La paciencia en política

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 04 jul 2012

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Rajoy y Rubalcaba se parecen mucho y -al mismo tiempo- no representan lo mismo, obviamente. Sus trayectorias políticas y públicas son paralelas y se han entrecruzado en más de una ocasión. Pero hay una característica personal, de los dos, que se ha convertido en proyecto estratégico y recurso táctico simultáneamente: se trata de la paciencia.

La paciencia en política es una virtud escasa en tiempos acelerados, de exigencias cortas y respuestas rápidas. Es cierto que los retos nos obligan a encontrar soluciones urgentes y que la paciencia, cuando es pasiva y resignada, parece claudicación e impotencia. Pero hay otra versión de la paciencia: la que se trabaja, no la que se acepta. La que se cultiva, no la que se padece.

Rajoy la pide constantemente. Por ejemplo, en el reciente viaje a Brasil, tras la cumbre del G20 en México, afirmó “que España saldrá adelante con arrojo, determinación y paciencia”. Y Rubalcaba ha pedido, también, calma y comprensión, al restar importancia a que el PSOE no se aproveche de la pérdida de confianza en el PP que reflejan las encuestas. "Que el PP se esté desgastando es normal y que el PSOE mejore poco a poco también" ha dicho Rubalcaba. "Eso es normal porque nos fuimos bastante mal", añadió. También el presidente Obama pidió recientemente "paciencia" a la sociedad y recalcó que el país superará la actual crisis financiera, subrayando que las últimas iniciativas ayudarán a reforzar las "señales de progreso" ya detectadas en el sistema. "Nos recuperaremos de esta recesión", concluyó.

La serenidad que los dirigentes del PP y del PSOE aparentan, sería -quizás- un síntoma de inteligencia táctica, por conocimiento o por convicción (o bien por astucia o fe). Pero igual podría ser un reflejo de la falta de respuestas, o de la creencia, tan arraigada en nuestra cultura popular, de que el tiempo lo cura todo.

Paciencia y esperanza van de la mano. Se puede esperar, se puede aceptar el sacrificio hoy, si se espera recompensa mañana. Pero la paciencia, en un contexto tan frágil de confianza política, se agota fácilmente. Especialmente cuando los resultados tardan más de lo deseable o soportable y los primeros síntomas de mejora no llegan a todos por igual, o con la rapidez necesaria. Así, los que practican y predican la paciencia pueden ser las primeras víctimas de su persuasión fallida o de su incapacidad predictiva, liberando una corriente imparable de impaciencia. De ahí a la ira, hay un paso.

Es probable que Rajoy y Rubalcaba hayan leído a los clásicos Jean Jacques Rousseau (“La paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces”), a Walter Scott (“El que sube una escalera debe empezar por el primer peldaño”) o a Jean de la Fontaine (“La paciencia y el tiempo hacen más que la fuerza y la violencia”). O bien que hayan buscado refugio e inspiración en Benjamin Franklin: “Quien tiene paciencia, obtendrá lo que desea”. Y con estas lecturas hayan reforzado sus convicciones y su personalidad. O hayan encontrado fortaleza de ánimo, repasando sus vidas cruzadas en el refranero popular y puedan pensar -el uno del otro- lo que el dicho apunta con tanto tino: “Cuando fuiste martillo no tuviste clemencia, ahora que eres yunque, ten paciencia”.

Sea como fuere, no son buenos tiempos para la paciencia. Y esto es lo relevante para quien pide lo que ya no se fía. Los ciudadanos (y los electores) no van a dar mucha tregua. La irritación es un estado de ánimo contagioso. Y el desánimo, la angustia, han dado paso a la desesperación. Las encuestas son concluyentes. La paciencia de los ciudadanos con la política, con los partidos, con las instituciones democráticas está seriamente dañada. Nunca como hasta ahora. Y el rumor de fondo es cada vez más audible. El populismo avanza. Los que promueven que sobran políticos y administraciones acabarán diciendo que sobran instituciones. El caldo de cultivo está ahí.

