Fotografía perteneciente al proyecto The Long Way Home, de David Molina Gadea.
AUTOR INVITADO: DAVID MOLINA GADEA
The Long Way Home es el largo camino que los refugiados emprenden dejando atrás su casa y en busca de un nuevo lugar al que llamar hogar. Los más fuertes, adinerados o simplemente afortunados, llegarán al final del camino: Europa. Pero Europa es el comienzo de un segundo y a veces más largo periplo. El proceso de solicitud de asilo puede abarcar desde meses hasta años, pasando por diversas etapas donde el refugiado se encuentra en un proceso de espera y apatía mientras vive con unas mínimas condiciones de vida y confort que el estado de acogida puede permitirse. Los centros para refugiados y apátridas se convierten en grandes salas de espera donde, como en un juego de azar dirigido por los grandes poderes y la burocracia, estas
personas esperan su respuesta positiva o negativa, esperan tener la puerta de Europa oficialmente abierta.
O cerrada, y eso significa el retorno voluntario, la deportación forzosa o simplemente malvivir en una Europa que no es aquel hogar que parecía al inicio del camino. Desde el pasado 4 de abril el viaje es aún más complicado, pues en virtud del acuerdo firmado entre la Unión Europea y Turquía, todo extranjero que llegue ilegalmente a las costas griegas, incluso los sirios, están siendo devueltos al país otomano. A cambio, la UE se compromete a traer desde Turquía a un número de refugiados equivalente al de expulsiones.
Fotografía perteneciente al proyecto The Long Way Home, de David Molina Gadea.
Fotografía perteneciente al proyecto The Long Way Home, de David Molina Gadea.
Fotografía perteneciente al proyecto The Long Way Home, de David Molina Gadea.
El pasado año 2015 hemos afrontado una de las peores crisis de desplazamientos forzosos desde la Segunda Guerra Mundial.
Según ACNUR, 59,5 millones de refugiados en todo el mundo y 660.000 en la Unión Europea fueron registrados en 2014 a causa de los diferentes conflictos activos en todo el mundo. Toda la atención mediática está centrada en esos desplazamientos; en las desbordadas islas de Kos y Lesbos, en Sicilia, en las vallas que Hungría está construyendo para impedir la entrada de miles de desplazados, los países europeos cerrando sus fronteras...
¿Pero qué pasa cuando estas personas llegan a nuestro territorio, cuando consiguen alcanzar el sueño europeo? De los 19.450 refugiados acogidos hasta el momento en Bélgica, pasamos a acoger 36.000 a finales de 2015 según los datos de FEDASIL, lo que ha significado la apertura de nuevos centros de acogida en urgencia adaptando antiguas bases militares, edifícios públicos e incluso tiendas de campaña militares dentro de los centros ya existentes. ¿Cómo podemos los países de la Unión Europea acoger y sobre todo integrar en nuestras sociedades esa enorme cantidad de refugiados año tras año? ¿Y cómo hacerlo de la forma más humana posible?
Fotografía perteneciente al proyecto The Long Way Home, de David Molina Gadea.
Fotografía perteneciente al proyecto The Long Way Home, de David Molina Gadea.
Fotografía perteneciente al proyecto The Long Way Home, de David Molina Gadea.
Estas fotografias pertenecen al proyecto que empecé en abril de 2015 en el centro de acogida de Rixensart, cerca de Bruselas. Lo continué en julio en el centro de Sugny y lo terminé en octubre, en el mismo centro de Sugny, en la frontera belga con Francia, donde realicé un voluntariado internacional. Las imágenes son una aproximación personal que intenta desprender un cierto estado de animo que transciende la pura mirada documental. Fueron tomadas respetando el anonimato de sus protagonistas por su exclusiva demanda. Para algunos de ellos, una fotografia significa poner en riesgo su seguridad y la de sus hijos, normalmente debido a la persecución sufrida en sus países de orígen.
Fotografía perteneciente al proyecto The Long Way Home, de David Molina Gadea.
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