Sobre el autor

es asesor de
comunicación y consultor político.
Profesor en los másters de comunicación
política de distintas universidades.
Autor, entre otros, de los libros: Políticas.
Mujeres protagonistas de un poder
diferenciado’ (2008), Filopolítica:
filosofía para la política (2011)
o La política vigilada (2011).
www.gutierrez-rubi.es

Sobre el blog

Hago mía esta cita: “Escribimos para cambiar el mundo (…). El mundo cambia en función de cómo lo ven las personas y si logramos alterar, aunque sólo sea un milímetro, la manera como miran la realidad, entonces podemos cambiarlo.” James Baldwin

Últimas entradas

Imparable

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 30 mar 2012

Pare

Hay palabras que son algo más que sus significados. Son símbolos, marcas, banderas. En comunicación política, estas palabras decisivas y únicas tienen un valor extraordinario. Imparable es una de ellas. Ayer la ministra de Empleo, Fátima Báñez, la utilizó. “La senda reformista del Gobierno es imparable" aseguró en unas declaraciones a pie de micro en la sala del ‘escritorio de prensa’, justo al lado del Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de los Diputados. Antes, al inicio de su jornada laboral, había sido ostensiblemente aplaudida -como señal de reconocimiento o de ánimo- por la bancada del PP al entrar en el hemiciclo.

Imparable es una de esas palabras-fuerza. En el libro Palabras que cambiaron el mundo, 50 discursos que han hecho historia la encontramos citada en muchos ellos. Simon Sebag Montefiore escribe en el prólogo: “Un gran discurso no sólo refleja la verdad de una época; también puede reflejar una gran mentira. Esta maravillosa colección de discursos contiene himnos conmovedores que resumen los principios de dignidad y de libertad que todos defendemos. Son palabras de bien que iluminaron el mundo. Pero también podemos encontrar en esta selección alguno de los discursos más despreciables, los que oscurecieron los horizontes del mundo libre. Son precisamente estos últimos los que deberían representar para nosotros un auténtico aprendizaje”.

Las palabras lo son todo en política. Con ellas hacemos y deshacemos. Con ellas creamos y destruimos. Con ellas convencemos y defraudamos. Con ellas sumamos o restamos. Medirlas, utilizarlas con criterio de oportunidad social y temporal, no solo de eficacia política o mediática, es una tarea exigible a cualquier responsable político. Seguro que la ministra lo sabe bien. Y, por lo tanto, solo cabe suponer que además de saber lo que dice, conoce lo que significa, lo que evoca, lo que proclama. No hay desliz, es estrategia.

 

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El 'photocall' de Rajoy

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 28 mar 2012

1Rajoy_Obama

Las cumbres políticas internacionales son reuniones y, también, escenarios. La política se teatraliza para ofrecer un juego de planos e imágenes que coreografían la jerarquía, la afinidad o la complicidad política y/o personal entre los dirigentes. Un plató permanente en el que periodistas, reporteros, cámaras y gráficos analizan hasta el más mínimo detalle para obtener una información que permita deducir o elaborar una hipótesis política. Las formas son fondo. Y las formas nos ofrecen y nos revelan el estado político de las relaciones bilaterales y multilaterales. Y también pistas sobre el estado de ánimo de nuestros líderes y la calidad de su proyección pública y su ascendencia en el contexto internacional.

Estas cumbres son uno de los momentos más jugosos para los periodistas gráficos. Los encuentros preliminares en el marco de estas reuniones son propicios para el chascarrillo, la broma, el acercamiento informal y el lenguaje icónico. El ‘estrangulamiento’ reciente del ministro De Guindos ‘a manos’ de Jean-Claude Juncker es una buena prueba de ello. Esas imágenes capturadas se convierten en símbolos políticos.

Otro momento clave, son las fotografías de familia. El posado, previsible y acartonado, a veces depara sorpresas, sobre todo en escenarios naturales donde la escenografía está menos pautada, milimetrada y organizada. Una foto memorable que brinda una de esas oportunidades, la encontramos en la pasada cumbre europea contra la crisis. El despiste de los líderes en el momento de saber encontrar su lugar en la foto era el reflejo de su desorientación política.  Generalmente, estas imágenes de posado oficial son un horror, por estáticas e impostadas, pero permiten interpretar políticamente los encuentros gracias al protocolo y posición de los participantes, al clima que se genera entre ellos y a algunos pequeños detalles de lenguaje no verbal o de vestuario.

