En estas fechas en las que las comidas y cenas familiares se suceden unas tras otras, la cocina es uno de esos lugares donde se suceden todo tipo de encuentros. Hay razones evidentes que justifican por si solas que nos agrupemos en la cocina, Partir los turrones, abrir el vino o recoger la mesa son algunas de ellas. Pero, hay una razón aún más poderosa. La cocina es el sitio ideal para pasar inadvertidos mientras cambiamos impresiones varias. La nueva novia que ha traído el hermano pequeño, lo pesado que se está poniendo el tío segundo por parte de mamá o lo guapos que están los sobrinos mientras añadimos aquello tan socorrido de “no sé a quien han salido porque en nuestra familia no hay nadie con ese pelo rubio”. Algo así debió pasar el día de navidad en la cena de los Zuckerberg. Con la salvedad que, como no podía ser de otra manera, la reunión familiar navideña de la cocina no iba de cotilleos sobre primos, tíos, sobrinos o demás familiares.
La reunión en la cocina de los Zuckerberg iba de Poke, la nueva funcionalidad de Facebook para enviar mensajes que se autodestruyen a los pocos segundos. Sabemos esta historia por que circula una foto por las redes sociales. En esta foto se ve a un grupo de cinco personas observando sus móviles y muertos de la risa comprobando el efecto que genera Poke mientras Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook, los observa desde un segundo plano. La foto no tendría mas historia si no fuera por qué Randi, una de las cuatro hermanas de Mark y ex directora de Márketing de Facebook, comprobó como había saltado de su entorno privado al público, Randi publicó la foto en su perfil de Facebook para compartirla con sus amigos. Pero, la publicó con la configuración de privacidad que permite que la vean los “amigos de los amigos”. Lo demás vino rodado. Una amiga de otra hermana de Mark (Callie Schweitzer) vio la foto en su “hilo de noticias” de Facebook (newsfeed), la publicó en Twitter. El tuit decía: “@randizuckerberg muestra la respuesta de su familia a Poke”. A lo que Randi respondió: respondió “no estoy segura de dónde sacaste esta foto. Yo la compartí solo con mis amigos de Facebook. Que la repostees en Twitter no es cool”. Al que le siguió. "Etiqueta digital: pide siempre permiso antes de publicar una foto de un amigo. No se trata sólo de la configuración de la privacidad, sino de la decencia humana".
Con esta cuestión, Randi, la hermana mayor de Mark, no hacía más que poner encima de la mesa la polémica sobre la privacidad que persigue a Facebook desde sus comienzos. Una polémica que genera reacciones aún más encendidas cuando se refiere a las fotografías. En el caso de Facebook este es un tema que ya estaba en el punto de mira de los internautas a raíz del anuncio del cambio de “Términos y Condiciones” de Instagram. Facebook compró esta empresa el pasado mes de abril por mil millones de dólares. Esta compra convirtió a la red social en algo más que un espacio donde compartir “me gusta” con los amigos ya que Facebook pasó a ser el mayor archivo fotográfico de la humanidad. Según datos de la propia compañía, cada día se publican 300 millones de fotos en esta red social. A estos 300 millones hay que sumarle los más de 5 millones de fotos que se publican en Instagram. Unas cifras que dejan muy atrás a otras plataformas donde se comparten las fotos como Flickr que, en Agosto de 2011, superó los 6.000 millones de fotografías.
Las dudas que surgieron sobre la compra de Instagram, en concreto sobre como Facebook iba a obtener ingresos que justificaran la inversión realizada, se convirtieron en duras críticas cuando se hizo publico el anuncio de los cambios de condiciones. Según interpretaron los usuarios de Instagram, estos cambios autorizaban a Instagran a utilizar las fotos publicadas en esta red para publicidad, sin el consentimiento de la persona que hubiera publicado la foto. En todo momento Instagram desmintió que esto fuera cierto. AL día siguiente del anunció publicó en su blog oficial, a través de Kevin Systrom, uno de los fundadores de Instagram, una nota aclaratoria: "Thank you, and we’re listening". En esta nota se informa que las condiciones de uso volverían a ser los originales con las que contaba el servicio en 2010. La polémica podría parecer del todo anecdótica si no fuera por que hay cuentas en Instagram como las del National Geographic que reúnen a más de 650.000 seguidores y que reaccionaron a estas noticias con un aviso de cancelación de su cuenta. Nada más publicar este aviso que, como no podía ser de otra manera, se realizó a través de una imagen, recogían más de 3 mil comentarios y 40 mil “likes”.
