Embestir la investidura

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 22 ene 2016

Podemos ha vuelto a hacerlo: anticipación, audacia, sorpresa, ataque. Su asalto a la investidura («a los cielos») es por embestidura. Pablo Iglesias ha provocado un movimiento que veremos dónde acaba: si con el Presidente que propone o, paradójicamente, con el Presidente al que se opone. La fuerza de su propuesta reside en que hace perder el control del tiempo (de la maduración) a Pedro Sánchez, en plano casi de igualdad y con una gesticulación que molesta, irrita o provoca, según las sensibilidades.

Hoy, parecen más claros los estilos para la investidura de cada líder. Rajoy es resistir. Sánchez es maniobrar. Iglesias es atacar. Y Rivera es esperar. Las preguntas son casi evidentes. ¿Rajoy puede resistir? Sí. Confía en que la ley de la gravedad de los apoyos transversales le ofrezca una fruta madura. Cuenta con el no inscrito partido del orden institucional, tan eficaz como diverso y concertado en intereses y responsabilidades.

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Mas, el Everest y Cataluña

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 09 ene 2016

Artur Mas, en la comparecencia de esta tarde en la que ha explicado (e interpretado) el acuerdo de investidura, ha utilizado una nueva metáfora. Esta vez montañera, alpina, de escaladores: «Para subir al Everest no se puede ir con sandalias». Mas, a diferencia de otras ocasiones, no ha asimilado el full de ruta a una travesía marítima, con su capitán, su embarcación, su tripulación, su ruta y su destino: Ítaca, la independencia. Esta vez, ha relacionado su proyecto político con la dificultad extrema. Es decir, con el alpinismo de los ochomiles. Con el techo del mundo. Con el Everest.

Este diciembre conmemoramos los 30 años de la primera expedición catalana con éxito a la cima del mundo. La expedición capitaneada por Conrad Blanch logró su objetivo: situar a tres alpinistas en la cumbre. Óscar Cadiach, que ya lo había intentado en dos ocasiones anteriores, fue el primer occidental que escalaba el Everest sin oxígeno por la ruta del Collado Norte y Arista Noreste, algo que, según él, abrió las puertas a un nuevo tipo de alpinismo mucho más técnico y preparado. Gracias a la fuerza de voluntad y al trabajo en equipo, el descenso que se complicó muchísimo no se convirtió en tragedia y todos los expedicionarios pudieron volver a sus hogares sanos y salvos. Sólo usaron una botella de oxígeno compartida para los tres durante la noche previa a la cima. Escalaron sin él. Antoni Ricard, el médico de la expedición, mantuvo despierto a Cadiach a través del walkie durante todo el vivac que realizó a más de 8.000 m de altitud al descender de la cumbre. Fue una de las páginas más emocionantes del alpinismo. Subir era importante. Volver, todavía más.

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Mapas del poder

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 06 ene 2016

La geografía del poder, es decir las relaciones y vínculos entre personas, organizaciones (públicas y privadas), instituciones e intereses, es un poderoso elemento de análisis para comprender lo que no es evidente, pero sí condicionante. Estos datos, cuando son cartografiados con varias capas de densidad informativa, cambian nuestra percepción y conocimiento del entorno social, porque nos cambian el diámetro, el foco y la intensidad de la mirada. Cambiar la mirada para obtener una nueva visión, es la base para encontrar nuevas conclusiones. Nuevas causalidades. Porque como decía Aristóteles, pensamos lo que vemos. O como lo confirma la neuropolítica, nuestro cerebro es, fundamentalmente, visual.

En España, algunas organizaciones sin ánimo de lucro están elaborando minuciosos (y reveladores) mapas de relaciones. La Fundación Civio y su proyecto Quién Manda es una referencia indiscutible y ejemplar. Y no están solos, aunque no es fácil mantener el enorme esfuerzo humano y profesional que supone este tipo de mapas. La realización de estas cartografías y geografías del poder se desarrolla con investigación periodística, con colaboración ciudadana (denuncias y whistleblowers cívicos) y con tecnología aplicada a los datos públicos que no están -aparentemente- relacionados. Los rastros digitales, su interpretación y relación, son una poderosa minería de información para la construcción de estos mapas de poder.

