Situémonos en junio de 2009, un año después de la segunda victoria consecutiva de José Luis Rodríguez Zapatero en unas elecciones generales —marzo de 2008— y casi un año después del comienzo de la mayor crisis económica mundial iniciada tras la caída de Lehman Brothers en septiembre. En aquellos momentos, la evaluación ciudadana sobre la situación económica era negativa —un 74% la calificaba como muy mala o mala— y la previsión sobre la evolución de la crisis era mayoritariamente pesimista —un 84% situaba lejos el final de la crisis española—. Unos datos sin duda negativos pero que, teniendo en cuenta los actuales, nos pueden parecer ahora incluso voluntaristas.
En todo caso, mientras que entre el electorado socialista las preferencias se repartían casi a partes iguales entre Rodríguez Zapatero y González (46% y 43%, respectivamente), la mayoría de votantes populares optaba antes por Aznar (57%) que por Rajoy (25%).
Dos años y medio después de aquella encuesta —que aportaba, entre otros, datos tan poco favorables para el líder popular como que un 40% de votantes populares desaprobaban su labor y un 54% mostraba poca o ninguna confianza en él—, Mariano Rajoy ha pasado a ser el sexto presidente de nuestra —cada vez menos joven— democracia tras ganar unas elecciones generales por una amplia mayoría absoluta.
Actualmente, los datos de opinión respecto de la situación económica son los peores jamás registrados en una encuesta: un 96% evalúa negativamente la actual economía nacional y un 93% cree que está lejos el final de la crisis en nuestro país. Pero ahora un 54% de los españoles (un 90% entre los votantes populares) considera positivo para España la victoria electoral de Rajoy y un 44% (84% entre los populares) cree que el nuevo presidente del Gobierno gestionará mejor la crisis económica que su antecesor. Rajoy ha pasado de ser criticado por la mayoría de los ciudadanos (y una importante parte de su electorado) a lograr el mejor resultado electoral para un partido conservador en España.
El camino contrario ha sido emprendido por el ya expresidente, José Luis Rodríguez Zapatero. En junio de 2009 el todavía Secretario General de los socialistas mantenía el apoyo de su electorado: un 76% aprobaba su gestión y un 67% manifestaba mucha o bastante confianza en él.
No obstante, si hace dos años y medio era el mejor presidente para un porcentaje superior de españoles, ahora son mayoría (53%) quienes consideran que ha sido un mal presidente. Una imagen negativa que, además, no va a variar con el paso del tiempo. O esa es, al menos, la opinión que prevalece entre la ciudadanía: un 41% cree que Zapatero será juzgado por la historia igual que ahora.
Hay 3 Comentarios
Ganar las elecciones por mayoría absoluta, en puridad, sería hacerlo obteniendo más del 50% de los votos del censo. Y ese no es el caso del pp. Otra cosa es que la asignación de escaños por un porcentaje de votos inferior al señalado antes suponga tener más de la mitad de diputados del Congreso de Diputados. Lo cual manifiesta de forma empírica la condición taumatúrgica de nuestro sistema electoral al que, encima, pretenden calificar de proporcional: ni el gran Juan Tamarit lo podría hacer mejor.
Publicado por: MARIANO JUAN-R | 28/12/2011 15:12:57
Veremos a ver qué piensan dentro de 4 años
Publicado por: escubiduuu | 27/12/2011 0:55:41
¿Es normal tal volatilidad de valoración en nuestro electorado?. Quiero decir ¿se produce tambíen en los de nuestro entorno?. De existir fuertes deferencias ¿es sólo atribuíble a la coyuntural circunstacia de la crisis o a algún otro factor más estructural?. ¿Se podría deducir que nuestra democracia es más inmadura que las otra?
Publicado por: pepe111 | 26/12/2011 11:50:12