Fotografía: Electores votan en Carmona, Sevilla. MIGUEL ANGEL MORENATTI (AP)
La amplia victoria del PP, anticipada en las recién celebradas elecciones andaluzas por los sondeos, se sustentaba en tres condiciones: a) una alta fidelidad de los votantes del PP; b) la opción por la abstención de una sustancial parte de los votantes socialistas; y c) un trasvase importante de votos desde el PSOE a IU, pero también, aunque en menor medida, al PP. Las tres se habían cumplido ya tanto en las elecciones municipales de mayo de 2011 como en las generales de noviembre del año pasado y, de forma clara y reiterada, los datos de encuesta venían indicando que volverían a cumplirse este pasado domingo. Sin embargo, no ha sido totalmente así.
La primera de las condiciones sí parece haberse cumplido: el 90% de quienes en las autonómicas 2008 votaron por el PP han vuelto a hacerlo ahora. Esta tasa de fidelidad es, por cierto, la misma que se registró en las generales del 20N y viene a cuestionar frontalmente la hipótesis de que el 25 de marzo se produjera un cierto desentendimiento electoral entre los votantes pocedente de elección autonómica celebrada en Andalucía en solitario): en aquella ocasión votó el 55.3%.
La segunda condición se ha cumplido a medias: todo indica que una parte sustancial (si bien menor que la prevista) del electorado socialista ha optado por la abstención. Y lo mismo ha ocurrido con la tercera: se ha producido un sustancial trasvase de votos del PSOE a IU, como ya ocurriera el 20N, pero a diferencia de lo acaecido entonces no cabe detectar trasvase significativo alguno de votantes del PSOE hacia el PP. En consecuencia, la fidelidad de voto del electorado popular ha permitido que su partido resultara el más votado, pero no ha sido suficiente para conseguirle la mayoría absoluta, que solo parece alcanzable en conjunción con un flujo de salida de votantes socialistas (en dirección a Izquierda Unida, pero también, al PP) más importante que el que ha tenido lugar.
De los 4,5 millones de votos emitidos en las andaluzas de 2008, unos 650.000 han optado ahora por quedarse en casa: sin duda se trata, en buena medida, de ese voto ya aludido que logra arrastrar hasta la urna autonómica la coincidencia temporal con una elección general y que, por tanto, ahora no se ha movilizado, haciendo así que la abstención alcance un total de 2.3 millones, en números redondos.
En el caso del PSOE, ¿cuál ha sido la suerte de los 2.2 millones de votos que consiguió en 2008? La mayor parte (1.5 millones) han vuelto a optar por sus siglas, lo que supone una fidelidad de voto del 70%, llamativa porque resulta ser entre 10 y 15 puntos superior a la que, según los distintos sondeos, se estimaba como más probable. Y en esa reanimada fidelidad de voto radica, como ya ha quedado apuntado, la clave principal de esta elección: la movilización a última hora de un apreciable contingente de votantes socialistas, oculto o dubitativo durante semanas, ha impedido el desplome que los sondeos habían detectado y que hubiera abierto el camino a la mayoría absoluta del PP. Unos 120.000 votos antes socialistas han pasado ahora a IU y otros 90.000 pueden haber recalado fundamentalmente en UPYD y, en mucha menor medida, en algún otro partido. Los casi 400.000 votos socialistas restantes, hasta completar los originarios 2.2 millones de 2008, habrían optado en esta ocasión por la abstención, ya que parece sumamente improbable que, a diferencia de lo que ocurrió en las generales de noviembre, se haya producido un trasvase de ese voto, en magnitud perceptible, hacia el Partido Popular.
En el caso del PP, ya ha quedado indicado que un llamativo 90% de los 1,7 millones de votos logrados en 2008 han vuelto a corresponderle ahora. Además, unos 150.000 votantes populares de 2008 parecen haber optado en esta ocasión por la abstención y puede haberse producido un moderado intercambio de votantes con otros partidos.
Finalmente, en el caso de IU, a sus 317.000 votantes de 2008 habrían venido ahora a sumarse unos 120.000 que hace cuatro años votaron al PSOE, completando así los casi 440.000 votos conseguidos. Un resultado, en porcentaje (11.3%), claramente mejor que el obtenido en las elecciones de 2008 (de hecho es su mejor resultado en las últimas cuatro elecciones autonómicas celebradas en Andalucía) pero algo peor, también en porcentaje, que el logrado en 1990 (12.7%), única ocasión en la que las autonómicas se celebraron en solitario.