Lo de atrapar la magia de un instante en una fotografía para que no solo quede retenida en nuestra retina sino que podamos compartirla y archivarlas para no dejarlas en el olvido de la memoria existía mucho antes que las redes sociales. Algunos dirían que todo esto comenzó en 1.900 cuando Kodak , hoy en bancarrota, lanzó la cámara Brownie, y por un dólar comprabas un carrete de 100 fotos (de papel). Ya por aquel entonces lo de la facilidad de uso era determinante. El lema publicitario que convirtió a esta cámara en un mito era: 'usted pulsa el botón, nosotros hacemos el resto". Antes de todo esto de las redes también existía la necesidad de disponer de archivos compartidos de fotografías. Sobre todo para reforzar la comunicación o construir mensajes publicitario.
Mucho antes que existieran las redes, los profesionales de la fotografía y la comunicación tenían recursos como el archivo Getty. Lo cierto es que la industria de las imágenes se ha tenido que reinventar a raíz del fenómeno de las redes sociales. Por seguir con el ejemplo de Getty, este archivo ya ofrecía en el año 2009, la posibilidad de vender fotografías que se publicaban en Flickr (la red de mayor aceptación previa a la llegada de Instagram). En la actualidad, en Flickr se publican 5 millones de imágenes al día. Lo que es lo mismo, 60 nuevas fotos por segundo. Para hacernos una idea de lo que significa este volumen, nada mejor que
“verlo”. Esta es la idea de la instalación “In Almost Every Picture” que montó Erik Kessels en
Amsterdam. Este fotografo imprimió todas las fotos que se publican durante un día en Flickr. A tener en cuenta que por aquel entonces la media era de “tan solo” un millón de fotografías. Con esta acción Kessels invitaba a reflexionar sobre el impacto de las imágenes que publicamos en Internet. En realidad, Kessels planteaba lo mismo que la hermana de Mark Zuckerberg: ¿A quién le/me interesa ver mis fotografías?.
A todas estas, por aquel entonces Flickr no estaba sola en esto de los “álbumes” de fotografías . Antes del poderoso monopolio Instagram + Facebook existián Picassa y Google Imagénes. La primera de ellas nació en el 2002 y tan solo dos años más tarde pasó a ser propiedad de Google. Un año antes en “el buscador” ya habían tomado nota de la importancia que tenían las fotografías para los internautas y lanzó al mercado el filtro de búsqueda para imágenes (Google Imágenes). En el 2010 rediseñaron por completo este buscador con el objetivo de mejorar la experiencia de visualización: al poner el cursor encima la fotografía se amplia y muestra una miniatura con información relevante.
¿Dónde reside la magia que ha multiplicado por millones las fotografías que generamos y compartimos?. ¿Es un tema exclusivo de las redes sociales?. En realidad esto no sería del todo cierto. En el caso de Instagram, por ejemplo, la magia reside en la facilidad de uso y la garantía de un mínimo nivel artístico en el resultado. Hacer una foto, aplicarle un filtro y publicarla para compartirla en las redes es realmente sencillo. No solo eso. Es contagioso e inspirador. Como sucede en la práctica totalidad de los proyectos vinculados a las redes sociales, lo que no queda aún del todo claro es como convertir esta plataforma en una máquina de recaudar dinero. A fecha de hoy el servicio es gratuito.
Un ejemplo de cómo han cambiado las redes sociales la industria de las imágenes es el de la cobertura informativa que realizó la revista Time durante el paso por Estados Unidos del huracán Sandy. Time contrató a cinco fotógrafos profesionales para que gestionaran su cuenta de Instagram a los que les encargó realizar un retrato completo de lo que sucedía en las calles de Nueva York. Time les pidió a estos fotógrafos que las fotografías no las realizaran con equipos profesionales sino con teléfonos móviles.
Parece claro que la reinvención que vive la industria de la imagen va más allá de los avances tecnológicos y está íntimamente relacionada con las redes sociales. En realidad, lo que se plantea es un nuevo escenario de relaciones entre el fotógrafo y los medios de publicación. Lo que se plantea es como gestionar la “escena de los hermanos en la cocina”. Lo que ya está (y estaba) inventado es el que puedas inmortalizar esta imagen y compartirla con tus amigos. Todo lo demás, incluido como hacer dinero con este invento, es un mundo que nos queda por explorar.
Como el tema de hoy va de imágenes y estamos en plena despedida del año 2012, les dejo un enlace donde podrán ver las imágenes que resumen lo que han sido estos 365 días. Como no podía ser de otra manear, es la selección de Instagram. Espero que ni Randi, ni Mark se enfaden por compartir con todos ustedes estas imágenes. Entre estas imágenes hay una que nos toca de cerca y que no se salve de polémica (ver comentarios). Es la foto de un encierro en San Fermín.