Humildad, respeto y tolerancia: estos son los rasgos que de forma prácticamente unánime los españoles desearían ver predominar en nuestra vida pública. Así, el 88 % afirma que nadie está en posesión de la verdad ni tiene derecho a decir a los demás cómo deben pensar o cómo tienen que vivir; el 98 % cree que cada uno puede pensar lo que quiera, siempre que respete las ideas de los demás y no trate de imponer las suyas; y el 89 % concluye que para que nuestro país vaya bien “lo más importante es que todos respetemos las ideas y formas de vivir de los demás, siempre que estén dentro de la ley”.
Nunca antes en su historia nuestra sociedad había metabolizado tan plenamente como ahora la idea de que la convivencia en libertad, concordia y paz solo es posible si el estricto respeto a la ley (es decir, a las reglas que para la vida colectiva nos damos a nosotros mismos) se combina con todo el pluralismo de valores, de ideas y de estilos de vida que una convivencia democrática puede albergar (y que no es precisamente poco).Quizá por ello nuestra ciudadanía lleva tan mal la sobreactuada y a veces ofensiva exageración con que propenden a abordar cuestiones complejas y delicadas de interés general quienes, por su posición institucional, parecerían llamados más bien a propiciar el entendimiento y la concordia. El caso del aborto es, en este sentido, paradigmático. Nuestra sociedad se acerca a este tema —desde hace ya casi medio siglo— con una actitud compasiva y serena, que contrasta fuertemente con la rígida dureza por la que ha optado en cambio la jerarquía católica (y, en su estela, algunos de nuestros representantes políticos).
Ya en 1976, una mayoría clara de españoles (incluso de católicos practicantes) consideraba que debía permitirse la interrupción del embarazo cuando el feto presente una minusvalía grave. No deja de resultar paradójico que precisamente este concreto caso (al que el neurocirujano Javier Esparza dedicara en estas páginas, en julio de 2012, un texto memorable: “Nadie tiene derecho a obligar al sufrimiento”) sea cuestionado ahora en la reforma que se prepara. Conviene en todo caso subrayar la significación de este primer dato, obtenido hace 37 años cuando la presión ambiental del nacional-catolicismo franquista —que eso sí que era, por cierto, coacción ambiental— apenas si había empezado a atenuarse y cuando las leyes penales seguían castigando severamente el aborto (con una sola excepción que hoy resulta sonrojante por su descarada hipocresía: el —así definido— aborto honoris causa, realizado para preservar la honra de la encausada y siempre que se probara que esta tenía realmente honra que proteger).
Ya en 1983, cuando el primer gobierno de Felipe González planteó la despenalización de algunos supuestos de aborto, el 64 % de los españoles se mostró partidario de que esa legalización fuera total y solo un 24% consideró que la interrupción voluntaria del embarazo debía seguir estando penada sin excepciones. Es decir, nuestra sociedad tenía ya claro que una cosa es que el aborto sea o no pecado, o moralmente aceptable o condenable, y otra muy distinta que deba ser delito. En 1985, vigente ya la reforma del Código Penal, el apoyo social a los supuestos despenalizados fue masivo. Tan solo entre los votantes del PP (y quizá, al menos en parte, por lealtad a la posición mantenida entonces por su partido en este asunto) más de la mitad se declararon opuestos a la reforma (que, con todo, fue apoyada por una sustancial tercera parte).
Desde entonces, el tema del aborto ha perdido relevancia y virulencia en el debate social cotidiano. Sigue siendo, en todo caso, una de esas cuestiones cuya intrínseca complejidad propicia un cierto grado de labilidad en las opiniones, según cuál sea el concreto ángulo desde el que se aborde su consideración. Por ejemplo, el 75 % de todos los españoles (e incluso el 57 % de los votantes del PP) piensa que la mujer tiene derecho a decidir libremente si desea o no seguir con un embarazo sin temor a sanción penal alguna. Tan solo un 17 % (29 % entre los votantes del PP) afirma en cambio que la embarazada que aborta comete un delito que debe ser legalmente penado. O lo que es igual, cuando se relaciona la interrupción del embarazo con el derecho de la mujer a disponer libremente de su propio cuerpo, la respuesta ciudadana favorable a la total despenalización del aborto es inequívoca. Sencillamente, así planteado el caso, tres de cada cuatro españoles se resisten a aceptar que, por estar embarazada, el Estado pueda “expropiar” a la mujer su plena capacidad de decisión sobre su propia corporeidad por una supuesta colisión de sus derechos con los de alguien que aún no es, por más que finalmente pueda llegar a ser (y a este respecto, permítaseme recomendar un segundo texto memorable: “El roble, la bellota y el aborto”, del profesor Jesús Mosterín, publicado también en estas páginas).
