El Teorema de Thomas es un principio fundamental en sociología explorado por William I. Thomas. El teorema dice: «Si las personas definen las situaciones como reales, éstas son reales en sus consecuencias». Es decir, pensar en la posibilidad crea causalidad. En un contexto tan frágil y volátil de la opinión pública, podemos afirmar que las encuestas políticas que vamos conociendo últimamente, y que anuncian grandes cambios, tienen una nueva dimensión, y responsabilidad. Su propia hipótesis demoscópica, aplicando el principio sociológico enunciado, se convierte en el argumento fundamental para que suceda el escenario que reflejan. Actualmente, las encuestas ya no describen simplemente la realidad, sino que la escriben.
La encuesta que publica hoy Metroscopia ofrece un escenario insólito y muy sugerente. Del bipartidismo al cuádruple empate. Con un impacto muy incierto en la distribución de escaños. Cuando las horquillas se cierran tanto, y las diferencias son mínimas, la Ley d’Hont —que condiciona y ordena nuestro sistema electoral— ya no prima a los primeros y su distribución puede ofrecer grandes sorpresas.
Este nuevo retrato demoscópico refleja que el tsunami de Podemos era sólo la primera ola. Que la réplica de Ciudadanos es poderosa, también. Y que en la sociedad española, la demanda de alternativas es, quizá, superior a la mera alternabilidad. Cuando las izquierdas y las derechas tradicionales se parecen tanto —o así lo percibe una parte muy significativa de la opinión pública— la nueva ecuación pasa por lo conocido frente a lo nuevo. Lo previsible frente a la innovación. Estas podrían ser algunas claves:
1. Nuevos ejes. El eje tradicional de izquierda-derecha parecía cuestionado por el disruptivo y enérgico mensaje de Podemos de arriba-abajo (casta). Ahora, con Ciudadanos, aparece una nueva variable: antiguo-nuevo. Con su perversa derivada: viejo-joven.
2. Nuevos formatos. Suben las formaciones que intentan organizarse políticamente en formatos no convencionales como los partidos. Círculos y nodos son las nuevas plasticidades de la política. Las agrupaciones, las sedes y las casas, dan paso a los círculos, las redes y las causas. Es el tiempo de la tecnopolítica.
3. Nuevos lenguajes. El crecimiento de Podemos y de Ciudadanos no es, en absoluto, ajeno a la inteligente y creativa gestión de redes y plataformas digitales. La comunicación política deviene en algo más que un instrumento. Es ya identidad. Dime cómo comunicas y te diré quién eres. Las fortalezas y debilidades de cada formación en esta disciplina son el reflejo de mucho más que conocimiento y experiencia técnica.
4. Nuevos líderes. La demanda social de nuevos liderazgos otorga un plus de crédito a los liderazgos desconocidos, en construcción o emergentes. Las alternativas empiezan con las formas y los estilos. Hay espacio y oportunidad para los nuevos liderazgos. Y para los laboratorios de la política que importan o exportan modelos de éxito.
5. Nuevas energías. En el caso de Ciudadanos, la vitalidad y energía de su líder, Albert Rivera, parece un factor destacado y que cuenta. Es el más joven de los cuatro líderes nacionales. El agotamiento visual —y político— de algunos de nuestros gobernantes bordea el colapso. La ciudadanía está enfadada, harta, cansada y agotada de lo mismo, de más de lo mismo, y de sólo lo parecido. La ruptura, sea estética, ideológica, formal o retórica, tiene premio. O crédito.
6. Nuevos relevos. El relevo en los campos ideológicos tradicionales (derecha-izquierda), y aunque sus protagonistas no quieran interpretar estas etiquetas clásicas, parece incuestionable. ¿Es Podemos la nueva izquierda? ¿Es Ciudadanos la nueva derecha? Estos esquemas de anclajes estáticos pueden no ser suficientes para explicar lo que sucede. Pero sí para identificar la evidencia de que una parte de los relevos en el bipartidismo no parecen garantizados suficientemente por la vía endogámica. Y que el estímulo exterior competitivo, ante la lentitud o insuficiencia de los procesos de regeneración interna iniciados, parece jugar un papel importante.
Hay 2 Comentarios
Si hay razòn del resultado de las encuestas de que se llega a ser realidad siempre y cuando las respuestas de toda encuesta seha lo màs veridica del caso ya que es una simulaciòn de algo que va a suceder en un futuro cercano.
Publicado por: Cèsar Reinoso | 09/03/2015 15:43:12
Buen análisis, lo más normal salvo sustos será que ocurra lo que las encuestas indican, por lo menos en Andalucía para empezar. El problema lo veo yo en las posibilidades de pactos posteriores, que son variadas y que en mi opinión son todas bastante difíciles de digerir por la opinión pública. Si pacta un “viejo” con un “joven” los votantes del “joven” se sentirán defraudados cuando no estafados, si pactasen “viejo” con “viejo” en ambos partidos habría suicidios colectivos de militantes y alguno de los viejos podría irse al garete definitivamente, y si pactasen “joven” con “joven” los ciudadanos pensarán que tenemos al mismo perro con distinto collar y los “viejos” se apoltronarían en una cómoda oposición a esperar que pase su funeral, que indudablemente pasará por proceso natural o por zancadilleo de una oposición con recursos y mañas de viejo zorro. No pretendo satanizar “los pactos”, creo que en muchas circunstancias son necesarios, pero en la actual situación me parece que el más votado debe gobernar con dos cojones y con la inteligencia de ir cambiando de tercio según vaya evolucionando el toro a lo largo de la faena. Que dios reparta suerte.
Publicado por: Rogelio Reza | 08/03/2015 19:39:56