Metroscopia

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“No creo en las encuestas”. Mal empezamos... Es tanto como decir “no creo en los termómetros”. Las encuestas, como los termómetros, no son una cuestión de fe, pertenecen al mundo más humilde y pragmático de la medición. Si están bien hechas, son una herramienta para medir, y así describir, los estados de opinión de una sociedad en un momento determinado. Los datos están ahí y son los mismos para todos. Otra cosa es cómo se analizan e interpretan...

Es hora de cambios pero no de locuras

Por: | 13 de septiembre de 2013

Alfonso XIII y Primo de Rivera

Autor: Antonio López Vega

En el último barómetro de Metroscopia continúa apreciándose que la valoración de los ciudadanos acerca de la vida política, sus instituciones y representantes, la Administración Pública o el sistema jurídico español no es nada positiva. Numerosos analistas están, asimismo, alertando sobre el peligro de implosión de nuestro actual sistema político y constitucional. Además, la marea humana que ha protagonizado  la Diada en Cataluña, así como el apoyo sustantivo que recibe la opción independentista en diferentes encuestas, ha hecho visualizar que el problema de vertebración territorial del Estado está lejos de ser un capítulo de nuestro pasado.

Los historiadores sabemos bien que nada es inevitable y que siempre hubo —y hay— otras posibilidades en el transcurso del ritmo histórico. En este sentido, la responsabilidad de los actores es máxima y, en esta coyuntura concreta, no se ha de focalizar, exclusivamente, en los actores políticos. Junto a ellos, responsables financieros, medios de comunicación, jueces y tribunales, intelectuales, jerarquía eclesiástica, en fin, sociedad civil y todos tenemos nuestro grado de responsabilidad en lo que pueda suceder.

Hoy se cumplen 90 años de la llegada de la Dictadura de Primo de Rivera. Para algunos de nuestros más reputados historiadores, siguiendo a Raymond Carr, fue “la fecha decisiva en la historia de la España Contemporánea”. Entonces, se puso fin al sistema parlamentario liberal, tras seis años de colapso. Pensemos que en ese período, tras la crisis del verano de 1917, se probaron dos gobiernos de concentración nacional; vuelto el Turno, otros siete gobiernos conservadores entre 1919 y 1922 y, finalmente, un último gobierno liberal. Una gran mayoría recibió con agrado al dictador al que se anunció como el “cirujano de hierro” que habría de sanar el cuerpo enfermo del sistema político de la Restauración. E, incluso, la relativa bonanza económica a la que se asistió en los años de Primo hicieron ver ese período como una “Dictablanda” amable que no perjudicó a nuestro país (como demostraría la cooperación con la dictadura hasta bien avanzada la misma de los más variados sectores políticos y sociales, como algunos representantes del PSOE y la UGT).

Sin embargo, hoy sabemos bien que aquel fue el principio del fin. Roto el Estado de Derecho y las reglas del juego establecidas en la Constitución de 1876 que, a pesar de todos los problemas que tuvo, había hecho posible la convivencia de las dos Españas y la aceptación del adversario político, se abrió de nuevo la puerta al militarismo que, a la postre, pondría fin a la II República, cuya andadura, como sabemos, no fue nada fácil en un contexto de avance dictatorial en Europa y de fuerte crisis económica. El fallido golpe de Estado de 1936 nos introdujo en la peor de nuestras pesadillas, que dio lugar como sabemos a la larguísima dictadura de Franco.

Hoy, tras estos últimos cinco años de gravísima crisis económica, se cuestiona de nuevo el sistema político. Obviamente, no parece que haya riesgo de regresión en materia de libertades democráticas. Sin embargo, antes de abrir el melón constitucional, convendría tener muy en cuenta que, como bien muestra la historia, nada garantiza que lo que haya de venir, inexorablemente, vaya a mejorar lo que tenemos. Es importante que la fatiga democrática a la que asistimos y a la que ha contribuido de manera sustantiva la corrupción e irresponsabilidad de una parte muy significativa de nuestros dirigentes políticos, no lleve a la ciudadanía a apoyar y tomar decisiones —que nos hacen corresponsables cuando votamos— que pongan en riesgo los cuarenta años de mayor modernización y prosperidad de toda nuestra historia. Es hora de cambios, pero no de locuras.

Antonio López Vega es prof. Hª Contemporánea (UCM)  y del IUI Ortega y Gasset y consultor de Metroscopia en análisis histórico-políticos.
Ha sido galardonado con el Premio de Investigación Julián Marías para jóvenes investigadores.

Hay 8 Comentarios

Hola, amigos. Rajoy no tiene prisa pero los españoles sí. No sirve un tipo tan impresentable, aunque haya obtenido la mayoría. ¿Es que vamos a regresar a los tiempos de Caracalla? La voluntad del emperador era la última voluntad. No, por favor. Los que votaron por Rajoy también se pueden arrepentir, porque lo votaron por promesas que no cumplió. Existe lo que se llama la revocatoria del mandato. Señor Rubalcaba, aunque usted sea tan indigno como Rajoy, ahora que está en la oposición, dé los pasos que dijo que iba a dar: ¿Qué pasó con el voto de censura? Hágalo efectivo. Porque la dermis de hipotótamo del gallego se muestra resistente a todo. Con tal de que nadie vaya a tocar los millones de euros que Bárcenas guarda en el cantón, todo lo demás le importa un carajo. Lo de la prima de riesgo, lo de las tales mejoras que no existen, lo de la luz al final del túnel, que nunca brillará, lo de los brotes, lo de las señales de mejoría, etc., todas esas zarandajas son agua con sifón para el que tiene hambre. ¡VÁYASE, SEÑOR RAJOY!

