AUTOR INVITADO: CHEMA CABALLERO
La Asociación Karibu lleva años visitando el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Madrid y elaborando informes anuales sobre la situación de los subsaharianos que se encuentran allí retenidos. Hace pocas semanas presentaron el correspondiente a 2014.
Los CIE son establecimientos públicos no penitenciarios donde se interna a extranjeros mientras se tramita su expulsión. Pertenecen al Ministerio del interior y el tiempo máximo que una persona puede permanecer en ellos es 60 días.
En marzo de 2014 se publicó, con cuatro años de retraso, el muy esperado Reglamento de funcionamiento y régimen interior de los CIE. Esto es una buena noticia, según Karibu porque donde no había regulación, había incertidumbre, opacidad y arbitrariedad. Este documento, sin embargo, no ha supuesto ningún avance pues no se ha superado el esquema penitenciario de los CIE, señalaba Begoña Santos durante la presentación del informe. Los centros siguen estando en gran medida bajo control de la policía. Además, parece que no ha habido voluntad de implantar este documento, ni siquiera en sus aspectos más positivos.
Santos también informó de que durante el año 2014 pasaron 683 subsaharianos por el CIE de Madrid, lo que supone un 35% de todas las personas internadas en él. De ellos Karibu visitó a 226. Todos, menos una, eran hombres. Estos internos procedían de 27 países del continente, un 77% de ellos de África occidental. Los ciudadanos de Senegal, Malí y Nigeria sumaban el 49%. Sin embargo, este último año se ha detectado un aumento de las personas procedentes de Camerún y Chad.
El equipo de visitas de Karibu detectó a cinco personas que declaraban y tenían apariencia de ser menores de edad. A estos se les sigue practicando la controvertida prueba de medición de la muñeca y, en la mayoría de los casos, comenta Santos, se les declara adultos para que la Comunidad de Madrid no tenga que tutelarlos. También encontró a cinco con enfermedades crónicas o posibles enfermedades mentales, 14 con hijos e hijas a su cargo y nueve con cónyuge o pareja de hecho.
Muchas de estas personas son refugiadas que llegan directamente al CIE y es allí donde pueden presentar su solicitud. Solo un 32% de todas las peticiones fueron admitidas a trámite, en su mayoría de personas procedentes de Malí. Eso significa que muchas son rechazadas.
Por eso Karibu, al igual que tantas otros miembros de la sociedad civil, demanda que se apliquen medidas que faciliten que estas personas puedan ejercer sus derechos, entre ellas la expedición de visados legales que aseguren la entrada en España, el cese de las devoluciones en caliente o el refuerzo de las operaciones de salvamento en el Mediterráneo.
El porcentaje de personas recién llegadas con orden de devolución internadas en el CIE de Madrid se sitúa en el 57%. El de personas en situación administrativa irregular en el 40%, muchas de ellas por no haber podido renovar sus papeles al haber perdido el trabajo que desempeñaban (es lo que se conoce como irregularidad sobrevenida).
Karibu ha constatado que las condiciones de internamiento en el CIE de Madrid no han cambiado nada desde que empezaron a visitarlo. Existe una sobreocupación de las celdas y escasez de mobiliario; los internos no cuentan con un armario o lugar donde colocar sus pertenencias.
El sistema médico es incompleto. Está subcontratado a una empresa privada a pesar de que el artículo 14 del Reglamento dice expresamente: “en cada centro existirá un servicio de asistencia sanitaria bajo la responsabilidad de un médico perteneciente a la Administración General del Estado”. Además, no existe atención psiquiátrica, odontológica o ginecológica.
La comunicación con el exterior está muy limitada y hasta el pasado mes de junio no se permitía el uso de móviles.
El CIE carece de servicio de traducción e intérprete, el cual es necesario, entre otras muchas situaciones, cuando las personas internadas tienen que comunicar con los asesores jurídicos o médicos.
Los internos también denuncian excesos por parte de algunos miembros de la policía, como maltrato y comentarios racistas o el ser reconocidos solo por un número. La atención jurídica también es mejorable, muchos no saben que existe. Escasez de ropa y calzado, mala calidad y poca cantidad de la comida o inexistencia de programas recreativos y de actividades, lo que crea mucha tensión, son otras de las deficiencias que presenta el CIE de Madrid.
La duración media del internamiento durante el pasado año ha sido de 35 días, tres más que en 2013. Solo el 22% de las personas internadas visitadas por Karibu ha sido expulsado, el resto ha sido puesto en libertad con una orden de expulsión cursada, lo que le impedirá llevar una vida normal. Comprueba Karibu que los subsaharianos suelen permanecer en el CIE más tiempo que personas de otras nacionalidades.
La puesta en libertad se produce en la puerta del CIE, sin apoyos para sufragar el viaje de regreso al lugar de residencia. Solo el 8% de las personas internadas en el CIE de Madrid ha sido detenido en la Comunidad de Madrid. El 65% se trata de personas recién llegadas detenidas en Ceuta y Melilla. El resto procede de todo el territorio español. Karibu ayuda a sufragar los gastos de viaje de estas personas. El problema se presenta cuando se trata de residentes en Baleares o Canarias ya que al carecer de documentación no pueden subir a un avión.
Estas personas salen del CIE en una condición mucho más vulnerable de la que tenían cuando entraron. Durante su internamiento en el centro, muchas pierden sus trabajos o el piso donde habitaban.
Vuelos calientes
En cuanto a las personas expulsadas de España, Karibu constata que han disminuido las realizadas en vuelos comerciales. Sin embargo, han aumentado los vuelos colectivos. La expulsión depende de que existan acuerdos con los países de origen, de que la persona sea reconocida como nacional de ese país por su consulado y de la existencia de un transporte en el plazo de 60 días. En 2014 se fletaron ocho vuelos colectivos de repatriación a Malí, siete a Senegal y trece a Nigeria. También hicieron escala en España 29 vuelos Frontex organizados conjuntamente con Italia, Reino Unido, Holanda o Noruega. En total se ha repatriado a 479 personas a esos tres países.
Estos vuelos están rodeados de secretismo y opacidad. Se observa un incremento de ingresos de personas del país de destino en el CIE cuando se aproxima uno, y el traslado al aeropuerto se produce en condiciones durísimas de contención y, en algunas ocasiones, recurriendo a la sedación. Una vez que estas personas llegan a sus países de origen se encuentran en situación de desprotección, experimentan una sensación de fracaso personal, de rechazo por parte de sus conciudadanos y de abuso por parte de las autoridades que les piden sobornos para otorgarles la documentación o les encarcelan.
De todo lo expuesto, Karibu concluye que la información disponible sobre los CIE es muy escasa y el internamiento se sigue produciendo de forma abusiva; los CIE criminalizan a las personas. El nuevo reglamento prácticamente no se ha implementado, ni siquiera en sus aspectos más positivos. Finalmente, pide que las condiciones de internamiento mejoren y que los agentes de seguridad que custodian el centro reciban mejor formación.
Chema Caballero: Llegó a África en 1992 como misionero javeriano y durante dos décadas llevó a cabo programas de educación y recuperación de niñ@s soldado en Sierra Leona que fueron modelo. Hoy es autor en el blog África no es un país y colaborador de Planeta Futuro, ambos en El País.
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