Autora: Mar Toharia Terán
El 81 % de los españoles está de acuerdo: es un deber moral y una ayuda para construir un mundo más justo y sostenible. Parece, así, que la cooperación al desarrollo se sigue concibiendo como un esfuerzo más por reequilibrar las desigualdades en el reparto de riqueza a escala planetaria. De hecho, en la actualidad, el 1 % más rico posee la mitad de la renta mundial. Y España, donde las 20 personas más ricas igualan en ingresos al 20 % de la población más pobre, no escapa a esta asimetría.
Existe también consenso en que la reducción de la mortalidad y la erradicación de la pobreza y el hambre deben ser prioritarias. Todo un reto en un mundo repleto de paradojas. Una de cada ocho personas pasa hambre, pero 1 300 millones de toneladas de alimentos se tiran anualmente (en España, 8 millones de toneladas). El 98 % de esas personas hambrientas vive en países empobrecidos, pero la mitad de las personas más pobres son pequeños productores o agricultores que producen el 70 % de la alimentación mundial. Y, sin embargo, tan solo cinco empresas multinacionales controlan el 80 % del comercio de alimentos. La crisis económica y socioambiental que atravesamos ha puesto de manifiesto, posiblemente, con mayor claridad, la insostenibilidad de este sistema alimentario, que aún hoy supone un serio desafío para un planeta que produce alimentos suficientes para todos sus habitantes.
Junto con la decisión de dónde poner los esfuerzos, para la cooperación al desarrollo es también ineludible la cuestión presupuestaria. La mitad de los ciudadanos opina que deben mantenerse como están. Así, parece respaldarse el actual Plan Director de la Cooperación Española que establece: no es posible en este escenario mantener ciertos compromisos internacionales, como el adquirido en el seno de la UE para alcanzar el 0,56 % de AOD/RNB (objetivo para 2010), o la meta largamente reivindicada del 0,7 % AOD/RNB. Cuando las condiciones lo permitan, estaremos en disposición de hacer previsiones de crecimiento con mayor seguridad, añade el texto. Y de hecho, la mayoría de países ha reducido sus presupuestos de cooperación, si bien España lo ha hecho en mayor escala: desde 2011, el recorte acumulado de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) alcanza el 70 %. A pesar de este acuerdo general, parte de los españoles cuestionó las recientes reducciones en AOD al conocer que el programa del Ministerio de Defensa, destinado a la modernización del ejército, había aumentado un 175 % su presupuesto en 2013. Y desde hace varias décadas, se impulsan propuestas destinadas a compensar esta limitación económica y favorecer la redistribución de la riqueza a escala global, como la Tasa Tobin, un impuesto a las transacciones financieras, que mueven al año más de 70 veces el PIB mundial.
Hace unas semanas, en Davos, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, manifestaba: tenemos, como nunca antes, las herramientas para eliminar la pobreza, mejorar las condiciones sociales y económicas y para construir los cimientos de un futuro sostenible. Al mismo tiempo, los retos de hoy son mayores que nunca. Efectivamente, la creación de patrones de consumo y producción sostenibles que permitan erradicar el hambre y la pobreza no será un hecho espontáneo, sino que requiere una decisión política. Los españoles están de acuerdo: el 76 % considera que con más voluntad el problema podría ser resuelto.
Mar Toharia Terán es geógrafa y analista de Metroscopia en temas de cultura urbana y de desarrollo sostenible.
Ilustración: MTT
Hay 2 Comentarios
No es que no crea en las encuestas, Mar. Pero como bien dices, pueden analizarse e interpretarse de muy diversas maneras. Rellenar una encuesta de este tipo es fácil porque es gratis y además, después de hacerlo, te sientes mucho mejor y más solidario.
Estar de acuerdo con que el gobierno deba implicarse más, también lo es, porque el gobierno no es tu bolsillo (aunque en el fondo si que lo sea).
Creo que todos estos cambios no deben salir de los gobiernos sino de cada uno. Ya vendrán los gobiernos detrás si es que quieren. ¿O arrojarían los mismos resultados las encuestas si para rellenarlas hubiera que donar dos euros a alguna ONG para combatir la pobreza?
La verdad es que lo tenemos muy difícil porque la presión de la sociedad de consumo nos empuja a “necesitar” siempre; una tele más grande, un ipad más fino, un smartphone, un ordenador más rápido, un todo terreno con tapicería de cuero para ir de casa a la oficina ¡incluso cuando llueve!, o un reloj de titanio sumergible 300 metros con altímetro de precisión, por si un día sales un rato de la oficina a subirte un 8.000.
El ser humano es defectuoso por naturaleza, pero siempre hay esperanza.
Publicado por: zapa | 24/02/2014 10:28:17
La cuestión es si esa intención, del todo buena y necesaria, es posible convertir en realidad en los lugaresa donde se trabaja. Porque, según entiendo, no es lo mismo pensar que a todos nos iría mejor así y luego poderlo implantar fuera del ámbito donde concebimos la idea.
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Publicado por: plus.google.com/115278649826430101810 | 12/02/2014 14:43:45