Sobre el autor

es asesor de
comunicación y consultor político.
Profesor en los másters de comunicación
política de distintas universidades.
Autor, entre otros, de los libros: Políticas.
Mujeres protagonistas de un poder
diferenciado’ (2008), Filopolítica:
filosofía para la política (2011)
o La política vigilada (2011).
www.gutierrez-rubi.es

Sobre el blog

Hago mía esta cita: “Escribimos para cambiar el mundo (…). El mundo cambia en función de cómo lo ven las personas y si logramos alterar, aunque sólo sea un milímetro, la manera como miran la realidad, entonces podemos cambiarlo.” James Baldwin

Últimas entradas

Rajoy pierde Cataluña

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 27 sep 2015

Mariano Rajoy ha perdido Cataluña. La desconexión que pretenden los soberanistas ha empezado, precisamente, al otro lado del cabo, pero por puro inmovilismo. La incapacidad política para superar el desafío del independentismo es de tal envergadura que se va a cuestionar, posiblemente, su liderazgo, su estrategia y su eficacia. Rajoy cree que este escenario es el mejor para la cita electoral de las próximas generales. Presidente, ¿y si el miedo ya no asusta? Aspira a presentarse como el salvador de la unidad nacional y el único garante constitucional. Pero el error puede ser mayúsculo. Otra vez. Como cuando recogía personalmente firmas contra un Estatut aprobado por las Cortes Generales y refrendado (en un 75%) por la ciudadanía catalana. Perder Cataluña es peor que perder en Cataluña. Perder Cataluña es perder España, aunque conservara el gobierno.

Pierre Rosanvallon, autor del reciente ensayo Le bon gouvernement, afirma que en el momento de votar, los ciudadanos-electores tienen la sensación de ser los amos del juego. Quitan y ponen a su gusto a los políticos. Pero no son más que soberanos por un día. Pasadas las elecciones, con los halagos y promesas inherentes, se dan cuenta que los poderes van a la suya y que el interés general es secuestrado por las presiones corporativas de toda clase. El divorcio entre el “momento electoral” y el “momento gubernamental” no ha cesado de acentuarse. Por un lado, el lenguaje de las campañas electorales está fundado sobre la idea de una inversión del orden de las cosas, sobre la exaltación de las promesas, mientras que el lenguaje gubernamental es el del retorno a la realidad, del recuerdo de los límites. El desfase entre la lógica electoral y la lógica de gobierno produce efectos devastadores, desvaloriza la política y alimenta la abstención. Rajoy confía más en el BOE que en la política. Habrá leído, quizás, a Rosanvallon. Pero solo esta parte. Hay más.

El presidente ha renunciado a hacer política en Cataluña y, con ello, en España. Refugiado en lo jurídico, ha vuelto a esperar que la ley de la gravedad (electoral o judicial) resuelva los problemas políticos. Pero esta situación no es para especuladores, sino para personas que se comprometan. El argumento de que no hacer nada es lo mejor… se ha hundido, estrepitosamente. La gestión nihilista ha sido derrotada por la pasión política. Y emergen los reformadores: Albert Rivera y Pedro Sánchez.

El socialista, con su proximidad y su oferta política arriesga. Pero no ha renunciado a perder Cataluña para el proyecto político que va a presentar en las generales. Esta actitud va a tener, probablemente, premio: cuando las cosas se complican, los votantes prefieren alguien que se arremanga, a  alguien que espera y especula. Y para Rivera se abre la posibilidad de ser el eje de la política española. Si lee bien los resultados, puede ser muy competitivo en diciembre. Esta derrota de Rajoy, es la derrota de un estilo y es el castigo, también, a una desastrosa política. Parálisis y miopía. Juntas. Cálculo e incapacidad. Juntos. 

Rajoy no puede estar tranquilo, aunque no sepamos si está esperanzado para la próxima cita. ¿Cree que este resultado le ayuda? ¿O, por el contrario, lo inhabilita para el futuro? Rajoy, al priorizar la crisis económica y al subestimar las causas políticas, ha perdido el tiempo, la iniciativa y el crédito. Será bajo su presidencia que pasa lo que pasa. Y no podrá ponerse de lado. El resultado electoral tiene muchas consecuencias. Y la primera es que señala con el dedo al mismísimo Rajoy.

Rajoy, el martillo y los clavos

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 23 sep 2015

Martillo_clavos

«Si usted tiene un martillo en sus manos, cualquier cosa que vea le parecerá un clavo». Esta frase, atribuida a Mark Twain (y también a Oscar Wilde), la utilizó Abraham Maslow en su célebre y fundamental obra publicada en 1962 titulada Toward a Psychology of Being y, más adelante, se etiquetó como Observación de Baruch (por Bernard Baruch, quien fuera consejero presidencial de Woodrow Wilson y Franklin D. Roosevelt). La frase guarda un principio psicológico que, aplicado a la política, tiene consecuencias terribles: las herramientas limitadas son aplicadas, de una manera inapropiada e indiscriminada, por personas ―precisamente― poco flexibles. Además, su simple posesión o conocimiento del instrumento provoca un equivocado sesgo de confirmación al creer que se trata de la respuesta adecuada a cualquier tipo de problema. Es decir, que las obstinaciones son la principal causa de los errores. De la misma manera que el hecho de poseer un bisturí no te convierte en cirujano, aunque con él puedas rajar a cualquiera.