Estoy convencido que las batallas políticas del futuro inmediato se librarán, también, entre proyectos políticos capaces de utilizar estos mapas y, a la vez, tener auténticos laboratorios que les permitan pasar del del big data al data thinking, con una cuidada y eficaz política de visualizaciones para la comunicación en los ecosistemas digitales. Pensar con datos, pensar con imágenes, pensar con mapas. Hacer política con todo ello.

En este escenario, los mapas interactivos que permiten combinar un gran volumen de datos y visualizaciones a la carta de los usuarios en múltiples pantallas y dispositivos son una herramienta decisiva. En las últimas elecciones generales y catalanas hemos visto, también, como algunos medios han innovado con mapas interactivos en la presentación de datos estadísticos, electorales o periodísticos. ArcGIS, QGIS, MapBox estas son 3 herramientas con las que sencilla y gratuitamente (al menos en un principio), se pueden convertir bases de datos en mapas interactivos. También existe Gather,  una plataforma que permite crear Apps con mapas interactivos.

La utilización de mapas colaborativos para la acción política es otra dimensión al enorme potencial de estos mapas interactivos. mapea.cc es una herramienta de la Plataforma en Defensa de la Libertad de Información (PDLI) desarrollada por Outliers Collective que sirve para mapear dos tipos de incidencias: denuncias de cualquier “ataque” a la libertad de información y cualquier tipo de acción de protesta en el ejercicio del derecho a la libertad de expresión. No todas estas iniciativas consiguen el caudal de información y participación sostenida para que se conviertan en más útiles todavía. Pero estamos al inicio de una nueva era: las cartografías sociales y las tecnopolíticas serán los mapas del futuro sobre los que representaremos las nuevas geografías de nuestro mundo.

Cuando los ríos son también flujos; las montañas, nodos; los caminos, enlaces; los océanos, la red; y los datos y sus relaciones, las nuevas ciudades.

La política y el método de Harvard de negociación

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 02 ene 2016

El método de negociación de Harvard es uno de los más usados en todas las organizaciones. Se caracteriza por ser simple y práctico. Características despreciadas -lamentablemente- en la mayoría de las tradiciones políticas. El método, desarrollado a finales de los años setenta por Roger Fisher, William Ury y Bruce Patton, nos enseña a negociar de forma eficiente a través de un proceso que se concentra en identificar y satisfacer intereses, aunque no sean compartidos a priori.

Cuatro principios son la clave de ese proceso:
1. Separar a la persona del problema.
2. Concentrarse en los intereses y no en las posiciones.
3. Inventar opciones de mutuo beneficio.
4. Insistir en la aplicación de criterios objetivos.

El paso -histórico- de las alternancias a las alternativas en la política española (después del resultado del 20D) va a obligar a nuestros líderes a revisar sus apriorismos, sus líneas rojas. Estas parecen más excusas que argumentos. El miedo a negociar los atenaza. Y los inutiliza. No se trata de renunciar a los principios, pero hay que evitar que estos impidan que la política (también la negociadora, la que pacta, la pragmática) cumpla su función de servicio público, de bien común, de interés general. Es decir: que sirva para resolver problemas, no para crearlos o agravarlos.

Estoy convencido que uno de los cambios regeneradores que debemos incorporar en la cultura política española es la capacidad de estar abierto a nuevas y diferentes influencias para la resolución de problemas, conflictos o retos. El mundo de la innovación emprendedora es una fuente inagotable de inspiración para refrescar nuestras ecuaciones y mapas mentales. Maneras de ver, maneras de pensar. Por ello, más que nunca, la política renovadora debe estar dispuesta a nutrirse de nuevas ideas, tradiciones y experiencias que vienen del mundo de la gestión. No estoy hablando de postpolítica, sino de introducir más variables para ejercer una política más deliberativa. Se trata de abrirse a nuevas disciplinas. Si las ventanas no se abren, nunca entra aire fresco. Y acabas envenenado de tu propio oxígeno, hasta que lo consumes haciéndolo irrespirable.

