La campaña de las elecciones andaluzas ha estado marcada por el determinismo. La previsibilidad del resultado, alimentada por la contundencia demoscópica de las encuestas, así como el hurtado debate entre los candidatos (única posibilidad de incógnita), han dejado la campaña en casi un trámite, sin tensión ni expectativas. La dureza de las imágenes y datos de la gravísima gestión política del ERE parece que es superior a los supuestos costes electorales de los cien primeros días de Rajoy como presidente. La convocatoria de huelga general tampoco ha generado –parece- un efecto movilizador en el electorado progresista del 25M. Agotados y exhaustos, preocupados por el futuro, pero decidiendo su voto por el pasado y la herencia recibida, los andaluces esperan el resultado de las urnas. Estas son algunas de las claves de esta campaña.
1. Marco mental. El principal problema de Andalucía es el paro (30%) que, a la vez, es el marco mental del principal problema de los socialistas y del partido en el poder: la corrupción vinculada a la gestión del ERE. La poderosa asociación “paro-corrupción-socialistas” ha actuado como una losa sepultural. Además, en plena campaña, se ha producido el remate escénico con el auto y la entrada en prisión de Javier Guerrero (ex Director General de Trabajo), la histórica fianza de 686 millones de euros y las posteriores declaraciones escandalosas y obscenas de su chófer. Todo ello ha culminado un marco mental letal.
El PSOE no ha podido hablar de la principal preocupación de los andaluces sin recordar permanentemente a los electores su pecado original. Una trampa. El sentimiento de culpa, el complejo y la vergüenza han aflorado constantemente en los rostros de los candidatos socialistas y, en particular, en Griñán. Su cara ha hablado más que sus palabras.
2. El espejismo. Las encuestas del CIS al inicio de la campaña, que apuntaban una clara victoria del PP pero insuficiente (por uno o dos escaños) para obtener la mayoría absoluta, alimentaron las esperanzas de quienes querían enfrentar el determinismo electoral con la ilusión política de la “resistencia”. Pero el espejismo duro poco. Las encuestas posteriores no abrieron y mantuvieron las expectativas, sino que las cerraron. La unanimidad demoscópica sobre el hundimiento del voto socialista ha sido superior, incluso, al consenso sobre la horquilla de la probable victoria de los populares.
El escenario abierto de una lucha igualada entre la derecha y la izquierda (última baza del PSOE en el tramo final) no parece que se haya confirmado por las encuestas posteriores. Así, sin tensión ni incógnita, la campaña ha parecido un trámite inútil. La agónica petición de voto resistencialista (“el último bastión”) ha tenido –creo- el efecto contrario. Ya nadie quiere hacer heroísmo con su voto. El pragmatismo se impone en una sociedad atenazada por la crisis económica y preocupada por su futuro. Que cada palo aguante su vela.
3. Sin debate. El debate frustrado entre los tres principales candidatos, por la negativa de Javier Arenas a participar en un encuentro organizado por la RTVA, ha tenido un efecto menor, finalmente. Ni ha significado un plus para José Antonio Griñán, ni para Diego Valderas; ni tampoco un coste excesivo para el candidato del PP. Los socialistas no han tenido musculatura para hacer creíble la silla vacía de Arenas como la prueba irrefutable de los supuestos engaños y mentiras del PP al electorado. Un debate siempre recrea las posibilidades de lo incierto, de la duda. A Arenas no le interesaba, en absoluto. Prefería la contundencia de las encuestas a la incógnita de un debate de ideas y propuestas. Ha sido una lástima. Andalucía, y sus problemas, se merecían un debate a fondo.
4. La agresividad. Javier Arenas ha cerrado el último tramo de campaña con una beligerancia sin concesiones. Las circunstancias políticas vinculadas a la corrupción, le han permitido plantear el duelo como un desafío moral y no ideológico. Y ahí, la izquierda tiene más que perder, ya que los costes políticos por la corrupción no tienen la misma factura según sea el partido. Arenas, está convencido que no solo está cerca de la victoria, sino que hacerla segura, histórica y arrolladora depende de la dureza y cohesión de su voto (y del desánimo y hundimiento de su oponente). Ha tenido la habilidad, incluso, de intuir que las ganas de castigar al PSOE son más importantes que los deseos de alternancia o cambio político. Y que el único castigo seguro a los socialistas es votar al PP.
Lentamente, pero profesionalmente, ha ido deslizando la arquitectura semántica que sitúa a los andaluces como sujeto político diferente de los socialistas. Así, progresivamente, ha identificado la nueva Andalucía, y la Andalucía de siempre, con el PP. Arenas le ha quitado la bandera a Griñán.
5. Las incógnitas. Las elecciones del 25M no dependen de lo que se escriba o se diga, sino de lo que los electores voten. Me gustaría pensar que es posible que las ecuaciones políticas no estén ya resueltas. No lo digo por el resultado, obviamente, sino por la cultura democrática. El 25M los electores tienen en su mano lo que en su himno proclaman: “Los andaluces queremos volver a ser lo que fuimos. Hombres de luz que a los hombres, alma de hombres les dimos”.
Sería aleccionador que los andaluces y andaluzas sorprendieran, con autonomía y libertad, a todas las voces que analizan con determinismo y seguridad lo que va a suceder sin que haya sucedido, todavía. El resultado electoral y la presencia de otros partidos en el arco parlamentario deberían ser incógnitas, no certezas. Depende de su voto.
(Fotografía de Theresa Thompson bajo licencia CC)
Nota: Estas son las fotografías que no he utilizado para ilustrar el artículo de hoy. Creo que os pueden interesar.
- Vote for nobody (en The Guelph graffiti blog)
- Vote (en the New Mexico Independent)
Hay 2 Comentarios
Muy buen análisis y muy buen pos. Enhorabuenat
Publicado por: Joan Carles March | 25/03/2012 22:00:15
Trabajo en Andalucía aunque no soy de aquí y creo que el resultado no es tan previsible. Lo digo porque esta es una autonomía muy grande de donde ya mucho antes de esta crisis, ha habido una emigración colosal hacia otras zonas al norte de España y Europa. Queda pues, mucha gente que sencillamente, por sus condciones físicas o psicológicas no pudo marcharse y desde luego, el que es un prvilegiado. Esos grupos, que en Astuirias no se dan, no son de los que cambian fácilmente de opinión, los primeros porque la vida les ha dado muy poco y temen perderlo. Los otros porque ya les va bien. Y eso tiene su origen en la administración hispano- romana, cosa que data de 2000 años (la famosa "reforma agraria que ya da risa maligna el mentarla). Creo habrá cambio, pero si hay intereses creados potentes es en Andalucía. En cualquier caso no niego gane el PP, pero si no quiere tener un disgusto muy pronto, hará bien en no cambiar mucho las subvenciones que se dan. Esta es una tierra donde en determinados pueblos se ha votado a Herri Batasuna por pura desesperación, y no creo sus habitantes hayan estado jamás en el PaisVasco.. Una cosa es la burguesía de Sevilla, pero otra el alcantarillado de Almería, inexistente hasta hace no mucho.
Publicado por: carlos | 24/03/2012 20:37:17