Microbichitos

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Los microbios no los vemos, pero sus efectos, para bien o para mal nos afectan a diario. Más numerosos que todos los demás seres vivos, algunos más antiguos que todos ellos, probablemente seguirán dominando la Tierra mucho después de que los humanos desaparezcan.

Parecía vencida, pero no te fíes: tuberculosis

Por: | 20 de enero de 2013

No hay nada más peligroso, como demuestran tantos guiones de películas de suspense, que bajar la guardia ante una amenaza que creemos vencida. De ahí que la aprobación en Estados Unidos del uso de la bedaquilina, un nuevo antibiótico para combatir la tuberculosis, haya sido noticia hace un mes. La tuberculosis es una de esas amenazas que lejos de desparecer con el uso de los antibióticos permanece como un peligro que se ha ensañado en especial con los más débiles, ya sea su debilidad producida por la pobreza en los países menos desarrollados o por la falta de defensas inmunitarias en los enfermos de SIDA. La produce una bacteria, Mycobacterium tuberculosis o bacilo de Koch, que se contagia con tan solo diez bacilos, los que transporta una gota de un estornudo. Es un problema sanitario global muy grave pues una de cada tres personas del mundo está infectada y causa casi millón y medio de muertos al año, o sea tres muertos cada minuto. 

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Vencida pero peligrosa. Una escena de la película Atracción Fatal. Glenn Close, la protagonista, emerge repentinamente de la bañera en la que se suponía estaba ahogada.

Puede que lo peor de la enfermedad sea que en una gran parte de los casos el bacilo se aletarga tras la infección permaneciendo largo tiempo sin producir síntomas aparentes para resurgir en cuanto la persona infectada sufre algún revés en sus condiciones físicas que merme la eficacia de las defensas del cuerpo. Es la razón por la que los enfermos que manifiestan la enfermedad son tan solo la punta del iceberg que supone el total de la población infectada. Y también explica por qué la infección es muy difícil de eliminar pues los antibióticos funcionan mucho peor cuando las bacterias no crecen.

Los tratamientos utilizados hasta ahora han ido perdiendo eficacia porque han aparecido cepas patógenas resistentes. En muchos casos las resistencias están favorecidas por los fallos en el tratamiento, fallos que suelen producirse cuando los enfermos abandonan el tratamiento que precisa aplicarse varios meses y causa a veces efectos secundarios molestos. Se ha comprobado que por cada fallo en el tratamiento hay un 75% de probabilidad de que aparezca una resistencia. Para evitar el abandono es preciso hacer un seguimiento médico del enfermo, algo nada sencillo en los países donde la tuberculosis es más frecuente. El problema se agrava porque la pobreza hace que los más necesitados, entre los que prevalece la tuberculosis, no tengan acceso fácil a servicios médicos con los conocimientos y medios suficientes para realizar el diagnóstico y el seguimiento clínico adecuado.

La isoniacida y la rifampicina son los antibióticos llamados de primera línea, el primero bloquea la producción de la cubierta celular de Mycobacterium y la segunda impide que la información de su genoma pueda producir las proteínas necesarias para su proliferación. Se pueden administrar por vía oral y provocan algunos efectos secundarios. Las cepas resistentes frente a ellos, llamadas MDR (del inglés multi drug resistant) fueron las primeras en aparecer y difundirse. Para tratar esas infecciones se dispone de antibióticos como las quinolonas, que bloquean la replicación del genoma de la bacteria y los aminoglicósidos que impiden la síntesis de proteínas. Ya son fármacos que producen más molestias y algunos se deben administrar como inyectables. Pero la más reciente y grave amenaza de la tuberculosis es que algunas cepas han adquirido resistencias que hacen también inútiles estos antibióticos. Se las conoce como XDR (extensive drug resistant).

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La adquisición de resistencias en las cepas XDR del bacilo de Koch hace inservibles a la mayoría de los antibióticos que frenan la tuberculosis. Las aspas púrpura muestran los puntos de ataque por los antibióticos que han sido inutilizados por las resistencias. La bedaquilina impide a la bacteria obtener energía en forma de ATP. Fuente: National Institute of Allergy and Infectious Diseases.

Tras cuarenta años, la bedaquilina es el primer antibiótico, eficaz no solo frente a las estirpes MDR sino también frente a las XDR, que se aprueba para tratar la enfermedad. Organizaciones como Médicos sin Fronteras habían ya solicitado sin éxito su autorización para uso compasivo pero la aprobación no se ha dado hasta que se han completado con éxito los ensayos clínicos que avalan la eficacia y la ausencia de riesgos colaterales graves, si bien al haberse seguido unos procedimientos de urgencia para dar la aprobación se prescribe su uso en combinación con otros tratamientos antituberculosos. Su forma de actuar es bloquear partes de la maquinaria molecular que suministra energía a las bacterias. Como es lógico ningún medicamento está absolutamente exento de efectos secundarios (en este caso se  alerta sobre posibles arritmias y fallo cardíaco) y también la experiencia indica que los microbios patógenos siempre acaban ingeniándoselas para adquirir resistencias frente a los nuevos antibióticos, por eso es preciso que el nuevo antibiótico se utilice con precaución, con estricta supervisión médica y que solo se aplique para curar las infecciones como la tuberculosis con resistencia amplia al resto de los tratamientos. A la par se sigue investigando para encontrar nuevas sustancias activas frente al bacilo de Koch.

 

PARA SABER MÁS (Blog “Esos pequeños bichitos”)

- Reinas de la Tierra: Doce enfermedades que cambiaron nuestro mundo. 1ª Entrega (de 2)

- Un paso más hacia el diagnóstico rápido de la tuberculosis

- Regreso al infierno: el inexorable avance de la tuberculosis

- La amenaza fantasma: ¿Por qué necesitamos nuevos antibióticos?


- Billete de ida y vuelta: cómo la tuberculosis sale y regresa a África

- Desenmascaradas: la complejidad de la cubierta de las Micobacterias se confirma

- Plovdiv 1878-2008: ciudad salvada por un tuberculoso acoge un congreso sobre tuberculosis

- ¿Un talón de Aquiles en el astuto bacilo de Koch?

- ¿Dependen nuestros derechos de según sea de lo que enfermamos?

- Robert Koch: científico, viajero y enamorado

Hay 2 Comentarios

La base fundamental está en la prevención y la educación sanitaria.Sencilla y simple pero la gente tiene
que tomar conciencia del problema.Todos somos un ESPRAY ambulante cuando tosemos o estornudamos.Tapar nuestra boca con un pañuelo de papel es fácil, nunca con la mano que vamos a utilizar
cuando saludamos a alguien.Y otra lavarnos las manos
siempre que vayamos a comer.Te protéges tú y proteges
a los demás.

La enfermedad principal somos nosotros, que en lugar de intentar combartir con ánimos generalistas las epidemias, las mercantilizamos para que unos pocos se enriquezcan y quien no pueda abonar la factura del remedio, se muera a un costado de esta historia de velocidad a ninguna parte.

http://casaquerida.com/2013/01/20/financia-que-algo-queda/

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Sobre el autor

>Miguel Vicente

Miguel Vicente, Profesor de Investigación del CSIC publicó su primera colaboración en EL PAÍS en 1983. Dirige un laboratorio en el Centro Nacional de Biotecnología, y cree que relatar al público con sencillez los resultados de la investigación es su deber. Puede que algún día se jubile, pero científico lo será hasta que se muera, mientras tanto sigue trabajando y en algunos ratos libres divulgando la Microbiología.

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