Mason Currey, autor de Daily Rituals: How Artists Work, investigó a más de 160 artistas y creadores de todas las disciplinas: desde compositores a filósofos, pasando por científicos, escritores y también políticos. Descubrió algo que por intuido o conocido no deja siempre de sorprender: el método inspira, el método es creativo.

El método Harvard, por ejemplo, demuestra (con décadas de éxito) cómo nuestras ideas se vuelven incapaces de resolver problemas cuando se arman desde las afirmaciones y no desde las preguntas. El que afirma, no puede dudar y casi nunca cambiar. Con ambas limitaciones es -casi- imposible y acordar. Esta es la cuestión. Se pacta con el adversario, con el rival. Pero se puede hacer cuando el miedo a perder a tu posición es menor que el miedo a perder la oportunidad de ganar, juntos, o a la vez. De nuevo, los intereses por encima de las posiciones. También en política.

Desde una renovada cultura política, parece extraño (y sospechoso) negarse -de entrada- a explorar las posibilidades de acuerdos y pactos con formaciones políticas que comparten espacios electorales, ideas políticas, y soluciones programáticas de amplia base y coincidencia. Hay quienes están más preocupados por el futuro de sus partidos y posiciones, que por los problemas de los electores y de la política. La falta de coraje intelectual es el síntoma más evidente de la falta de confianza en la política que construye. Construir una alternativa no es fácil, ni cómodo. Pero cuando es necesaria, debe ser una exigencia democrática. Este miedo, paralizante, es revelador. Y abrumador. ¿En manos de quiénes estamos, o estaremos? ¿En manos de líderes perezosos?

Los electores castigarán, con severidad, a quienes prefieran -o provoquen- una segunda vuelta… a la espera de mejorar sus hipotéticas posiciones a costa de renunciar a sus responsabilidades. Muchos ciudadanos y ciudadanas han votado para que nuestros líderes no se queden en la trinchera, en sus líneas rojas, tan confortables como inservibles para la mayoría. Quieren que las crucen, que exploren las tonalidades, las gamas de color, las hibridaciones, las mezclas. En definitiva, los compromisos, los acuerdos. Es tiempo de salir a campo abierto. Desconfiemos de los puros. Su pureza es su pereza. Y a veces nuestra perdición.

No es aritmética, es política.

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 20 dic 2015

El resultado electoral deja a Pedro Sánchez frente a una gran responsabilidad. No ha ganado las elecciones, pero podría formar gobierno.

Sánchez se enfrenta a tres ecuaciones: Primero, hay ganas de cambio en España. Solo uno de cada cuatro electores ha votado a Mariano Rajoy. Defraudar estas expectativas sería imperdonable para una parte muy significativa de sus electores, y de los progresistas en general. Segundo, las izquierdas plurales crecen, y sus electores quieren acuerdos, aunque sus dirigentes rivalizan, compiten y creen que no hay espacio sin la eliminación (o superación) política de los adversarios. Nos enfrentamos a una situación inédita: la posible contradicción y la discrepancia real de intereses entre los electores y los dirigentes de las fuerzas progresistas. Y tercero, los reformadores (desde C’s a Podemos, pasando por el PSOE) pueden llegar a acuerdos importantes. Aunque el PP parece que conserva su minoría de bloqueo al superar los 117 escaños (un tercio de los diputados, lo que impediría que se sumaran dos tercios para grandes reformas constitucionales sin su concurso). Y también conserva la mayoría en el Senado aunque pierde más de 20 escaños.

El PSOE deberá pensar en varias claves: lo que le conviene a esta formación y lo que le conviene a su líder; así como pensar –muy a fondo- lo que le conviene a España. Y también lo que desea el votante progresista que hoy le ha dado la espalda… pero que podría recuperar. Hay muchas opciones y no todas son compatibles, parece. Pero la política es el arte de hacer posible lo necesario.