Reducir la complejidad de un problema a la simplificación de la solución es el camino más directo para el exceso o el defecto. Exceso de fuerza o defecto de razonamiento, por ejemplo. Las dificultades a las que nos enfrentamos reclaman más cajas de herramientas y menos martillos. Más destrezas y menos músculos. Más manitas… y menos manazas.  

Seguir leyendo »

Chequeos ideológicos

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 10 sep 2015

Herramientas para el voto

Desde hace unos cuantos años, en cada proceso electoral de la mayoría de países, surgen sitios web y aplicaciones que ayudan a las personas a saber a qué partido o candidato deberían votar, siendo coherentes con su ideología y con el resultado obtenido de responder a las preguntas que se formulan a través de un cuestionario. De hecho, estas webs son cada vez más comunes y usadas (por ejemplo, en las últimas elecciones alemanas, una de ellas fue consultada más de 13 millones de veces).

Diferentes estudios hablan ya de cómo el uso de estas webs consiguen afectar al voto de los electores que responden a las preguntas, y que cifran en un fuerte efecto entre el 6 y 10 % de los votantes, que pueden cambiar su voto después de recibir el «veredicto» con la propuesta del partido al que debería votar, en función de los resultados obtenidos. Estas herramientas y tecnologías ayudan a «pensar» y a «comparar». E introducen una saludable práctica en la toma de decisión: hacer coherente la decisión con el grado de identificación ideológica, la evaluación comparada y el voto selectivo.

En las recientes elecciones británicas del mes de mayo se observó un aumento de estas herramientas, que sirven para despejar dudas en el electorado, pero que también actúan como un elemento que genera curiosidad y se usa de forma lúdica para confirmar lo que ya sabemos que vamos a votar, o para provocarnos ciertas dudas y/o interesantes debates. En el Reino Unido, triunfaron webs como Who should you vote for, Vote for Policies, Positiondial, Who shall I vote for?, Who gets my vote?, Verto, TickBox o Votematch. Éstas suelen impulsarse desde instituciones apolíticas y sin ánimo de lucro, aunque también desde los medios de comunicación.

Seguir leyendo »

Cartas políticas

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 05 sep 2015

«Un mundo sin cartas sería ciertamente un mundo sin aire que respirar». Simon Garfield

No todas las cartas son correspondencia, es decir, no todas buscan la reciprocidad o la conversación aunque tengan destinatarios públicos o particulares. Hay quien escribe para sí mismo, como un ejercicio de onanismo epistolar o como tramposa expiación. Pero también hay quien escribe interpretando el silencio o los hechos, por ejemplo, de un imaginario remitente anónimo o deseado. La carta como respuesta y encuentro, después de ver, escuchar o leer detenidamente. Entonces, las misivas son correspondencia y un tesoro, aunque sea íntimo. Las cartas, así, son contacto físico en la distancia. El papel, virtual o vegetal, es la piel que no vemos pero intuímos.

El género epistolar es extraordinario. Muy pocas cartas han hecho Historia, pero todas tienen su historia. En el libro Cartas memorables, recopiladas  por Shaun Usher, (Ediciones Salamandra, 2014) y cuyo título original es Letters of note: Correspondence deserving of a Wider Audience, el autor afirma en la introducción: «a decir verdad, no se me ocurre ningún modo mejor para aprender cosas del pasado que a través de la correspondencia, a menudo sincera, de quienes lo vivieron». Entre otras maravillas, podemos leer la histórica carta de Albert Einstein a Franklin D. Roosevelt (agosto de 1939) en la que anima al Presidente norteamericano a explorar el uranio (y su uso militar) como una «importante fuente de energía en el futuro inmediato». El genio escribe: «Este nuevo fenómeno llevaría también a la construcción de bombas y es concebible ―aunque ya no tan seguro― que se pueda hacer un tipo nuevo de bombas extremadamente potentes. Una sola bomba de este tipo, transportada en un barco,  al hacer explosión en un puerto, podría destruirlo por completo, junto con parte del territorio circundante». Roosevelt atendió la petición y creó un comité de expertos y el proyecto Manhattan del que saldrían las bombas Little Boy y Fat Man, que aniquilaron en 1945 en Hiroshima y Nagasaki, provocando más de 200.000 muertos. Einstein declaró, años después, que aquella carta «había sido el gran error de su vida».

Seguir leyendo »

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal