Microbichitos

Microbichitos

Los microbios no los vemos, pero sus efectos, para bien o para mal nos afectan a diario. Más numerosos que todos los demás seres vivos, algunos más antiguos que todos ellos, probablemente seguirán dominando la Tierra mucho después de que los humanos desaparezcan.

Sobre el autor

>Miguel Vicente

Miguel Vicente, Profesor de Investigación del CSIC publicó su primera colaboración en EL PAÍS en 1983. Dirige un laboratorio en el Centro Nacional de Biotecnología, y cree que relatar al público con sencillez los resultados de la investigación es su deber. Puede que algún día se jubile, pero científico lo será hasta que se muera, mientras tanto sigue trabajando y en algunos ratos libres divulgando la Microbiología.

MICROBICHITOS NO ES un consultorio de salud. No podemos responder a consultas de carácter médico-sanitario que expongan casos personales. MICROBICHITOS desaconseja la automedicación, los comentarios que animen a ella serán eliminados. Para buscar alivio a las dolencias debe acudirse al médico.

Último libro

Ni contigo ni sin tí, guía para entender los microbio

Ni contigo ni sin tí, guía para entender los microbios

Los microbios no son tan llamativos como los tigres, las ballenas o los árboles de la selva, y no suelen aparecer casi nunca como héroes de películas, cuentos o cómics. Y, sin embargo, son los seres vivos más abundantes de nuestro planeta. Este libro ofrece una guía para entender cómo viven y cómo nos afectan los microbios, desde lo que comemos hasta las enfermedades que sufrimos. Una visión asequible, pero también rigurosa, amena y actualizada.

Las bombas inteligentes se pueden lanzar programadas para que se activen al detectar un blanco y lo destruyan. A las míticas V2 lanzadas desde Alemania en la Segunda Guerra Mundial, y a las más recientes utilizadas en la Guerra del Golfo, ya se les suma una bacteria capaz de activar la destrucción de otra cuando la detecta. Es el trabajo publicado por un equipo de científicos de Singapur. Han construido la bacteria explosiva partiendo de una Escherichia coli (E. coli), que normalmente habita en el intestino sin producir daños, a la que han dotado de la capacidad de detectar la presencia de otra bacteria, Pseudomonas aeruginosa (P. aeruginosa), que provoca infecciones graves. Entre otras en pacientes que han sufrido quemaduras y en los enfermos de fibrosis quística.

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Una bomba inteligente. El artefacto en su trayectoria (1) detecta el blanco (4) mediante un sistema de guiado (3) y lo elimina al estallar la carga (2) que lleva consigo. Fuente de la imagen: BBC.

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Buscando el dentífrico del futuro

Por: | 15 de agosto de 2011

¿Se acabarán alguna vez esas sesiones de tortura en el dentista? Puede que el día no esté ya tan lejos, al menos si se consigue aplicar un reciente descubrimiento sobre cómo puede bloquearse la formación de placas por los microbios que producen las caries. Tan molesta dolencia la causa la acción corrosiva de los ácidos producidos por algunas bacterias que habitan en la boca. Lo mismo que las demás cavidades del cuerpo, la boca no se libra de estar colonizada por una abundante población bacteriana, más de setecientas especies, entre ellas están las bacterias que acidifican los restos de comida que pueden quedar entre los dientes. Investigadores japoneses acaban de publicar que Streptococcus salivarius (en abreviatura S. salivarius), una de las bacterias de la flora microbiana(*) de la mucosa bucal produce una fructosidasa, la proteína FruA, cuya acción es capaz de bloquear la formación de la película de otro estreptococo, el Streptococcus mutans (S. mutans), el que inicia la placa dental.

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Nunca ha sido agradable que nos hurguen en la boca. El Sacamuelas, de Gerrit van Honthorst, pintor holandés, 1590-1656 en el museo del Louvre de París.

 

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La lepra: ¿una enfermedad vencida, o una nueva zoonosis?

Por: | 09 de agosto de 2011

Cada vez que nos pasan la película por la tele vemos cómo Judá Ben-Hur se acerca al Valle de los Leprosos en donde su madre y su hermana han acabado confinadas tras contagiarse de lepra en la prisión donde el malvado Messala las ha encarcelado. La lepra es una enfermedad infecciosa provocada por una bacteria llamada bacilo de Hansen, Mycobacterium leprae, prima hermana de la que produce la tuberculosis, y a todos nos parece un vestigio del pasado. De hecho en España se registran no más de veinte casos de lepra al año, y salvo un par de ellos todos ocurren en pacientes emigrantes de países en los que la enfermedad es más frecuente. Pero la lepra guarda una bala en la recámara: en los Estados Unidos se registran cada año cerca de medio centenar de nuevos casos de lepra en pacientes que no han estado en contacto con enfermos ni han viajado a otros países. El bacilo de Hansen se propaga allí gracias a los armadillos de nueve bandas escapados de hogares en los que se les mantenía como animales domésticos. La temperatura óptima para el desarrollo de M. leprae es de 30 ºC, próxima a la que tiene el armadillo. Encontrar que M. leprae se propaga en el armadillo fue, en su momento, uno de los descubrimientos científicos que permitió disponer de una cura para la lepra suministrando un modelo animal para probar los tratamientos.

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El valle de los leprosos. La madre y hermana de Ben-Hur contraen la lepra mientras están encarceladas, y tras su puesta en libertad quedan recluídas en un lazareto. La discriminación contra los enfermos de lepra, producida por el miedo al contagio, hizo que en algunos lugares los enfermos tuviesen que ir tocando una campanilla cuando se desplazaban.

Una vida arrastrada

M. leprae crece muy mal en el cuerpo humano, es la bacteria patógena que más tarda en multiplicarse, catorce días. Carecer de numerosas rutas metabólicas para la asimilación de nutrientes, tener defectos graves en la incorporación del hierro y no poseer suficientes lipasas para utilizar eficazmente las grasas de la membrana de las células humanas convierten la vida del bacilo de Hansen en un perpetuo y asfixiante ayuno. No sabemos exactamente qué catástrofes genéticas le han llevado al borde de la perdición, pero el genoma del bacilo está plagado de anomalías, empezando por la gran abundancia de genes que no funcionan, llamados seudogenes, que son casi la mitad.

Aún así, el bacilo puede instalarse en el cuerpo provocando dos tipos de lepra, en una de ellas se encuentran escasas bacterias en zonas de la piel que pierden sensibilidad, las defensas inmunitarias del enfermo no producen muchos anticuerpos y en algunos casos se curan ellas solas. En la otra forma los bacilos proliferan mucho más en la piel y la respuesta inmune es más alta, pero el enfermo no logra eliminar al patógeno y se producen lesiones deformantes que son las que popularmente se asocian con la enfermedad. En el pasado estas secuelas hicieron a la lepra temible, llevando incluso a la estigmatización de los enfermos que, como fruto del miedo y de la ignorancia, eran recluidos de por vida en lugares aislados conocidos como lazaretos. La enfermedad en la actualidad es poco frecuente en los países mas desarrollados, pero sigue asentada en las zonas económicamente débiles estando lejos de la erradicación que la OMS quería haber logrado para el año 2000.

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El País

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