Pero la foto más buscada es siempre, la bilateral. Sobre todo cuando el protagonista es el político de moda, o el que se considera el más importante del planeta: Barack Obama.

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Orgullo frente a soberbia

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 25 mar 2012

Urna

Hay partido, dijo Susana Díaz, secretaria de organización socialista en su primera comparecencia. Pero lo que ha quedado claro es que lo que hay son dos partidos: el Partido Socialista Obrero Español e Izquierda Unida. El presidente Griñán ha aguantado el tsunami popular y tiene opciones de volver a gobernar la Junta. Contra todo pronóstico -casi en solitario- ha hecho de la resistencia política un valor de futuro. Se salva él, se salva el PSOE. Hoy más que nunca, Andalucía lo es casi todo para los socialistas. Es su ADN.

La victoria siempre tiene muchos padres, y madres. Las derrotas parecen huérfanas. Pero el resultado de Griñán es un victoria personal indiscutible. El candidato socialista ha estado en solitario, casi aislado, en esta campaña. Ha sido, finalmente, la mejor opción: una soledad presidencial para hacer frente a la ofensiva del PP, a su exceso de confianza y a su prepotencia. Rajoy quería un referéndum. Y ya lo tiene. Si lee mal el resultado, y sigue invariable, se abre el suelo bajo sus pies. No es un socavón, pero tampoco es suelo firme.

Aunque el verdadero ganador en la izquierda y en Andalucía es Diego Valderas. Al inicio de la noche, los sondeos le dejaban fuera del Parlamento. Y, al final de la misma, decide la Presidencia, el Gobierno y marcará el camino. La izquierda clásica existe. Y existe en Andalucía.

La derrota de Arenas, a pesar de su victoria, es más que una derrota. Es una lección. Una lección democrática de los ciudadanos y ciudadanas. Los excesos se pagan. Arenas ambicionó y despreció a sus oponentes y a los electores con su ausencia ante el debate en televisión. Al final, la provocación y el desaire han despertado a los electores cautos y a los que han decidido en el último momento. Sus acusaciones fueron muy agresivas durante toda la campaña. El resultado ha sido como el efecto de un boomerang: en vez de asegurar la mayoría absoluta, ha irritado al voto tradicional de la izquierda. Orgullo frente a soberbia.

 

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Una campaña extraña

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 24 mar 2012

Vote-theresa-thompson

La campaña de las elecciones andaluzas ha estado marcada por el determinismo. La previsibilidad del resultado, alimentada por la contundencia demoscópica de las encuestas, así como el hurtado debate entre los candidatos (única posibilidad de incógnita), han dejado la campaña en casi un trámite, sin tensión ni expectativas. La dureza de las imágenes y datos de la gravísima gestión política del ERE parece que es superior a los supuestos costes electorales de los cien primeros días de Rajoy como presidente. La convocatoria de huelga general tampoco ha generado –parece- un efecto movilizador en el electorado progresista del 25M.  Agotados y exhaustos, preocupados por el futuro, pero decidiendo su voto por el pasado y la herencia recibida, los andaluces esperan el resultado de las urnas.  Estas son algunas de las claves de esta campaña.

1. Marco mental. El principal problema de Andalucía es el paro (30%) que, a la vez, es el marco mental del principal problema de los socialistas y del partido en el poder: la corrupción vinculada a la gestión del ERE. La poderosa asociación “paro-corrupción-socialistas” ha actuado como una losa sepultural. Además, en plena campaña, se ha producido el remate escénico con el auto y la entrada en prisión de Javier Guerrero (ex Director General de Trabajo), la histórica fianza de 686 millones de euros y las posteriores declaraciones escandalosas y obscenas de su chófer. Todo ello ha culminado un marco mental letal.