Hola, amigos. Los políticos no hablan de política, hoy al menos, sino con los electores y seguidores. Pero con los íntimos, allegados y amigos, de lo que hablan es de dinero. O de sus gustos, o de sus viajes, o de marcas o de cómo van las acciones en Wall Street. Porque es lo que de verdad les interesa.
Por eso RAJOY no habla de BÁRCENAS, el poderoso señor BÁRCENAS. Porque del dinero solo se habla en privado o por móvil y ahora ni eso. Por eso, de lo último que hablaron era para infundirle ánimos, para que no desfallezca el tesorero del PP, porque al dinero hay que ponerle coraje, no sea que se escape después de 20 años ahorrando en bancos suizos. Y me imagino sin mucho esfuerzo que parte de esos fondos reservados en el cantón, serán del gallego,o para el gallego que es lo mismo.
¡Animo, señor juez (RUZ), Fuenteovejuna está con usted!

Disculpa, RAMÓN. Queda algo confuso, porque tu te estabas refiriendo a Francia.

Beatriz vuelve a leer mi comentario... cuando digo que no desarrolló actividad industrial ni investigación científica, me refiero a España, no a Francia.

RAMÓN: ¿Dice Ud. que Francia no desarrolló actividad industrial ni la investigación científica? Y que son los hermanos Lumiere?Citroen, Peugeot,Saint-Gobain , Arcelor, Bouygues, Orange, L'Oreal, Michelin,Sanofi ? Por nombrar algunas de las grandes firmas francesas. Pues Francia si ha ejercido y ejerce mucho mas que un poder virtual, porque sus grandes empresas estan por todo el Mundo. Incluso los bancos.

Me temo que sin locura, no habrá cambios. Se harán maquillajes para que todo siga igual. Porque lo que necesitamos cambiar atenta a los mismos fundamentos del Sistema. Para empezar, los gobiernos son correa de transmisión de grandes empresas. El Estado se ha debilitado con el neoliberalismo, y para volver a fortalecerlo sería necesario que fuese propietario de grandes empresas estatales, y que controlase el poder y tamaño de las privadas. Es necesario que el Estado vuelva a ser la principal organización de los ciudadanos, para que la sociedad se gestione como éstos desean y éstos sean los verdaderos gobernantes. Amén de cambiar la Ley Electoral y una draconiana Ley de Transparencia. Todo esto va en contra del los intereses de los principales partidos. Lo dicho: sin locura no habrá cambios.

La burguesía francesa fue capaz de derribar el absolutismo monárquico y establecer la democracia que mas tarde fue traicionada por Napoleón. Algo semejante ocurrió en España en el siglo XX con la figura del tirano Franco. Sin embargo, Francia nunca ha padecido el virus de la desintegración que padece España. La respuesta es clara... no desarrolló la actividad industrial ni la investigación científica. Además, su imperio padeció esa desintegración, importada desde la península. Y lo militar y lo clerical han sido siempre muy buenos socios para mantenerse en el poder, un poder virtual que han ejercido y ejercen desde siglos, un fenómeno político-social que no tuvo ni tiene Francia.

El dinero es lo que mueve el mundo y el problema en Cataluña también es económico. Hace unos años que no había crisis, los independentistas eran 4 gatos. Hay muchos catalanes que con un nuevo modelo de financiación ya estarían contentos y no quieren separarse y sino miren este ejemplo: http://xurl.es/dabzr

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Sobre los autores

Este Blog es obra colectiva del equipo técnico de Metroscopia. Los responsables de sus análisis y comentarios son , , Silvia Bravo, Susana Arbas, Mar Toharia, Marcos Sanz, Ignacio Urquizu, Antonio López Vega, Francisco Camas y Gumersindo Lafuente.

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Metroscopia combina la experiencia de su equipo profesional en estudios de la opinión de la sociedad española con una actitud de curiosidad permanente. Referente en sondeos políticos y estimaciones electorales, aborda investigaciones sobre todos los ámbitos de la vida social. Este blog aporta algunos de los datos públicos de estudios de Metroscopia, así como reflexiones sobre opinión pública en general.

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Pulso Social de España 2 (enero 2011-mayo 2012)

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Toda realidad ignorada prepara su venganza», advierte Ortega en uno de los párrafos finales del «Epílogo para ingleses» de su Rebelión de la masas. Y no hay realidad que, en democracia y sobre todo en tiempos de crisis, resulte más arriesgado ignorar que la opinión pública. El objetivo de esta serie de estudios es poner a disposición general datos de opinión solventes, relevantes y acerca de una amplia variedad de temas. Porque cuanto mejor conozcamos nuestro estado de ánimo colectivo menor será el riesgo de tener que afrontar las consecuencias de haberlo ignorado.

Pulso de España 2010

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Intentando ser fiel a uno de los lemas orteguianos («vivir de claridades y lo más despierto posible»), el Departamento de Estudios de Opinión Pública de la Fundación Ortega-Marañón (FOM), con la colaboración de Metroscopia, y gracias al patrocinio de Telefónica, ha elaborado el presente "Pulso de España 2010", que aspira a ser el primero de una serie de informes periódicos sobre la realidad social española desde un planteamiento sosegado, independiente y plural.

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