Nelson Mandela, líder moral y ex presidente de Sudáfrica, recordaba un proverbio de su país para alertar de la capacidad limitada de paciencia de su pueblo: “Cuando el agua está hirviendo, es inútil apagar el fuego”. No hay pasos intermedios. Quien abuse de la paciencia, de la buena fe, de la resignación, acabará desbordado. O quemado.

(Fuente de la fotografía: Xavier Peytibi)

Hay 6 Comentarios

Nuestra sociedad está económicamente enferma, somos pacientes esperanzados en que esa medicina de recortes nos cure. Y cuando la enfermedad se agudiza y la cura y el alivio no llegan el paciente se impacienta y se recurre a cualquier curandero populista de pacotilla. Ese es el riesgo, supongo.

Paciencia…
Si podríamos decir que en un político es una virtud ser paciente. Si la aplicaran bien el ciudadano podría confiar en su visión de futuro para desarrollar proyectos cuyos frutos se pudieran recoger algunas generaciones más tarde…
Pero esa no es una virtud en España. Aquí el futuro no se planifica a más de cuatro años vista, el tiempo que dura un mandato, y luego ya se verá. Se nota mucho, y parece comprobado, que la dedicación a la política es un chollo y algunos se agarran a su sillón más por esa razón que por una cuestión ideológica.
Yo se que vamos a tener que salir de ésta pagando, sacrificándonos más que nadie, y trabajando, si es que conseguimos crear empleo. ¿Pero lo saben ellos también? ¿O es que no se ven parte del problema?
Quizá la exigencia más notable en éstos momento sea la coherencia. Sobre todo porque a estas alturas imagino que todos ya sabemos que no hay una solución rápida a la crisis.
Y no, no vemos eso. Vemos que se sigue incidiendo en lo mismo, en recortar derechos para favorecer privilegios, entre ellos los suyos propios.

NOS OPONEMOS A LA OPOSICIÓN
En ocasiones me traslado en Metrobus, ahí donde la cantera popular se expresa entre sí y cuyas voces suenan cansadas por el largo viaje, no en su contenido, y entre susurros decían: en México nos oponemos a la oposición. Con esta idea, los invito a que lean lo siguiente:
1. Cuando gana la oposición hay personas que se oponen, vean: en Michoacán ganó un candidato que era de un partido político opositor en ese estado y a nivel federal y entonces, la candidata del partido gobernante en el ámbito federal se opuso.
2. Lo mismo sucede en el plano nacional, un partido opositor gana una elección y hay gente que se opone a que gane esa oposición. Suena como un trabalenguas pero así es, vean: el partido gobernante en el plano federal perdió, lo reconoció y quien se opone es otro partido político opositor.
3. Hubo una elección en la capital de la República y el partido gobernante vuelve a ganar ese territorio por tercera vez, pero en la elección de las demarcaciones territoriales pierde dos, entonces pues hay que oponerse al triunfo opositor en Benito Juárez y Cuajimalpa.
Examinen: el partido gobernante en la capital se opone a que la oposición le gane dos territorios y anuncia que impugnará las elecciones, sólo ahí donde en el futuro será oposición impugnará las elecciones, que por cierto organizó la misma autoridad electoral que les reconoce un amplio margen nuevamente en el otro plano. Más revuelto o me regreso.
¿Serán las circunstancias? Quizá la forma de ver las cosas. ¿Se imaginan que el partido que ganó la presidencia de la república impugnara el triunfo de los partidos opositores en otros lados?
Creo que los partidos políticos se pueden sustraer al contenido, pero no a las modas y entonces podremos atestiguar la especie de que el partido que ganó la presidencia, impugnara los resultados en Morelos y Tabasco, y por qué, pues porque la oposición ganó.
Y la prueba de que no gusta que la oposición gane lo es claramente el Distrito Federal, donde en el futuro la oposición ya no irá a solicitar sus prerrogativas a las autoridades electorales, sino a la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, por ser de su competencia las especies en peligro de extinción.
Politólogos italianos, franceses o alemanes, vengan a realizar sus tesis doctorales a las tierras que visitó André Breton, porque antes se oía: ¡qué haya alternancia para fortalecer la democracia!, hoy en su nombre muchos se oponen a la alternancia. A la manera de decir del gringo viejo: mi no entender política mexicana.
Eduardo García Anguiano