Sánchez se la juega. Si pacta con el PP, traiciona su propuesta, aunque obtuviera la cabeza de Mariano Rajoy. Después del debate (en el que cuestionó su honorabilidad, no hay pacto sin coste… y si sacrificios) Y si pacta con Podemos, se le rompen las costuras internas, y se complica –y mucho- su imagen de centralidad. Pero lo que les une (su oposición al PP) debería ser más fuerte que lo que les separa… o muchos electores no entenderían nada. Esta derrota es complicada, reclamará líderes con coraje y determinación. Ni es suficientemente grande para despejar dudas, ni suficientemente pequeña para simplificar las alianzas. Hay varias maneras de ganar… y varias de perder.

El bipartidismo resiste. Y puede tener la tentación de ayudarse, mutuamente. Pero ha llegado la hora de la humildad política. Para el PP y el PSOE, pero para los emergentes, también. Su irrupción es histórica, pero no adanista. No todo empieza con ellos, aunque sin ellos cada vez será más difícil sumar y gobernar. No hay que olvidar que Podemos ha ganado en Catalunya y el País Vasco. Nadie que quiera gobernar España podrá ignorar esta realidad. Y sus consecuencias en forma de condiciones.

Las elecciones han dado un resultado complicado. Pero no se trata de aritmética, sino de política. Se trata de no ceder a la tentación del cálculo partidario y aprovechar las oportunidades históricas. Nadie que especule con nuevas e inminentes elecciones podrá obtener la confianza política en el futuro. Todos deben liberarse de sus miedos y recelos. Hay espacio para la POLÍTICA en mayúsculas. No es tiempo de cicateros, especuladores, conspiradores ni arrogantes.

Los electores han hablado. Quieren otra política. Tan nueva como sea posible. Otro gobierno, tan diferente como sea posible. Otra Constitución, actualizada, tanto como sea posible. Y otra izquierda, tan renovada como sea posible. Hacer posible lo necesario. Ese es el reto.

20D: 10 momentos memorables de comunicación política

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 19 dic 2015

1. Twitter, el ágora de la política. #7dElDebateDecisivo fue récord de conversación social en España este año. Un auténtico fenómeno que ha demostrado de nuevo que Twitter es el punto de encuentro de referencia para la conversación y el debate político. A sólo 12 días de las elecciones muchos españoles aún no tenían decidido su voto para el #20D. Concretamente, entre los usuarios de Twitter en España, uno de cada tres no sabía aún a quién votar. Twitter ha sido el espacio para la afirmación, la duda, la pregunta, la respuesta… y las pasiones.

Twitter ha sido determinante. Según datos de esta red: 1 de cada 2 jóvenes entre 18 y 24 años aún no ha decidido a quién votar; 1 de cada 2 jóvenes entre 18 y 24 años consulta Tweets relacionados con política; un 44% de los jóvenes entre 18 y 24 años considera que Twitter le ayuda a obtener más información de los candidatos y partidos políticos; y 4 de cada 10 jóvenes entre 18 y 24 años tuitea sobre su opinión política en Twitter.

2. Facebook, la segunda pantalla. Facebook ha mostrado todo su potencial como segunda pantalla. Los vídeos de apoyo a las candidaturas, o los vídeos de los candidatos han tenido una gran repercusión en un país con más de 21 millones de perfiles en esta red social. Esta red crea sus propios mapas de reacciones y nos ofrece mucha información segmentada, imprescindible para la comunicación política. Además, Facebook ha explorado su dimensión off/on y ha organizado el primer “Facebook Meeting” en la Plaza de Callao, con candidatos a la Presidencia. Los candidatos han lanzado sus mensajes a través de vídeos en Facebook, proyectados en las pantallas de los cines Callao City Lights. Las elecciones generales han sido el tema más comentado este año en la plataforma, y desde el verano hasta ahora 4,9 millones de personas han hablado sobre temas políticos en más de 45 millones de interacciones. Facebook también activará el botón “He Votado” este domingo, para animar a la gente a que acuda a las urnas.

