistadas cuando se les pregunta por qué partido votarían de tener lugar las elecciones en el momento de la encuesta. Se les pide que mencionen, por tanto, a cuál de todos los partidos que se presentan en su circunscripción votarían o cuál sería su comportamiento electoral más probable en ese momento (porque también pueden contestar que votarían en blanco, que no votarían o, incluso, que aún no lo tienen decidido).

Por ejemplo, en la última oleada del Barómetro de Clima Social de Metroscopia para EL PAÍS, la intención directa de voto a favor del PSOE fue un 18.4%; a favor del PP un 29.2%; de IU un 4.9%; de UPyD un 2.8%; y de otros partidos un 8.9%; además, un 4.3% dijo que votaría en blanco, un 3.4% que no votaría y un 21.3% que no lo tenía decidido (también hubo un 7% que no contestó).

La intención directa de voto no constituye, por tanto, una estimación del resultado más probable, pues solo refleja el estado de opinión predominante en un momento concreto entre aquellos electores que acceden a contestar la pregunta. A los datos de intención directa de voto se le aplican una serie de técnicas correctoras (la denominada “cocina”) para llegar a la estimación electoral.

Pero, y esto es importante, en ningún caso, se está pidiendo a los entrevistados que elijan exclusivamente entre dos alternativas. En cambio esto es, exactamente lo que se planteó en el sondeo que Metroscopia llevó a cabo tras el debate electoral de ayer. La pregunta utilizada fue esta: “¿Quién considera usted que, en general, ha estado mejor en este debate: Alfredo Pérez Rubalcaba o Mariano Rajoy? Es decir, ¿quién cree que lo ha ganado?”. Las opciones de respuesta se reducían, por tanto, a prácticamente dos. Digo prácticamente porque, como es habitual en los sondeos de opinión, hay posibilidades adicionales de respuesta (además de “no sabe” y “no contesta”) que no son leídas a los entrevistados pero que, si son mencionadas por estos son recogidas por los entrevistadores: por ejemplo,  “Han ganado los dos”, “No ha ganado ninguno”, “Ha habido un empate”. En el sondeo de Metroscopia, este tipo de respuestas sumaban, en conjunto, un 13%.

Lo que se planteaba por tanto a los entrevistados es que se decantasen por uno de los dos únicos candidatos que se enfrentaron ayer en el debate —por el que pensaran que había estado mejor— al margen de cuál fuera el partido por el que piensen votar o por el que sientan más simpatía. De hecho, entre quienes en las elecciones generales de 2008 votaron a otros partidos distintos del PP o del PSOE, un 38% se inclinó por Rubalcaba y un 32% por Rajoy. Y entre quienes se abstuvieron en aquellos comicios, el candidato popular se impuso al socialista por 47% a 33%. Y, evidentemente, esto no puede ser entendido como que el próximo 20 de noviembre unos y otros vayan a votar por el PSOE o por el PP.

En realidad, el resultado del sondeo sobre el debate a lo que más se parece es al que suele obtenerse con la pregunta “¿Quién cree usted que lo puede hacer mejor como Presidente: Alfredo Pérez Rubalcaba o Mariano Rajoy?”. En este caso se pregunta solo por estos dos candidatos —y no por el resto—porque son los únicos que objetivamente pueden ganar los próximos comicios. Los resultados que produce esta pregunta son muy parecidos a los que se dieron en el último debate pero en ningún caso tienen, tampoco, que ver con la intención de voto de los entrevistados.

De hecho, en la oleada de primeros de octubre del Barómetro de Clima Social un 41% cree que Rajoy lo haría mejor como Presidente y un 37% piensa que sería mejor Rubalcaba. Cuatro puntos de diferencia cuando la intención directa de voto arrojaba una distancia favorable a los populares de 13.2 puntos (30.9% frente a 17.7%) y la estimación — la “cocina”— estimaba una diferencia de 15.8 puntos del primero sobre el segundo (45.5% frente a 29.7%).

El País

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