Los últimos datos de opinión disponibles, obtenidos hace solo unos días, invitan por último a concluir que el Ministro de Justicia como mínimo exagera, y notablemente, al afirmar que la reforma del aborto que prepara responde a “un mandato de los ciudadanos”. La realidad es más bien que en el momento actual solo un 10 % de los españoles (y solo un 26 % de los católicos practicantes) cree que el aborto deba ser considerado siempre como delito y que el resto se divide entre una mayoría relativa (46 %) partidaria de que se mantenga el actual sistema de plazos y un porcentaje cercano (41 %) que preferiría volver al anterior sistema de supuestos. Tan solo entre los votantes del PP existe una mayoría clara (61 %) favorable al sistema de supuestos, si bien una apreciable fracción (22 %) no reclama cambio alguno. En una cuestión tan delicada como esta, en la que por fortuna no existe ahora en nuestra sociedad otra crispación que la que algunas instancias eclesiásticas tratan de insuflar, ningún responsable político debería ceder a la tentación de confundir sus propios valores y creencias con los del conjunto de la ciudadanía a la que debe servir y por cuya mejor y más apacible convivencia tiene el deber de velar.
Foto Raúl Cancio
Hay 9 Comentarios
Thank you for the information.
Publicado por: Jual Payung Souvenir | 27/09/2022 10:19:23
Existe mucha polémica respecto a éste tema, la iglesia siempre a estado en contra del aborto pero el sistema constitucional da via libre a aquellas mujeres mayores de edad para elegir si quieren abortar o no. Depende del pensamiento de cada persona y la ideología de las mismas siempre, ya que depende de la educación de cada una, existirá un pensamiento distinto. En lo personal pienso que cada persona debe hacer lo correcto para sí misma, sin pensar en lo que la sociedad promulga. Me he topado con una web que habla sobre el IVE en españa y el aborto inducido, es interesante lo que en ellas se dicen, os las dejo por aquí. https://madralia.es/interrupcion-voluntaria-del-embarazo-en-espana-ive/
https://madralia.es/el-aborto-inducido-cuando-no-queda-mas-remedio/
Publicado por: madralia.es | 07/11/2020 11:03:32
A todo el mundo nos gusta ir montados en un cochazo confortable, grande y potente.
Y presumir por la calle demostrando poderío económico.
Pero si nuestro bolsillo no lo puede mantener, toda esa prepotencia se queda en agua de borrajas.
Sería solo una falsedad, un timo.
No podemos prometer lo que no podemos cumplir, ni embarcarnos en viajes que no podamos sufragar y sostener.
La realidad de la vida no es un cuento inventado, ni una historieta del TBO.
La sostenibilidad de la vida de una criatura, es una responsabilidad en toda regla que implica a más de una persona, implica a toda la sociedad.
Las personas no somos trastos que se desechen cuando estorban, o no se puedan mantener.
Si a una mujer gestante no se le puede garantizar desde la sociedad de derecho una salida fiable, una garantía para ella y para la criatura por nacer.
Entonces hay que permitirle al menos desde la legalidad, el que pueda decidir el no asumir una responsabilidad que no puede llevar a efecto.
La naturaleza ha decidido que la gestión del embarazo recaiga en las mujeres.
La sociedad no puede dar la espalda a las mujeres que en cualquier momento de sus vidas se quedan embarazadas y no puedan sacar adelante un embarazo.
Por violación, por descuido, por deformación del feto, por una noche de discoteca o por la razón que sea.
La mujer siempre ha ocupado el furgón de cola en cuanto a derechos sociales reconocidos.
Ahora no puede seguir siendo igual.
Hombres y mujeres en igualdad de responsabilidad en cuanto a la reproducción.
Compartiendo el hecho de tener los hijos y mantenerlos.
En igualdad.
Y no desde el desentendimiento del no soy, yo no me he quedado en estado.
Porque un varón forma parte del hecho del embarazo de forma incuestionable.
Responsabilidad compartida con la mujer del hombre y la sociedad, o el derecho en libertad de la mujer a decidir si se puede o no se puede seguir adelante.
¿Hay algún voluntario a pagar el sustento del gasto que ello representa en días, dedicación y cuidados.?
Entonces que de un paso al frente y firme.
Ahí es donde se ve el talante responsable y democrático de una sociedad justa.
Y verdadera.
Y si no es así, entonces hay que dejar el derecho a decidir a la mujer que se queda encinta.
Es lo justo.
Publicado por: María | 09/05/2013 10:12:52
Acto de presentación de la Plataforma en Defensa de las Libertades Democráticas (PDLD).
Día: Jueves 16 de Mayo.
Hora: 19:30 horas.
Lugar: Club de Amigos de la UNESCO (CAUM), Plaza Tirso de Molina 8, 1º. Madrid.
Intervendrán.
Oscar López Corral (Marat), miembro de la plataforma.
Rubén Gómez Garralón, profesor interino en lucha.
Gabriel Tuesta, presidente de la asociación de inmigrantes COIN.
Shangay Lily, artivista/ blogger Diario Público.
Alfonso Pérez, delegado sindical CTA Iberia.
Nega, integrante del grupo de rap "Los chikos del maíz".
Ángel García, de Salvemos Telemadrid.
Presenta: Alberto San Juan, actor.
