CIE: la tortura (invisible) en la Unión Europea

Por: | 14 de mayo de 2015

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Miguel Ángel Vázquez y Yoro en el Parlamento europeo.

 

AUTORA INVITADA: BEATRIZ DEL HOYO

Alhagie Yerro Gai salió de Gambia hace ya 13 años, cuando sólo era un chaval de 12. Un viaje desesperado, como el de tantos otros que cada día intentan cumplir el sueño de una vida mejor. Yoro, nuestro valiente Yoro, era uno de los conductores del cayuco en el que, con 18 años, consiguió llegar a las Islas Canarias tras días sin comer y sin dormir.

Yoro imaginó llegar un día a España, y lo consiguió hace seis años. Pero nunca imaginó llegar al corazón de Europa. También lo ha conseguido, y sólo gracias a su propia valentía. Yoro fue, el pasado miércoles en la jornada CIEs reality: a violation of Human Rights in the EU, la voz digna y rotunda de tantos admirables supervivientes a los que el mar o las vallas no les detienen ni les van a poder frenar en su huida hacia adelante.

 

“Y si cerramos los CIEs, ¿qué?”. Mejor preguntémonos, “Los CIEs, ¿para qué?”.

Porque... ¿para qué sirve un CIE? Los Centros de Internamiento de Extranjeros son, en la práctica, cárceles para extranjeros (generalmente de otra raza y generalmente sin ningún tipo de recursos) centros de tortura, un limbo inmoral y vergonzoso en plena Unión Europea.  “No puedo hablar de violaciones de Derechos Humanos, porque nunca me trataron como a un humano. Me ataban con correas, como a un perro. Me pegaban hasta dejarme más morado que negro. Y luego pasaba días sin ver a un médico”. Otro testimonio que se sumó al de Yoro en el Parlamento europeo. Con la misma dignidad, con la misma rotundidad, con la misma capacidad para dejar rotas a las personas que asistimos a esta jornada.

Entonces, si cerramos los CIE, ¿qué? Si cerramos los CIE, nada. Cerrar de una vez y para siempre estas islas de vergüenza invisibles para la mayoría dentro de la burbuja que es la laureada Unión Europea es la condición mínima (aunque no única) para poder empezar  a hablar de paz y derechos humanos. En la Unión Europea hay 280 de estos centros de tortura racistas y clasistas. En España, ocho. En Madrid, uno, el de Aluche. El que nos avergüenza más directamente por ser más cercano. El 24 de mayo en Madrid vamos a empezar a cambiarlo todo, con la voz más contundente que nunca: no vamos a ceder en esta exigencia de cierre inmediato e incondicional de estas cárceles de tortura. Porque ningún ser humano es ilegal.

(La jornada organizada por la coalición Primavera Europa se complementó con el compromiso de 48 eurodiputados que adjuntaron sus firmas a la petición, impulsada por Miguel Ángel Vázquez, de PUM+J,  por el cierre de los CIEs, que ya cuenta con el apoyo de más de 68.000 personas).

 

 

Beatriz del Hoyo pertenece a Equo y es candidata de Ahora Madrid.

 

Hay 2 Comentarios

Incluso en África existen naciones con fronteras y todo tipo de exigencias legales y sanitarias.
El respeto a las personas exige un mínimo de orden, una documentación, un contrato de trabajo, un sustento, una igualdad de derechos y de deberes.
Las personas de cualquier origen han de acceder a los países dentro de un orden y no entrar en tropel, sin ningún control ni garantía, ni sanitario ni legal.
No importa el color, pero si importa la dignidad que se tiene por ser ciudadanos y ciudadanas.
Quienes viven en los países de destino y en los de origen, pues no son un rebaño de animales que se mueven en estampida, sino que aspiran a ser sociedades con orden y con instituciones.
El problema de la emigración no se puede tratar como algo sin importancia, ni limitarlo a las situaciones de tipo provisional o de emergencia que se arbitran para poder gestionarlo.
Porque es una cosa irregular que entren por miles las personas por las fronteras sin ningún orden ni control administrativo.
Plantándose dentro de otro país y exigiendo que se les resuelvan sus necesidades, exigiendo un cumplimiento de unas leyes y derechos que se han vulnerado con la forma brusca de entrada, obligando a dar soluciones.
Como si la ciudadanía residente no tuviera también los mismos derechos, y las autoridades locales de los países de acogida, la inexcusable obligación de respetar las leyes establecidas y en vigor al servicio de los ciudadanos que pagan los impuestos.
Ser solidarios y colaborar con el desarrollo de los pueblos es una cosa, y otra muy distinta es tener que hacerlo a la fuerza por obligación.
Algo que se ha de entender por quienes vienen huyendo de sus países por situaciones de guerras, injusticias sociales, abusos de todo tipo y extorsiones personales o de esclavitud.
Pedir ayuda se comprende, pero exigir la solución de sus vidas con inmediatez, estando fuera de país de forma irregular, a otras sociedades en orden es una obligación que está por encima de la solidaridad.
Habría que pedirlo por favor y a instituciones adecuadas de tipo internacional creadas al efecto.
Nunca a ciudadanos corrientes.

Q los cierren, y q cierren las fronteras a estas mafias de una Vez

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España vista desde la mirada de quienes nacieron en otros países. Migrados es un blog de encuentros y desencuentros, de episodios cotidianos, de integración y de lucha por la supervivencia en un entorno extraño y, a veces, hostil. Es una ventana a las vidas de personas que se han quedado en una tierra donde la crisis ha convertido a sus propios ciudadanos en emigrantes. Coordinado por Lola Hierro.

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