El PSOE no ha podido hablar de la principal preocupación de los andaluces sin recordar permanentemente a los electores su pecado original. Una trampa. El sentimiento de culpa, el complejo y la vergüenza han aflorado constantemente en los rostros de los candidatos socialistas y, en particular, en Griñán. Su cara ha hablado más que sus palabras.

2. El espejismo. Las encuestas del CIS al inicio de la campaña, que apuntaban una clara victoria del PP pero insuficiente (por uno o dos escaños) para obtener la mayoría absoluta, alimentaron las esperanzas de quienes querían enfrentar el determinismo electoral con la ilusión política de la “resistencia”. Pero el espejismo duro poco. Las encuestas posteriores no abrieron y mantuvieron las expectativas, sino que las cerraron. La unanimidad demoscópica sobre el hundimiento del voto socialista ha sido superior, incluso, al consenso sobre la horquilla de la probable victoria de los populares.

El escenario abierto de una lucha igualada entre la derecha y la izquierda (última baza del PSOE en el tramo final) no parece que se haya confirmado por las encuestas posteriores. Así, sin tensión ni incógnita, la campaña ha parecido un trámite inútil. La agónica petición de voto resistencialista (“el último bastión”) ha tenido –creo- el efecto contrario. Ya nadie quiere hacer heroísmo con su voto. El pragmatismo se impone en una sociedad atenazada por la crisis económica y preocupada por su futuro. Que cada palo aguante su vela.

3. Sin debate. El debate frustrado entre los tres principales candidatos, por la negativa de Javier Arenas a participar en un encuentro organizado por la RTVA, ha tenido un efecto menor, finalmente. Ni ha significado un plus para José Antonio Griñán, ni para Diego Valderas; ni tampoco un coste excesivo para el candidato del PP. Los socialistas no han tenido musculatura para hacer creíble la silla vacía de Arenas como la prueba irrefutable de los supuestos engaños y mentiras del PP al electorado. Un debate siempre recrea las posibilidades de lo incierto, de la duda. A Arenas no le interesaba, en absoluto. Prefería la contundencia de las encuestas a la incógnita de un debate de ideas y propuestas. Ha sido una lástima. Andalucía, y sus problemas, se merecían un debate a fondo.

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Videopolítica

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 22 mar 2012

Gravar

A una semana de huelga general del 29M, convocada por los sindicatos y por una amplia y diversa alianza de organizaciones sociales y políticas, el Gobierno ha sorprendido con un vídeo promocional sobre su reforma laboral. La videopolítica, como sustituta de la política, se abre paso. En ausencia de diálogo social, monólogo audiovisual, parece la fórmula. El video es discutible, por varias razones.

1. Impropio. La decisión del Gobierno de hacerlo y de distribuirlo es impropia e incumple la legalidad. Presentado en plena campaña electoral andaluza y asturiana, y firmado por el propio ejecutivo, es una acción cuestionable y prohibida. El Gobierno confunde, en un tema tan sensible, información con propaganda, y convierte la iniciativa en un boomerang polémico. El PSOE ya ha presentado un recurso ante la Junta Electoral por incumplimiento de una Ley pactada, precisamente, entre las dos principales fuerzas. Pero el video, en sí mismo, es un ejemplo de torpeza técnica, además de política.

2. Torpe. La utilización de las imágenes de los líderes sindicales, acompañadas del audio: “una reforma laboral, que desde el respeto al diálogo social, ha recogido las aportaciones realizadas por los agentes sociales en el II Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva” es, cuando menos, provocadora. Todo el mundo sabe que los sindicatos han expresado su rechazo frontal a esta reforma y que han convocado una huelga general.

Huelga anticipada, premonitoriamente, por el propio presidente Rajoy en una pillada, provocada por un micro abierto en una cumbre europea, en la que anunciaba a sus colegas que “esta reforma me va a acostar una huelga general”. Utilizar a los líderes sindicales, y al representante de la patronal, para trasladar una atmósfera de acuerdo y consenso no existente es, sencillamente, burdo, además de mentira.

