Microbichitos

Microbichitos

Los microbios no los vemos, pero sus efectos, para bien o para mal nos afectan a diario. Más numerosos que todos los demás seres vivos, algunos más antiguos que todos ellos, probablemente seguirán dominando la Tierra mucho después de que los humanos desaparezcan.

Sobre el autor

>Miguel Vicente

Miguel Vicente, Profesor de Investigación del CSIC publicó su primera colaboración en EL PAÍS en 1983. Dirige un laboratorio en el Centro Nacional de Biotecnología, y cree que relatar al público con sencillez los resultados de la investigación es su deber. Puede que algún día se jubile, pero científico lo será hasta que se muera, mientras tanto sigue trabajando y en algunos ratos libres divulgando la Microbiología.

MICROBICHITOS NO ES un consultorio de salud. No podemos responder a consultas de carácter médico-sanitario que expongan casos personales. MICROBICHITOS desaconseja la automedicación, los comentarios que animen a ella serán eliminados. Para buscar alivio a las dolencias debe acudirse al médico.

Último libro

Ni contigo ni sin tí, guía para entender los microbio

Ni contigo ni sin tí, guía para entender los microbios

Los microbios no son tan llamativos como los tigres, las ballenas o los árboles de la selva, y no suelen aparecer casi nunca como héroes de películas, cuentos o cómics. Y, sin embargo, son los seres vivos más abundantes de nuestro planeta. Este libro ofrece una guía para entender cómo viven y cómo nos afectan los microbios, desde lo que comemos hasta las enfermedades que sufrimos. Una visión asequible, pero también rigurosa, amena y actualizada.

Los microbios cavernícolas

Por: | 30 de julio de 2013

¡Mira, papá, bueyes!, exclamó la niña al ver las pinturas. Así empezaba en 1879 la saga moderna de las pinturas de Altamira, a la vez que se aceleraba el proceso de su deterioro. Porque si hay algo seguro para una obra de arte es que tarde o temprano acabará destruida. Desde el momento en que María Sanz de Sautuola, abuela del actual presidente del banco de Santander, descubrió en la cueva de Altamira la sala de las pinturas polícromas, la de los bisontes, ciervos y caballos, el recinto que había permanecido casi despoblado desde que los seres humanos del Paleolítico ejecutaron las pinturas, comenzó a recibir curiosos, visitantes y después turistas. Y con ellos se colaron numerosos elementos indeseables, gases y nutrientes que junto con el aumento de temperatura que provocaban los visitantes, cambiaron el ambiente de la cueva favoreciendo el desarrollo de microbios y la degradación de las pinturas. Pasado el tiempo la solución que se adoptó para alargar la vida de lo que muchos consideran la capilla Sixtina del arte paleolítico fue la de cerrarla al público. ¿Pero se garantiza con eso su permanencia?

 

Altamira-1880
Reproducción de la sala de las pinturas polícromas realizada por Marcelino Sanz de Sautuola.
La cueva había sido redescubierta en 1868 por Ernesto Cubillas, un cazador, pero no había sido explorada hasta que en 1879 María Sanz de Sautuola advirtió la presencia de pinturas de bisontes que ella pensó eran bueyes. Dibujo publicado en 1880. Fuente:
Wikimedia Commons.

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