3. Los test. La diversidad y la calidad de test para resolver las dudas electorales ha sido una constante en esta campaña. Los medios de comunicación han explorado a fondo estas herramientas de auto chequeo ideológico, así como varias organizaciones cívicas han desarrollado comparativas y análisis muy rigurosos. El elevado número de indecisos, la inevitable superficialidad de los eslóganes políticos, así como las fronteras difusas en lo programático entre las formaciones políticas…, han provocado un renovado interés por estas iniciativas de cultura democrática que favorecen el voto consciente e informado. Su éxito, también, en elecciones anteriores es un buen ejemplo de lo que viene: más tecnología de comparación y análisis para mejorar la calidad de nuestra decisión.

4. Las campañas ciudadanas. Ha vuelto a suceder. El ecosistema de comunicación y movilización políticos no se limita al ámbito de gestión del partido y del equipo de campaña y su autoridad. Otra vez, como ya sucedió en la campaña de Manuela Carmena, la creatividad social ha desbordado los márgenes de las campañas. Los activistas han tomado, parcialmente, el control. Las multitudes superan a los expertos. Entre otras iniciativas, #PurpleRain20D ha sido el hashtag que agrupado el diseño de miles de activistas creadores que, con su sentido del humor, su imaginación y su innovación están renovando los códigos comunicativos de la política. La simplicidad de la propuesta (mirar el mundo y la realidad de morado) ha sido un acierto que ha estimulado una gran variedad y calidad de diseños. Las campañas ya no son propiedad de los partidos.

5. Los millennials. @Rubeen_69 es muy joven… pero ha sabido esperar su momento, paciente e inteligentemente. La venganza es un plato que se sirve frío. Cuatro años después de ser ninguneado torpemente por Mariano Rajoy (por su precoz edad -15 años- para debatir sobre política)… Ruben le devuelve el golpe con un tuit magistral en donde reivindica el poder de su voto. Ha sido uno de los momentos estelares de esta campaña. Los millennials son, a su vez, un desafío y un reto para la política. Son un público complejo y difícil de tratar. Pueden mantenerse al margen de la política, mostrarse apáticos, desencantados, indiferentes. O pueden movilizarse y mostrar sus dientes. De una manera u otra, desinteresados o movilizados, seguirán siendo los protagonistas de la nueva política durante algunos años más. Para ellos y ellas la política será tecnopolítica, o no será.

6. El voto rogado y el voto migrante. El debate sobre las dificultades para ejercer el voto exterior es ya imparable. E intolerable. La campaña #RescataMiVoto, lanzada por Marea Granate, ha movilizado a miles de personas que han cedido su voto a emigrados españoles. La propuesta es imaginativa y creativamente reivindicativa. El colectivo ha convocado para la jornada del domingo manifestaciones en las principales ciudades europeas con el lema #‎13DSinVozNiVoto.

7. Memecracia electoral. Esta campaña mostró, una vez más, el poder de la memecracia. Es la fuerza creativa del ARTivismo digital y la potencia seductora del humor. Ante cada nueva aparición pública de los candidatos o ante cada nuevo hito de campaña, las redes se inundaron de ironía y parodia en forma de memes. Los carteles promocionales ―con Miss Piggy haciendo de Soraya, por ejemplo―, el atril vacío de Rajoy en el debate de El País, la entrevista de Rajoy y Bertin Osborne… todos estos acontecimientos tuvieron sus memes. Inventiva, originalidad, osadía, humor.

