Según muestra la lista de los ganadores, finalmente, la subasta comenzó el martes 30 de julio con un valor de arranque de la puja de 600 euros. Cerró al día siguiente con un valor de 361,20 euros. Lo que sucedió dos semanas antes, agencia de publicidad de por medio incluida, fue una locura. Una de esas acciones de promoción que hacen las empresas en las redes sociales que generan críticas y ponen en riesgo la reputación de una marca. Hay que reconocer que la idea era cuando menos atractiva. Iberia lanzaba una nueva web donde ponen de relevancia sus canales en las redes sociales. Para celebrarlo vendería billetes a Nueva York organizando una subasta a la inversa. Pondría un precio máximo de salida del billete de 600 euros e iría bajándolo 5 euros cada segundo. La campaña se llamó Iberia social flight y se lanzó bajo el lema: “volar al precio que quieras a Nueva York”.
Todo fue bien hasta las 20:00 hora peninsular española del día que arrancaba la puja. Al acceder a la promoción a través del registro de Facebook aparecía una pantalla con el precio de partida. Llegados a este punto, tan solo había que indicar cuanto estaba dispuesto a pagar por los 222 billetes disponibles. La cifra debía tener hasta dos decimales (por ejemplo 358,27 euros). Aquellas que, sin superar los 600 euros, fueran las más altas ganarían un billete de ida y vuelta para el vuelo a Nueva York. Un avión que saldría del aeropuerto de Madrid Barajas el 20 de Septiembre. En el formulario también era preciso indicar el número de plazas teniendo en cuenta que el máximo era de dos unidades y que el precio de puja era individual. Según indican en las bases legales, el 1 de Agosto Iberia publicaría la lista provisional de los 1.000 primeros registros incluido el detalle de la hora exacta de la puja. Las personas que hubieran realizado las pujas de mayor importe recibirían una llamada de la compañía para confirmar su reserva. Los ganadores recibirían un correo con la confirmación de la compra y el localizador del vuelo.
Alojamiento, comidas y traslados no estaban incluidos pero esto no fue un impedimento para que cientos de miles de personas se interesaran por esta oferta. Aquí es donde empezaron los problemas. Según Iberia, lo que sucedió es que recibieron muchas más solicitudes de las que eran capaces de gestionar. Según la propia compañía, recibieron más de un millón de peticiones. Esta avalancha bloqueo los servidores y causó la desesperación de los que estaban intentando participar en la puja que veían como los precios de la puja subían, bajaban, volvían a subir, volvían a bajar... Así hasta que, en un momento dado, la pantalla mostraba como los precios se desplomaban. Al clicar en uno de los precios de los que aparecían en pantalla, la página se quedaba bloqueada. El misterio se desvelaba al refrescar la misma. Entonces, salía un aviso de Iberia explicando que el sistema se había bloqueado por problemas técnicos.
Una vez superado este “error de cálculo” de la campaña y, por lo que se puede ver en las redes sociales, el social flight no solo despegó de Madrid con éxito, sino que aterrizó en Nueva York acompañado de la fortuna. Detalles personalizados en el asiento, una pedida de matrimonio durante el vuelo, un concurso de fotografías... han hecho que los viajeros de este vuelo hayan compartido todo tipo de experiencias durante su viaje y estancia en Nueva York. Algo del todo previsible ya que, según declaraban desde Iberia, esta iniciativa no iba orientada a la venta de billetes ya que las personas que participan en este tipo de acciones en redes sociales lo que buscan es “"la experiencia adicional de este vuelo, un servicio específico que incluirá numerosas iniciativas, a modo de sorpresas, que harán único el trayecto. No es comparable a un vuelo comercial regular".
Por extraño que parezca este tema de lo que están dispuestos a pagar los viajeros por vivir la experiencia de un vuelo diferente debe ser cierta porque, la misma compañía Iberia ofrece vuelos más baratos a este mismo destino sin necesidad de hacer reserva con tanta antelación. Eso sí, tendríamos que pasar por alto que el lema de la campaña estaba centrado en el precio, Lo que no sé si han tenido en cuenta los responsables de Iberia es que existe una diferencia entre precio y valor. Si hablamos de precios, el sistema de subasta aplicado como método de gestión lo que persigue es ajustar al máximo la diferencia entre la oferta y la demanda pero, utilizado con criterios promocionales corres dos grandes riegos: crear un “precio de indiferencia” y desajustar la relación entre la oferta y la demanda. En este caso, el riesgo de generar un precio en el que da igual comprar o no, quedaba amortiguado por las ventajas que ofrecía participar en la promoción. Lo del ajuste entre oferta y demanda, visto el colapso de los servidores, se les escapó de las manos y convirtió esta campaña en una acción parecida a realizar un experimento con gaseosa.
Si lo que Iberia pretendía era explorar las posibilidades de las redes sociales para relacionarse con sus clientes, podría haber obviado el tema del precio (que ellos mismos consideran irrelevante) y enfocar la campaña en términos de valor. Podría haber centrado su mensaje en lo que significa formar parte de un viaje diferente. No por el precio del billete sino por la posibilidad de viajar disfrutando de la componente social desde el mismo momento de la venta del billete. Al fin y al cabo el tema iba de eso, de “la experiencia social”. De ahí que al vuelo le llamaran “social flight” y no “low cost flight”. La parte positiva de toda esta historia es que este es tan solo el principio de los que esperemos sea una gran relación entre las líneas aéreas y las redes sociales. Por lo pronto, los de Iberia ya andan dándole vueltas al "social seating", un nuevo servicio que permitiría elegir compañero de asiento según afinidades.