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Griñán: herencias y albaceas

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 20 mar 2012

Flechas

El candidato está acrobático. Defiende la herencia recibida (30 años de gobiernos socialistas), al tiempo que se desmarca de sus albaceas históricos. Quiere y padece, a la vez. La herencia se ha convertido en el eje de la campaña. Griñán busca el voto indeciso del PSOE sin, precisamente, sus líderes históricos. Sin los Beatles, como diría Rubalcaba, en referencia a González y Guerra. Tampoco está prevista una foto -o un encuentro- con Escudero, Rodríguez de la Borbolla, Chaves, sus antecesores en la presidencia. Reivindica el pasado, sin fotografiarse con él. ¿Ardua tarea? ¿Quimérica? ¿Estrategia agónica? Lo sabremos el 25, aunque las encuestas vaticinan un desastre.

Esta soledad querida, resignada o indeseada es –paradójicamente- su última baza. La soledad como autonomía, como sinónimo de coraje y determinación, como rasgo de liderazgo, frente al PSOE (histórico) y frente al PP (actual). Una soledad presidencial. Esta soledad estratégica, reclama escenarios pequeños, íntimos, de bolsillo, a gusto del candidato y que ilustran muy bien la idea de fondo. Solo un gran mitin, el de final de campaña, en el que sí estarán los clásicos. Y con Rubalcaba, por primera y única vez.

Arenas aprovecha la herencia, justo al contrario, como la visualización de un régimen hereditario. Como argumento definitivo, tautológico: “30 años de los mismos”, afirman constantemente los populares, como si recordar lo obvio fuera el dato revelado y novedoso. El legado es presentado como un legajo de desastres, atados por la cuerda (más bien una soga) del paro y la corrupción. Así están las cosas. Y aunque el futuro es incierto para Andalucía, España y Europa, ambas fuerzas se debaten sobre el pasado, sobre su importancia, para perpetuarlo o para cortar con él.

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Estrangular

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 18 mar 2012

Guindos

Estrangular está de moda, en política. Es la metáfora del momento. La economía está estrangulada. El Gobierno ahoga a los sindicatos y a la oposición. Europa nos deja casi sin respiración. El poder de una imagen donde se está oprimiendo un cuello es símbolo de lo que ocurre muchas veces en política y ofrece muchas interpretaciones semánticas. Es, también, un marco muy sugerente para la comunicación pública, las crónicas periodísticas, el debate parlamentario y el relato político.

La foto de la semana es, precisamente, la de un estrangulamiento: el del ministro de Economía español, Luis de Guindos, a manos de Jean-Claude Juncker, político luxemburgués, líder del Partido Popular Social Cristiano. Juncker ha ocupado en varias ocasiones el cargo de primer ministro de su país y, en el ámbito de la Unión Europea, ha sido presidente de turno del Consejo Europeo. Actualmente es el presidente del Eurogrupo. Un poderoso, vamos. Un sobreviviente.

En las cumbres europeas, nuestros políticos juguetean, aunque después se peleen a muerte. Los encuentros preliminares de las liturgias de estas reuniones son propicios para el chascarrillo, la broma, el acercamiento informal, y el lenguaje icónico. Los intérpretes tienen su momento de gloria para asistir a los presidentes sin conocimientos idiomáticos. Los medios tienen algo de libertad para captar estos primeros encuentros informales que reflejan -muchas veces- la complicidad, la hostilidad o la estrategia entre sus asistentes. Las reuniones se alargan exasperadamente y los avances son de una lentitud proverbial en la cultura comunitaria europea. La tensión se libera, impostada o naturalmente, en estos encuentros previos o en las fotos de grupo posteriores. Aunque, a veces, como hemos visto recientemente en el Parlamento de Ucrania, estos juegos de manos van muy en serio.

Pues bien, el pasado lunes, Juncker bromeó con de Guindos ahogándole “simbólicamente”. Era una especie de reprimenda por los escarceos y tanteos del Gobierno, y del Presidente Rajoy, intentando vender públicamente unos compromisos de déficit públicos, no acordados con sus socios europeos. Intento frustrado que ha generado una notable tensión política y ha evidenciado algunos y serios desajustes y errores gubernamentales. La foto ha sido portada en muchos medios periodísticos y se ha permitido el metalenguaje sin necesidad de ser muy imaginativos.
Juncker sabía lo que hacía. No improvisa. Conoce la importancia de la imagen. Y, aunque el gesto era simpático, la cara de sorpresa e incredulidad de nuestro ministro ofrecía una instantánea impagable. El estrangulamiento preventivo fue seguido por un cordial abrazo. Justo lo que pasó realmente en la Cumbre: Europa nos apretó, nos zarandeó para impedir que nos salgamos del paso marcado, para después abrazarnos. 

