Quedar a merced de las infecciones. que en el pasado convertían con frecuencia las heridas en graves dolencias y a cualquier diarrea en una peligrosa enfermedad, es lo que nos ocurrirá si, como hace un mes alertó la Organización Mundial de la Salud (OMS), no ponemos el remedio para frenar la extensión de las bacterias resistentes a los antibióticos. La situación sobre la que la OMS llama la atención no nos puede ser ajena, ya que si bien vivimos un espejismo en el que nos creemos liberados de las peligrosas infecciones de antaño, la realidad es muy distinta. No percibimos el peligro porque por lo normal las muertes por infecciones que no se pueden tratar no ocurren todas a la vez ni en el mismo lugar. Pero si lo pensamos bien, un gran número de personas acaban su vida siendo víctimas de una infección pulmonar imposible de tratar en las difíciles circunstancias de las fases terminales de muchas enfermedades. Podríamos decir por eso que la neumonía, por poner un ejemplo, es una epidemia individual, que no se concentra en el tiempo histórico, pero si en el tiempo personal ocurriendo al final de la vida de numerosas personas. La pérdida de eficacia de los antibióticos podría en este sentido amplio considerarse como la epidemia más grave que, incluso en los países ricos, ya está padeciendo la humanidad.
Luciano Pavarotti y Freddie Mercury. Los dos padecían graves enfermedades, el primero un cáncer de páncreas, y SIDA el segundo, pero los dos murieron víctimas de una neumonía que en su delicado estado no pudieron superar.