Era de esperar, es noticia que en Mallorca un ciudadano ha muerto víctima de la tuberculosis, no ya solo sin que haya recibido el tratamiento adecuado sino, por lo que se publica, incluso sin haber sido diagnosticado. No me concierne analizar la legitimidad de las disposiciones legales que regulan la prestación de servicios médicos a quienes se encuentran en éste país, ni tampoco dispongo de la documentación que se precisa para averiguar con exactitud lo que ha ocurrido. Pero por lo que se ha publicado en los medios de comunicación se puede concluir que esta muerte era esperable, y lo que es más grave, que si nadie lo remedia no va a ser la última.
Un peligro para todos. Que un enfermo de tuberculosis no sea diagnosticado ni tratado significa que todos quienes entren en contacto cercano corren el riesgo de contagiarse, no importa si son nativos o inmigrantes, pobres o ricos, cultos o ignorantes, jóvenes o ancianos. Unas 10 a 15 personas se verán afectadas. En 2012 España fue el octavo país de la UE con respecto a casos de tuberculosis, 16,6 por 100.000 habitantes, solo superado por Rumanía (108,2 casos), Lituania, Letonia, Bulgaria, Estonia, Portugal y Polonia. Fuente de la imagen: enlace.