Este año he sido razonablemente buena. Por mucha prisa que tuviera, he revisado la ortografía de los textos antes de publicar en el blog, cada semana me he roto la cabeza pensando los temas que podrían ser interesantes para los lectores, he comido un par de piezas de fruta casi todos los días, en el metro he optado por ir de pie y dejar asiento libre a quien vaya más cansado que yo y no he descargado de internet ningún contenido que no estuviera permitido. Es verdad que algunos días he salido realmente tarde de la oficina pero, muy pocas veces me he llevado trabajo a casa y tan solo he estado liada con unos temillas durante las tardes de los domingos. Esto último creo que no lo han de tener muy en cuenta ya que las tardes de los domingos son unos tiempos muertos muy extraños. A todo esto le podemos sumar mis propósitos de año nuevo. Para el 2014 he decidido que comeré pescado dos veces por semana, bajaré el volumen de la música que pongo cuando limpio la casa y ordenaré la bandeja de entrada del correo, cada día, antes de irme a casa. También estoy planteándome hacer una limpieza de los grupos de WhatsApp, decidir qué rayos hacer con la cuenta de Twitter y organizar las fotos que subo a Facebook. Ya puestos, creo que debería darle una pensada a la cuenta de Foursquare y la de Instagram. Como no sé si podré con todo, por razones de supervivencia, me quedaré con lo de organizar los grupos de WhatsApp.
Por todas estas razones, mis queridos Melchor, Gaspar y Baltasar, creo que estarán de acuerdo conmigo en que este año merezco tener regalos. Mas si tenemos en cuenta que aún me dura el disgusto de los dos trozos de carbón que me dejaron el año pasado. Por si fuera poco, como esto de los disgustos rara vez vienen solos, me tocó la alubia y tuve que pagar el roscón. Para facilitarles la tarea les cuento lo que me gustaría que me regalasen. Estaría bien que incluyeran 4 pares de calcetines negros. A poder ser de mí talla. Querría un albornoz de baño (también de mi tamaño y de color negro), un gorro de lana como el de mi amiga Alicia (no me importa que tenga rayas) y una máquina de fotos. Por último, les propongo hacer un cambio. El vale por dos entradas que les pedí el año pasado para ir a ver El Rey León, me interesaría que lo cambiaran por un vale para las sesiones sobre los negocios en la era colaborativa que darán en FOXIZE los próximos 8, 9 y 10 de enero.
En principio con estos regalos ya me apaño. Si la lista completa no pudiera ser, me valdría con lo de los calcetines y la clase de FOXIZE. Lo de los calcetines no es capricho. Aún quedan un montón de meses de temperaturas frías por delante y los que tengo ya están destrozados. Lo del vale para la clase tampoco. Resulta que, aun cuando organice de manera inteligente los grupos de WhatsApp y los perfiles que tengo en las redes sociales, lo que no podré obviar es que las cosas han cambiado y no veo otra salida que no sea la de adaptarme a estos cambios.
Porque, ni siquiera Baltasar que es el más testarudo de los tres, me podrá discutir que este invento de las redes sociales no sólo está modificando la manera en la que nos relacionamos. También está cambiando la manera en la que las empresas hacen negocio. Hasta hace muy poco, para las empresas, la manera "normal de hacer las cosas” era ser propietario de ellas. Las empresas vivían de eso. De generar una abundancia del producto XX para un mercado que las demandaba. En este ecosistema, lo eficiente para las empresas era conseguir el máximo de ganancias en este intercambio. Ahora, con la irrupción de miles de millones de contenidos que comparten miles de millones de personas, el valor de “lo compartido” es más importante que "lo propietario". No solo cuando se trata de compartir conocimientos en empresas que basan su modelo en la innovación. También en las empresas de consumo. Esto lo saben muy bien empresas como Google y Apple. Estas dos compañías han entendido que, en este nuevo contexto, el éxito reside en crear el entorno para que otros contribuyan a generar la riqueza.
Luego viene como se ha de organizar lo del reparto de los beneficios pero, eso es otra historia. Aquí de lo que se trata es de tener la visión global de lo que está sucediendo. Todo esto es lo que explicarán Javier Creus y Albert Canigueral en el curso organizado por FOXIZE. Ambos saben de lo que hablan ya que Javier es el creador de ideasforchange y Albert el de consumo colaborativo. Entenderán que, a la vista de lo que se nos viene encima, no me quiera perder lo que contarán en estas sesiones. Sé que les puede parecer un capricho tonto. No me refiero al de los calcetines sino al vale para el curso de economía colaborativa. Pero, como les contaba, ya que este año he sido razonablemente buena, creo que no están en posición de cuestionarse ninguno de estos dos regalos básicos que les pido que me traigan la noche del 5 de enero.
A estas alturas de la película ya habrán adivinado que mi lista de regalos no termina aquí. Tengo una última petición. Viene al caso por coherencia con lo que les contaba de los cambios y el valor real que tiene el compartir, frente a la necesidad de poseer. El día de Nochebuena Rosa Montero publicaba un artículo en la contraportada impresa de este diario. Se titulaba “Maldición” y explicaba su experiencia en la plataforma colaborativa Teaming donde ella misma gestiona 10 grupos. La idea de esta red social solidaria es bien sencilla. Puedes optar por apuntarte en cualquiera de las 2.000 causas que ya existen. Con este sencillo gesto te comprometes a donar 1 euro al mes. El pago es seguro y el importe llega íntegro a la causa. También puedes dar de alta una causa y gestionar el grupo de ayuda de las personas que la apoyen. Rosa hacía un llamamiento para que nos apuntáramos a este proyecto. Apelaba a nuestra conciencia social y a la pobreza que sufren en nuestro país 600.000 familias.
Dado que la necesidad de colaboración es tan intrínseca al ser humano como la necesidad de sentirse recompensado, mis queridos Reyes Magos, les pido que se olviden de todo lo que he incluido anteriormente en la lista. Me sumo a lo del consumo colaborativo y paso ficha en lo que respecta a las propiedades. Paso de pedirles los 4 pares de calcetines negros, el albornoz de mi talla, el gorro como el de mi amiga Alicia y la máquina de fotos. Incluso paso del vale para el curso. Ya me matriculo yo por mi cuenta. Por favor, por favor, por favor, para el 2014, tan solo les pido que muchos más se sumen al deseo de compartir. Ya sea compartir conocimientos o propiedades. ¡Ah! Y no se olviden de lo más importante. Como decía Rosa Montero en su artículo: “apúntense a Teaming, por favor”.
Hay 4 Comentarios
Pues yo pido armas. Armas para luchar contra estos desalmados. ¿O debería poner almas, puesto que no me refiero a armas de guerra precisamente?.
Pues eso; como los borregos se supone que no tienen alma, pido almas para resolver este saqueo permanente y los asesinatos que vendrán de almas inocentes, por parte de los desalmados que controlan todo.
Publicado por: Carlos M | 07/01/2014 9:52:20
Por alusiones... yo también me apunto al Teaming, con el gorro puesto!
Publicado por: Alicia | 03/01/2014 20:38:50
Yo también me apunto pero a los Reyes Magos les pido una novia nueva y si puede ser de este estilo, mucho mejor: http://xurl.es/ch3vj Feliz Año a todos ;-)
Publicado por: Román | 03/01/2014 10:18:26
Genial post y me apunto lo del Teaming!!
http://areaestudiantis.com
Publicado por: AreaEstudiantis | 03/01/2014 9:06:02