Pues Nelson Mandela estuvo preso durante 27 años, si eso no es paciencia en política que venga Dios y lo diga....
A lo mejor, o a lo peor, lo que hay que tener claro es que ir a la cárcel por tus ideas, estar "fuera de la circulación" en algunos momentos de tu vida, no es ningún deshonor, que cuando la realidad es injusta, egoista, ajena, puede ser bueno tener paciencia y apechugar, contra viento y marea, con lo que toque. Por supuesto nada que ver con la "paciencia" de la que hablan los gobernantes que citas.

Paciencia en la acción política
es tiempo, y habla del cómo se navega en el tiempo de la acción. Nuestros políticos y altos cargos (de lo público y lo privado) saben bien lo que es dejar pasar el tiempo ...
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Viven no en el lío, sino del lío.
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Las agitaciones y turbas desatadas (aunque vayan despacio) son el "primo-ideal" para el "trilero-político" armado de paciencia y "ganchos".
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Estos del PP además vacilan culturalmente de ser amantes de la Fiesta, es decir ... del torear al toro, con lo que eso significa de fastiadiarle hasta el final (o el milagro salvador de los pañuelos y el griterío).
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Así, en el PP, y en los demás partidos, "torean" a los españoles con capote y tricornio, con espada, pluma, y misiles.
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Con rodillo democrático aplastante hacen de la paciencia añicos, a la velocidad aplastante de unos locos con-Agenda, toda cargada de citas e influyentes amiguetes del negocio y el negociado.
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Los partidos políticos son universos paralelos desplegados en un mismo espacio-tiempo del aquí y ahora : y viven del lío de las aspiraciones enfrentadas y el reparto de sillones y poderes.
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Los demás, tenemos la paciencia del Santo Job, y el sufrimiento de esclavos, excluidos, y negados para vivir del lío, en el lío y en el chollo-bobo.
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Arde el monte y ...
la Furia Roja ha sido desatada con aciertos desde 1999, para desgracia de estos re-vividores del lío-político y el chollo patriotero y esperpéntico de la políticamente correcta pasta-gansa, y la bancarrota-país.
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Saludos cordiales,

Paciencia. Vale... si, previamente, hay un plan y si para conseguir las metas es imprescindible una "espera".
Pero cuál es el plan? Ese es el meollo de la cuestión... por sus actos los conoceréis!!!!
Vender las infraestructuras del país?
Desmantelar el estado del bienestar?
Llevarnos a la ruina a los ciudadanos?
La única vaca del rebaño que están ordeñando se va a quedar sin leche.
... y la pregunta del millón... para qué y porqué?
Para pagar las especulaciones de la banca?
Para pagar el descontrol de épocas pasadas?
Para favorecer a pseudoempresas públicas antes de que les obliguen a liberalizar mercado?
Para convertir nuestro país en un erial vendible al mejor postor?

Si es eso lo que quieren se están equivocando al pedir paciencia y aguante.
El que lo hace... y el que no lo evita, deben ser juzgados por el mismo rasero.

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Sobre el autor

es asesor de
comunicación y consultor político.
Profesor en los másters de comunicación
política de distintas universidades.
Autor, entre otros, de los libros: Políticas.
Mujeres protagonistas de un poder
diferenciado’ (2008), Filopolítica:
filosofía para la política (2011)
o La política vigilada (2011).
www.gutierrez-rubi.es

Sobre el blog

Hago mía esta cita: “Escribimos para cambiar el mundo (…). El mundo cambia en función de cómo lo ven las personas y si logramos alterar, aunque sólo sea un milímetro, la manera como miran la realidad, entonces podemos cambiarlo.” James Baldwin

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