
1.- ¿Era previsible el resultado final logrado por “Podemos”?
No en la magnitud real que acabó adquiriendo. Los sondeos preelectorales de Metroscopia detectaron una tendencia ascendente de Podemos que parecía estar en condiciones de poder terminar logrando entre el 4% y el 5% del voto emitido y un máximo de 3 escaños. Finalmente logró el 8% y 5 escaños. ¿Cómo explicar la diferencia entre la cifra máxima estimada y el resultado real final? Los datos disponibles sugieren la existencia de decisiones de última hora, indetectables por tanto por sondeo alguno. En efecto, tres días antes de la elección (y según los datos de un sondeo de Metroscopia para El País, que no fue publicado pues la normativa electoral prohíbe la difusión de ese tipo de información en los cinco días previos al de la votación) casi una cuarta parte de quienes afirmaban, con rotundidad, su decisión de votar indicaban, al mismo tiempo, no tener decidido aún por quien hacerlo. Dudaban entre IU, UPyD y Podemos: o así cabe deducirlo del hecho de que el 53%, el 59% y el 60%, respectivamente, de quienes finalmente votaron por cada una de estas formaciones indique que estuvo dudando hasta el último minuto si hacerlo por una u otra de ellas. Entre los votantes de PP y PSOE los dubitativos fueron muchos menos (24 y 30%, respectivamente).
2.- El perfil social e ideológico de los votantes de “Podemos”.
Un retrato-robot de urgencia de los votantes de Podemos arroja los siguientes rasgos básicos:
• Predomina el voto masculino sobre el femenino (12 puntos de diferencia).
• La mayoría relativa corresponde a los votantes de edad media (35-54 años), que representan el 45%.
• La mitad trabaja: la misma proporción que en los demás partidos. No se trata, pues, de un electorado en el que predominen, en términos relativos, las personas en situación precaria o de marginalidad (laboral o social).
• El 21% tiene estudios universitarios de grado superior, un 14% de grado medio y ninguno tiene un nivel escolar inferior al segundo grado: se trata, en conjunto, de un electorado que, globalmente, tiene un llamativo nivel educativo.
• En las anteriores elecciones europeas (2009) la mayoría (34%) votó al PSOE, el 17% a IU y el 5% al PP y un 2% a UPyD. Un 11% no tenía entonces edad de votar (es decir tenía en 2009 entre 13 y 17 años: son los votantes que ahora tienen entre 18 y 22 años).
• En cuanto a las próximas elecciones generales (en 2015), un 51.5% dice que volverán a votar por Podemos; un 25.4% dice que votará a IU y un 4.5% que dará su voto al PSOE.
• Los partidos a los que en ningún caso votarían son el PP (lo dice el 95%) y el PSOE (lo indica el 43%). Este último dato resulta, quizá, especialmente relevante: leído a contrario vendría a indicar que algo más de la mitad de quienes ahora han votado a Podemos no comparten la tajante exclusión, expresada por el líder de esta formación, de cualquier posibilidad de colaboración futura con el PSOE.
• Ideológicamente se autoposicionan en la escala 0-10 (en la que el 0 corresponde a una posición de extrema izquierda y el 10 a una de extrema derecha) en el 3.7. En esa misma escala ubican a IU en el 3.4, es decir, algo más a la izquierda de donde ellos mismos se posicionan; al PSOE en el 5.4, a UPyD en el 5.6 y al PP en el 8.6.
