Poco podía pensar Henri Van den Steen que el médico que no le dejaba embarcar por padecer tracoma, una enfermedad infecciosa que afecta a la conjuntiva de los párpados, le estaba salvando la vida. Junto con su hermano, Leo Peter, Henri quería emigrar desde su Bélgica natal hasta América para abrir una panadería. En otras circunstancias se podría pensar que Henri había tenido mala suerte, solo que Leo y Henri querían viajar de Southhampton a Nueva York en un barco recién construido llamado Titanic que en principio era insumergible. Hoy en día sabemos que la forma más segura de salvarse del hundimiento del Titanic no fue subirse a un bote salvavidas, sino no haberse embarcado en el transatlántico.
El Titanic se va a pique. En la noche del 14 al 15 de abril de 1912 el Titanic se hundió, dos tercios de las personas que estaban a bordo murieron, en su mayoría víctimas de las heladas aguas del Atlántico Norte.