8. Las estrategias digitales. En esta campaña, los equipos de movilización digital han llegado a su madurez política y organizativa. En algunos casos, han sido capaces de liderar la estrategia general, como ha sucedido con el equipo de La Cueva de Alberto Garzón. Sin su imaginación, atrevimiento, y su humor sin complejos, no habrían podido superar las limitaciones –y las trabas- que su candidatura ha tenido. Su campaña ha sido exitosa por efectiva. Y sin ella, Garzón no hubiera podido competir…. Y ganar. Como sucedió en debate a cuatro que lo ganó en las redes el candidato que no fue invitado. La dinámica irónica abierta por La Cueva ha sido emulada hasta por el mismísimo Mariano Rajoy en su ocurrente y efectivo tuit de las gafas voladoras.

9. Los debates. Han sido, una vez más, decisivos. Desde la novedad del encuentro organizado por El País, que fue emitido exclusivamente por Internet, hasta el formato previsible del debate cara a cara entre Pedro Sánchez y Mariano Rajoy. Hubo tiempo también para debates universitarios (aunque sólo con los nuevos) y para uno en 140 caracteres, organizado por Twitter y dirigido a los más jóvenes. Formatos que reflejaron la convivencia entre lo nuevo y lo viejo, entre lo moderno y lo tradicional. Debates, además, con altísimas audiencias, tanto televisivas (9,2 millones para la cita a cuatro y 9,7 para el cara a cara), como impacto en redes (el cara a cara, por ejemplo, fue tuiteado por 134.000 usuarios únicos).

10. La política es, también, un plató. Las nuevas habilidades escénicas (bailar, cantar, hacer reír) se combinan con las deportivas (sea en formato comentarista radiofónico, como Mariano Rajoy), las actividades de riesgo o la conducción temeraria. Es la política pop. Se trata de mostrar unas competencias nuevas, en donde el político queda a merced del conductor televisivo y este de su audiencia multipantalla. Esta, insaciable y ávida de espectáculo, quiere reírse de quien a casi siempre debe soportar o resignarse. El político, en este contexto, se ve sometido a una gincana de platós, ocurrencias y anécdotas que convierten lo accesorio en definitorio. Y lo escénico en esencial. El primero en hacerlo fue Pedro Sánchez, quien para escalar en las encuestas fue con Planeta Calleja a subir el Peñón de Ifach. Albert Rivera eligió el mismo programa de TV para intentar dar vuelta la campaña volcando en un Rally. Pablo Iglesias nos mostró en El Hormiguero que tiene uñas de guitarrero. Rajoy, para no ser menos, defendió los colores del Barça en un futbolín con Bertín Osborne.

PD: Y finalmente, las encuestas. Con incertidumbre y reñida competición… las encuestas juegan un papel determinante. Incluso en la semana en la que están prohibidas, absurdamente. Los tuiteros recurren a fresas, berenjenas y naranjas para burlar la ley y actualizar sondeos. Este recurso ya se usó en Francia en 2012. Mañana, todavía, las encuestas serán ocupando el protagonismo con las que se realizan a pie de urna y las de las televisiones… pero sobre las 21.30h solo los votos contarán. El tuyo. Los nuestros. Los de todos. Vota. Y sin prejuicios. :-)

Atrapados por el pasado

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 15 dic 2015

¿Se puede ganar perdiendo? Sí. Probablemente esta noche ambos candidatos han perdido una gran oportunidad para hablar de lo que proponen para el futuro, aunque hayan ganado en la consolidación de sus respectivos electorados. Finalmente, el pasado les ha atrapado, envueltos en una atmósfera televisiva desfasada y caduca, claramente enmohecida. La mayoría de sus intervenciones han girado alrededor de lo que hicieron ambos, y sus partidos. El pasado ha sido su campo de juego. Los reproches han sustituido a las propuestas. Y las acusaciones a los argumentos.

Pedro Sánchez ha llevado la iniciativa, marcando los temas en cada bloque y reforzando su estrategia con preguntas. Ha actuado como un aspirante dispuesto a competir. Mariano Rajoy se defendía, con la seguridad del que lleva ventaja en el marcador de las encuestas. En muchos momentos ha parecido una típica sesión de control. Duras acusaciones, diálogo inexistente. Intercambio de golpes. El cara a cara ha sido hoy más real que metafórico. Ambos han acabado con los pómulos hinchados y las cejas medio abiertas.

