Frank T. en su estudio de Torrejón de Ardoz (Autor: Jean-Arsène Yao)
Corría el mes de agosto, cuando en una calurosa mañana Frank Tshimini me recibe en su casa del madrileño municipio de Torrejón de Ardoz. Semanas atrás, había conseguido localizarlo gracias a un conocido en Radio Nacional. Pues mi interés por hablar con quien, cuya voz a través del transitor, se podría confundir con la del mismísimo Barry White era mayúscula. No lo digo por echarle inmerecidas flores, sino porque es una de las voces icónicas de la escena española entre la comunidad negra, o como le gusta, afroespañola.
Se autodefine como tal porque su familia llegó a España en 1975 procedente de República Democrática de Congo —entonces Zaire— cuando apenas tenía dos años. Desde entonces, no ha vivido más cultura que la española, aunque nunca perdió su esencia africana. Es más, si hoy es objeto de mi interés es precisamente por esta raíz. De hecho, fue su padre, que trabajó en uno de los primeros pubs madrileños —y tal vez españoles— donde se ponía música afro, quien le inició. "Era un obsesionado con los ritmos afroamericanos y teníamos todos los discos en casa", asegura.
Con este gusanillo, llegó la década de los 80 con el break dance en las calles. Sin pensarlo dos veces, el joven Frank se sumó al movimiento, pero abriendo su camino hacia el hip hop porque "no tenía dinero para comprar unos instrumentos musicales. En cambio con el rap, solo necesitaba un bolígrafo, un folio, mi voz y mi micrófono". Con algo de emoción, recuerda la primera vez que empuñó un micrófono para canalizar con la música sus vivencias. Fue hace 26 años, con su grupo Top Production en una discoteca de la localidad madrileña de Coslada. Interpretaron cuatro canciones por las que cobraron 9.000 pesetas (unos 54 euros).
Mucho tiempo ha pasado desde aquella noche, pero Frank Tshimini —apellido que por razones artísticas ha dejado en T.— sigue considerándose un chico normal de barrio que trata de seguir su camino, que lo ha llevado hacia el éxito, que atribuye al hecho de "haber estado en el lugar adecuado y en el momento preciso". Lo cierto es que siempre tuvo fe en sí mismo. Aunque es consciente de que por dedicarse a la música, ser alguien importante dentro del mundo del hip hop, la gente le vea de otra manera. No en vano su nombre se ha unido estrechamente a la emergencia de raperos afrodescendientes que han enriquecido la música moderna en España.
Frank T. en su estudio de Torrejón de Ardoz (Autor: Jean-Arsène Yao)
Además de ser productor musical, Frank tiene sus propias obras musicales, siendo la última se titula Los negros también iremos a la luna. Compuesto de 13 canciones, este disco al igual que la mayoría de sus trabajos se sustenta en la ficción, el humor y la ironía. Pues el artista no tiene reparo en inventar, como así ocurrió cuando tituló atrevidamente uno de sus álbumes Soy una tostadora. Lo hizo porque le resultaba gracioso y daba un punto a su lado artístico, si bien tiene otra faceta que le encanta: la de locutor en Radio 3.
Poder poner la música de otros para que la gente lo escuche le da una gran satisfacción, porque en su opinión es su manera de aportar con el conocimiento que tiene todo lo vinculado al hip hop y la música negra. No solo para enseñarla a los demás sino compartirla y al mismo tiempo aprender el también. Preguntado por su relación con Radio 3, contesta que esta emisora fue la única que apoyó en su debut al Club de los Poetas Violentos, un grupo al que pertenecía desde 1993.
Es mi agradecido a locutores como Lara López y Tomás Fernando Flores, que les invitaban a sus programas, hasta que entró Paco Pérez Bryan como director del canal público. Desde su cargo, propuso que la emisora tuviera un programa de hip hop animado por algún rapero. Y el elegido fue Frank quien tenía las características vocales adecuadas. Entonces fue cuando se puso al frente del programa La Cuarta Parte para convertirse con el tiempo en la voz negra de Radio 3 y un referente artístico para la comunidad afroespañola.
Cada semana, de martes a viernes, entre las doce y la una de la madruga, comparte con sus oyentes la música de aquí y más allá, con un sueño: no pasar nunca al olvido. Porque desea seguir siendo una voz y una cara de lo afro, fuente de inspiración que se tenga en cuenta y que ayude a las nuevas generaciones a hacer el hip hop. Le deseamos toda la suerte.
Hay 1 Comentarios
Muchas gracias por el articulo esta muy interesante para los que conocemos poco de este personaje
Publicado por: Erick Music | 26/10/2016 19:02:40