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Hoy, Idus de marzo

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 15 mar 2012

Assassinato Giulio Cesare

El 15 de marzo del año 44 a.C., un grupo de traidores, encabezado por Marco Bruto, acabó con la vida de Julio César cuando éste llegaba al Senado. Según el escritor griego Plutarco, César había sido alertado del peligro, pero desestimó la advertencia. Aceptó el destino. Como si la tragedia en la muerte fuera una prolongación inevitable de la gloria de su extraordinaria vida.

Aunque el calendario romano fue sustituido tres siglos después, la expresión y el recuerdo de la fecha han llegado hasta nuestros días en parte gracias a la célebre obra de Shakespeare  “Julio César”. En ella se cita la fecha al escribir la famosa frase: «¡Cuídate de los idus de marzo!», como advertencia premonitoria del peligro que genera la peligrosa combinación de poder y ambición, que casi siempre culmina en traición.

Hoy, siglos después, George Clooney dirige y co-protagoniza junto a Ryan Gosling la película Los idus de marzo, ambientada en la política norteamericana. La obra es demoledora y ofrece diálogos descarnados e hirientes para la sensibilidad democrática: "No seas ingenuo, los políticos no son más que unos cínicos arribistas".

La película recrea un esquema tan apriorístico como falso, por generalista y prejuicioso, aunque muy extendido en la opinión pública: los políticos nos engañan descaradamente, viven envueltos en la miseria moral, corrompidos por el dinero y el poder, y surfeando sobre la legalidad impunemente. Junto a ellos, los profesionales y colaboradores que les ayudamos somos mercenarios sin límites, capaces de crear “cortinas de humo” o de manipular sin descanso y gestionar la imbecilidad de nuestros clientes como también se explica en la sátira In The Loop (Ianucci, 2009). Pero la realidad no supera la ficción, la desmiente en buena medida.  

En España, cada año, se gradúan cientos de buenos expertos en comunicación política. Estos jóvenes profesionales, apasionados de la política y la comunicación, no son “aprendices de brujo”. Creen en la política. No quieren hacer campañas sucias, aunque conozcan el valor y la utilidad que en determinados contextos pueden tener las campañas negativas. Quieren más política, pero otra política.

Las campañas electorales corren el riesgo de sucumbir a la agresividad. Los estrategas, spins doctors y asesores, deben contribuir a obtener victorias, sí. Pero no a cualquier precio. Los problemas de nuestra sociedad, a los que la política debe intentar responder, no se podrán superar desde las trincheras partidarias y los campos minados. La beligerancia debe tener límites: profesionales, éticos y legales. La política se juega su futuro y la cooperación entre partidos y organizaciones sociales será clave para afrontar unidos los retos más importantes. Quien siembre odio, lodo y mentira, recogerá lo que se merece. Pero, además, lesionará la política democrática y la confianza de los ciudadanos en nuestros sistemas e instituciones. Y esto nos contamina a todos.

 

Imagen: Extraída del Flickr de Amenon.

Nota 1
Para los amantes del cine político, dos noticias que os interesarán.
En mayo llegará a nuestras pantallas la película “Game a change”, protagonizada por Julianne Moore en el papel de Sarah Palin. La caracterización es extraordinaria. Y la interpretación, también.
Y a finales de año se estrenará la película “Political animals”, ambientada en la Casa Blanca y protagonizada por la actriz Sigourney Weaver. Su personaje es el de una ex Primera Dama que accede posteriormente a una Secretaría de Estado, al tiempo que su matrimonio fracasa y se rompe. Circunstancias que evocan a Hillary Clinton.