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Alternancias y alternativas

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 13 dic 2015

El 20D tendremos un resultado electoral. Pero sea cual sea, lo que habrá es un cambio radical en las lógicas políticas y en las ecuaciones parlamentarias. Habrá cambios, aunque no haya cambio. Y serán históricos. La política española será diferente. Durante todas las legislaturas el cambio se reducía a la opción de la alternancia. Se gana cuando el ciclo de tu rival se agota (PP en 1996), o cuando comete errores muy graves (11M de 2004). El valor de la opción de la alternancia era la paciencia, la resistencia y la disponibilidad. Es decir, con estar ahí, era suficiente. No voy a contribuir al discurso nihilista al parecer que sugiero que los partidos mayoritarios ―hasta ahora― son lo mismo. En absoluto, no lo son. Aunque en nuestras elecciones recientes han sido percibidos ―demasiadas veces― como el relevo, el recambio, el sustituto… del partido desgastado en el poder. El bipartidismo era estabilidad porque, de alguna manera, era continuidad para una parte significativa de la ciudadanía.

El 20D daremos paso a algo más profundo que un nuevo ciclo. El 20D parece que se abrirá, definitivamente, nuestro mapa político de manera irreversible. Nuevos retos. La gobernabilidad necesitará grandes acuerdos de más de dos fuerzas, en muchos casos. Y, a pesar del ventajista sistema electoral que prima a algunos partidos, se abrirán nuevas percepciones de la realidad. Nuevas cartografías electorales. Por ejemplo, la relación entre el número de votos y el de escaños; las proporciones electorales entre las grandes capitales y el resto de provincias; las generaciones de votantes para cada partido (el 50% de los electores del PP son mayores de 60 años); el color del mapa electoral entre el norte y el sur; el corredor mediterráneo y la cornisa cantábrica; o entre la periferia y el centro. Es decir, pasaremos de la mayoría absoluta actual a un resultado en el que la previsible primera fuerza no llega al 30% de los votos con una muy desigual implantación territorial, generacional, social y económica. Inédito. Extraordinario.

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El empate y el sprint final

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 29 nov 2015

 

Los datos de la encuesta de Metroscopia confirman, a tres semanas de las elecciones, una tendencia que ya se apuntaba en análisis anteriores. Pero esta vez, la confirmación llega a un extremo increíble e inédito. Hablamos de un triple empate real, que podría desembocar en una victoria para el PP, pero también posible para el PSOE o C’sNada es descartable. Este triple empate, seguramente, no tendría, en caso de producirse ahora mismo la cita con las urnas, el mismo comportamiento en la asignación de escaños, dada nuestra ley electoral y las características de nuestras circunscripciones. Pero va a tener una importancia extraordinaria en la legitimidad adicional de quien resulte el partido «más votado», y en el «valor moral y estético» de esta etiqueta en la formación posterior de alianzas y mayorías para el futuro.

Las diferencias demográficas y etarias son muy relevantes. En España, por ejemplo, hay más de 8 millones de personas con derecho a voto que tienen más de 65 años. Pero su distribución y concentración territorial es muy concreta, y coincide —mayoritariamente— con 28 provincias en las que asignan 5 o menos diputados, y que representan casi un tercio del total de los 350 diputados del hemiciclo. En estas circunscripciones, la formación que quede tercera debe de obtener más del 15 % de los votos para obtener un escaño. No es nada fácil, en especial para las formaciones emergentes. Pero en estas provincias quedar primero o segundo es decisivo para el escaño que se trasvasa a las formaciones nuevas y «terceras». La ley electoral puede ser caprichosa. Y esto cambia el cómputo final electoral.

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Odio contra ocio

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 14 nov 2015

No quieren que bailemos. Que escuchemos música. Que nuestros besos se mezclen con las risas. Amar. Divertirnos. Gozar de la vida. Compartir cenas y almuerzos. Beber. Comer. Ocupar el espacio público. Sentirnos libres. «Los objetivos fueron cuidadosamente elegidos», afirman los terroristas. Atacaron a los símbolos, y a las personas.