Plataforma en Defensa de las Libertades Democráticas (PDLD).
Blog de la Plataforma: http://libertadesdemocraticas.org/
Publicado por: PDLD | 09/05/2013 8:36:34
Lo que me parece impresionante y no doy crédito es que aun haya un 10% que lo considere un delito.
La realidad es que Gallardon esta preso de las ideas de la iglesia de su amiguito Rouco Varela, ahora sin ton ni son con la crisis, los parados en nuestro país, con la que esta cayendo, viene este hombre a hacer aun mas polémica intentando cambiar una ley que da mucho que hablar, es verdad que cada uno tiene su opinión en este tema pero la realidad es que la mayoría aunque no apoye el aborto apoya la libertad para decidir.
Un gobierno ni la iglesia tiene derecho a decidir si tenemos o no que tener un hijo y no me refiero a un hijo sano, me refiero a un bebe con malformaciones como la anencefalia ( defecto en la fusión de varios sitios de cierre del tubo neural ) y muchas otras en las que el bebe nace y a los pocos días muere.
Si una mujer ya no tiene derecho a decidir si quiere o no el bebe entonces,¿ también un gobierno tiene que decidir que es lo mejor para nuestros hijos desde que nacen hasta que mueren?
Publicado por: Nuria | 08/05/2013 12:45:14
Samuel, aqui se esta hablando sobre el aborto no sobre dios, así que ¿podrias hablar sobre el tema sin meter a Dios por el medio? Muchos no creemos en el, asi que si nos dices que para Dios el aborto es malo, pues nos es bastante indiferente. Por mi parte considero el derecho a abortar hasta las 14 semanas pues el feto ya ha desarrollado el sistema nervioso y siente, así lo considera la medicina. Eres un poco hipocrita si consideras que un embrion de una semana tiene alma y sentimientos y un ovulo o un espermatozoide que mueren cientos de millones no.
Publicado por: Javier Laiglesia | 08/05/2013 10:48:38
"la madre progenitora, la mas débil" no debe decidir, claro, menos mal que os tenemos a vosotros ¡oh, grandes hombres sabios! para que nos digan lo que debemos hacer...
Mira Samuel, hasta que ese mundo ideal de que hablas llega, salid de nuestra mente y nuestro cuerpo, que bastante tenemos ya.
Publicado por: uf | 08/05/2013 9:58:14
Plantear el aborto solo como una responsabilidad personal de la mujer es un error.
Y una injusticia, una comodidad social el adjudicar el peso de una hecho semejante, solo a una persona, la madre progenitora, la mas débil.
Un error que no se entiende, y menos cuando quienes manejan el tema desde la ley democrática, son personas formadas y cultas.
Entendidas en problemas sociales.
La moral y la justicia deben ir de la mano de la sociedad, de la gente que vive hoy su responsabilidad social, como personas en medio de la situación actual.
No vivimos una vida idealizada, ni supuesta, ni prestada, ni de capricho.
Al menos la mayoría de la gente común y corriente.
Ni siquiera vivimos una vida deseada.
Vivimos tal y como nos permiten las circunstancias.
Solo tenemos el deseo de mejorar y de no querer el mal para nadie.
Y menos para nuestros hijos, alguien que pongamos en la vida bajo nuestra responsabilidad.
Por eso el aborto como tal, se ha de enfocar desde la responsabilidad de toda la sociedad.
El aborto es un problema de todos y de todas, de la sociedad en su conjunto, desde las jerarquías y las instituciones hasta las personas implicadas.
Y preguntarnos ante el espejo sin tapujos hipócritas.
¿Que estamos haciendo para impedir que se produzcan los casos de abortos.?
Y mejor aún que soluciones les ofrecemos a las personas que se encuentran en una situación semejante.
Soluciones sostenibles, y no condenas.
Y seguro que a partir de esa responsabilidad compartida, a partir de esa nueva posición social, otro gallo cantará en lo tocante al aborto.
Haciendo una política de prevención y adoptando soluciones que salvaguarden la vida del feto y la de la madre.
Garantizando la sostenibilidad de ambos desde el Estado Democrático.
Desde las miras decentes, honorables y dignas que garanticen el sacar adelante a las personas.
Esa sociedad deseada no condenaría a las mujeres por abortar.
Sencillamente protegería a sus ciudadanos y ciudadanas desde el mismo momento de su concepción.
Independientemente de como y en que situación se fecunden los que están por nacer.
Desde el respeto social a las personas, y no desde la simplicidad de la condena inmoral.
Como dictan las leyes constitucionales.
O como recomienda simplemente El Evangelio.
Publicado por: Samuel | 08/05/2013 9:26:20
Gallardón será todo lo ministro que quiera (de ahí no va a pasar), pero vive de espaldas a la sociedad de su país, a la sociedad mundial y también de espaldas a su partido, que ya se está empezando a preocupar por lo impopulares que son las ideas del ministrillo. Vamos, que vive de espaldas. Está tan acabado como su señorito Rajoy.
Publicado por: Jose | 07/05/2013 21:38:48