Queda apenas un mes para la celebración de las próximas elecciones autonómicas en la Comunidad valenciana pero si estas tuvieran lugar ahora, de manera inmediata, el PP perdería la mitad de los apoyos electorales logrados hace cuatro años según la estimación de Metroscopia publicada ayer. De un 49.3 % de los votos válidos obtenidos en los comicios de 2011 pasaría ahora a contar con el 24.5 %.
La fractura del electorado popular no es de ahora. En el sondeo llevado a cabo por Metroscopia para EL PAÍS con motivo del Día de la Comunidad Valenciana en octubre de 2013, solo un 43 % de los votantes del PP afirmaba que repetiría su voto en el caso de una hipotética inmediata nueva cita electoral. El resto —la mayoría, 57 %— se inclinaba en aquel momento, bien por votar a otro partido o hacerlo en blanco (16 %), bien por abstenerse (24 %), o manifestaba su indecisión sobre su posible comportamiento electoral (17 %). Se trataba, sin duda, de una clara señal de alarma para un partido que lleva 20 años al frente de las Las Corts. Quizá, por esta condición de partido hegemónico en la Comunidad, los dirigentes populares no le dieron la suficiente importancia a los datos que arrojaba el sondeo. Los interpretaron, probablemente, como un enfado pasajero de su electorado que iría menguando con la cercanía de las elecciones. Cuando llegara la hora de la verdad, la cita con las urnas, no dudarían en volver a apoyar al PP. Al fin y al cabo, un electorado tradicionalmente poco tendente a la abstención como el suyo, ¿a qué otro partido podría votar? La única formación política con la que compartían espacio ideológico en ese momento, UPyD, apenas lograba atraer a un 3% de los votantes populares.
Y probablemente el retorno de la mayoría de los votantes populares se hubiera producido de no haber emergido Ciudadanos como nueva opción política. Desde que anunciara su intención de presentarse en otros ámbitos electorales y geográficos más allá de las autonómicas en Cataluña, el partido liderado por Albert Rivera no ha dejado de crecer en los sondeos como alternativa electoral. Y lo ha hecho, en gran parte, precisamente por su capacidad para atraer a anteriores votantes del PP. Y no a cualquier votante, sino, sobre todo, al más joven, con mayor nivel de estudios, laboralmente activo, ideológicamente más de centro y residente en núcleos urbanos. Y, además, manifiestamente enfadado con la gestión llevada a cabo por el Gobierno del PP en la Comunidad valenciana. Por el contrario, el perfil del electorado que ha permanecido fiel a las siglas populares se corresponde con el de un votante de más edad (con predominio de los jubilados y pensionistas), menor nivel educativo y más escorado a la derecha. En otras palabras, el PP está perdiendo en favor de Ciudadanos a su electorado más preparado y activo. El más difícil de recuperar.
El premonitorio sondeo de 2013 no estaba describiendo únicamente a un electorado huérfano, sino a uno en proceso de emancipación. Ciudadanos no es la causa de que el PP pueda perder la mitad de sus votos, es, simplemente, el receptor de un electorado hastiado que hasta ahora no encontraba alternativas. Parece que ya lo ha hecho.
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