Detestan que las mujeres lean, escriban, piensen y decidan por sí mismas. Sobre su cuerpo, sus afectos o sus vidas. No quieren que las niñas estudien, por eso dispararon a Malala, en Afganistán, porque quería ir a la escuela. Disparos para castigarla, para asustarla, para matarla.

En el comunicado reivindicativo de los asesinos del Estado Islámico, relacionan la acción terrorista en París con el hecho de ser la «capital de las abominaciones y de la perversión». Es decir, en su demencia, los terroristas identifican la ciudad como el pecado, como el demonio. Y los ciudadanos como viciosos. Las salas de música como templos paganos.

Los atentados golpean a personas inocentes en bares y restaurantes, salas de fiestas, estadios y calles. Todo lo que caracteriza un modelo de libertades en un espacio público. Odian el ocio. Por lo que representa de libertad y emancipación. Lo fanático contra lo lúdico. Se visten de negro, porque detestan el color, la música, la diversidad. Odian las risas. No quieren sonrisas, sólo muecas. De dolor o de sufrimiento.

Han actuado de noche. Un viernes. Justo cuando la ciudad de las luces se ilumina con la luz de los goces y los placeres, con las sombras de las emociones y los afectos, con la claridad de las artes. Cuando la vida parece eterna. Cuando la noche protege a los amantes, a los cómplices, a los amigos. Llegaron de noche, para hacerla eterna, para que no tuviéramos un mañana, y ganar su falsa eternidad con su incomprensible martirio.

A los asistentes al concierto de la sala Bataclan, los llaman «idólatras». Su pecado es admirar a seres humanos: músicos, cantantes, artistas. Les matan por paganos, por ejercer la mística de la música. Su odio es tan incompresible como peligroso y asesino.

Nos desprecian. Hablan del olor de «las calles malolientes de París», que tiemblan indefensas. Se jactan de su pureza. De nuevo asocian la ciudad y los ciudadanos al demonio y su pestilente presencia: «Seguirán oliendo el olor de la muerte por haber estado a la cabeza de la cruzada».

Nos quieren atemorizados y paralizados. «Incluso sentiréis miedo de ir al mercado», proclamaban en un mensaje de vídeo de Al Hayat, la sección mediática de los acólitos del califato: «Se te ha ordenado combatir a los infieles donde quiera que se encuentren. ¿A qué esperas? Hay armas y coches disponibles y los objetivos están listos para ser golpeados», indica uno de los terroristas. «Sirve incluso el veneno. Envenena el agua y los alimentos de al menos uno de los enemigos de Alá», conmina.

«París tembló bajo sus pies», agregan los yihadistas. Así nos quieren: derrotados en nuestros corazones, ánimos y valores. Quietos, inmóviles, encerrados. Quieren destruir la risa y el movimiento. Ahora, hoy, más que nunca hay que reírse entre el dolor, el llanto y el desaliento. Reír llorando. Para enfrentarnos al odio con ocio. A la barbarie con arte. A las pesadillas con sueños. Para que París tiemble… pero de bailes y pasos libres, no de miedos y espantos.

Hoy lloraremos, pero mañana volveremos a bailar y a dibujar. Para ganar la batalla de las ideas y los valores. La auténtica gran batalla.

Sobre el autor

es asesor de
comunicación y consultor político.
Profesor en los másters de comunicación
política de distintas universidades.
Autor, entre otros, de los libros: Políticas.
Mujeres protagonistas de un poder
diferenciado’ (2008), Filopolítica:
filosofía para la política (2011)
o La política vigilada (2011).
www.gutierrez-rubi.es

Sobre el blog

Hago mía esta cita: “Escribimos para cambiar el mundo (…). El mundo cambia en función de cómo lo ven las personas y si logramos alterar, aunque sólo sea un milímetro, la manera como miran la realidad, entonces podemos cambiarlo.” James Baldwin

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