Nota 2
Estas son las fotografías que no he utilizado para ilustrar el artículo de hoy. Creo que os pueden interesar.
- Death of Caesar (Jean-Léon Gérôme, 1967)
- Murder of Caesar (Karl Theodor von Piloty, 1865)
- Ides of March (Imagen de la película)

La silla vacía

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 13 mar 2012

Silla vacía

Los debates electorales son el hecho más importante de una campaña electoral. Y, muchas veces, el momento más determinante en la vida de los políticos. También lo es para los electores, por la insustituible información que aportan. Tanto la verbal, como la no verbal. El cuerpo habla, y revela una compleja y rica gama de datos, percepciones y emociones que nos ofrecen elementos decisivos para nuestra elección final. En un debate, los candidatos están solos, despojados de sus equipos y defensas. Son lo que son. Son lo que vemos.

Por todo ello, los debates deberían ser un derecho y un deber. Un derecho para los electores y un deber para los candidatos. Evitar, hurtar o impedir, por activa o por pasiva, este derecho debe ser valorado muy negativamente.

En Estados Unidos, por ejemplo, no se conciben unas primarias o unas elecciones sin debates televisados. Todo lo contrario de lo que ocurre en España. Alan Schroeder, profesor de la Northeastern University de Boston, y uno de los grandes expertos mundiales sobre debates, afirma: “una de las cosas más importantes en la carrera de un político es poder presentarse en un plató con su oponente”.  Schroeder, que recientemente estuvo en España invitado por la Academia de la TV, sostiene que todo aspirante a gobernar un país debe tener la habilidad de presentar sus puntos de vista ante la lente de las cámaras. “Un político en un debate es como un trapecista sin red”, asegura.

Pero ayer por la noche, nada de esto sucedió, aunque sí hubo un debate, lamentablemente devaluado e impostado. La decisión de Javier Arenas de no asistir a la cita convocada por Canal Sur es arriesgada, más de lo que seguramente cree. El cálculo se ha impuesto sobre la política. Y cuando se juega a no perder, muchas veces se acaba haciéndolo.

La argumentación sobre la falta de neutralidad es una poderosa arma de combate electoral, sirve para seguir desgastando a tus oponentes por vía interpuesta, y alimenta la idea de régimen político que debe ser substituido con la ruptura política no con la alternancia democrática. También le sirve a Arenas la imagen PSOE-IU fijada en el plató: de lo que podría ser la alternativa de gobierno a una mayoría no absoluta del PP. Pero nada evitará la percepción de cálculo, cobardía, o provocación, según sea quien lo interprete. Cualquiera de estas valoraciones tiene un poderoso marco negativo.

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Presidentes a la reelección

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 12 mar 2012

Relect

Las elecciones del próximo día 25-M en Asturias y Andalucía tienen algo más en común que la fecha. Se trata de la reelección. Los dos actuales presidentes, Francisco Álvarez Cascos y José Antonio Griñán, respectivamente, se presentan a la reelección con desigual expectativa. Cascos es el político peor valorado de los contendientes y Griñán el mejor de los que están en liza, aunque no aprueba, según la reciente encuesta preelectoral del CIS.

La reelección presidencial tiene siempre un marco mental muy determinado que favorece el debate sobre el cambio. Cuando los candidatos no se presentan a la reelección (este era el caso de Rajoy y de Rubalcaba) las propuestas políticas giran más en torno al futuro. Cuando uno de ellos es presidente, inevitablemente, el debate se centra en la continuidad o el cambio. En Andalucía, por ejemplo, el 52% de los electores quiere un cambio político, frente al 26% que prefiere la continuidad.

Griñán y Cascos han seguido caminos opuestos en la gestión de sus expectativas. El andaluz ha estirado al máximo la legislatura esperando que factores externos a su gestión (la posible victoria de Carme Chacón en las primarias socialistas, o el desgaste por los primeros 100 días del gobierno de Rajoy) le proporcionara algo de oxígeno político. El asturiano, lo contrario. Ha precipitado el final de la legislatura rompiendo el difícil pacto entre su partido, Foro Asturias, y el PP buscando un nuevo equilibrio de fuerzas entre los conservadores. El resultado no parece que vaya a ser una jugada maestra: el PSOE podría volver a ganar las elecciones como ya hizo el pasado 22 de mayo y, además, UPyD podría entrar en el Parlamento de Asturias haciendo todavía más compleja la gobernabilidad.

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