De un tiempo a esta parte, en cualquier encuentro de profesionales de la comunicación y el marketing que se precie se plantea la siguiente cuestión. ¿Cuánto tiempo de vida le queda a Facebook? Los hay que afirman que, la desaparición de esta red social, es tan solo una cuestión de tiempo. En el lado contrario están los que piensan que Facebook ha venido para quedarse. Que ya forma parte de nuestras vidas y de la manera en la que nos relacionamos. Lo único que sucederá es que Facebook cambiará. Tendrá que evolucionar y encontrar nuevos servicios, afirman, pero no desaparecerá. En parte porque es una cuestión de volumen, argumentan. Vistas las cifras del 10 aniversario de esta red social, habrá que darle la razón a los del bando de los que piensan que Facebook tiene recorrido.
Para celebrar este aniversario, desde Facebook han hecho públicas 10 estadísticas. De entre todas ellas, hay tres datos que apoyan la tesis de los que piensan que a esta red social le queda una larga vida. En el mes de diciembre de 2013 ya eran 945 millones de personas las que usan productos de esta red social a través del móvil. Ese mismo mes, casi el 81% de las personas que accedían diariamente de manera activa a sus perfiles en esta red social provenían de fuera de EE UU y Canadá. Por último, en enero de 2014, se publicaron 77.200 millones de posts (nuevos contenidos) geolocalizados (etiquetados por su ubicación). Si estas cifras no son indicadoras de la buena salud de Facebook, podemos añadir una cuarta: desde octubre de 2005, se han compartido 400.000 millones de fotografías. Dejaremos al margen los más de 6.000 millones de "Me gusta” al día" y los 7,8 billones de mensajes enviados (acumulado desde comienzos del 2012) por una cuestión de dimensionamiento. Las dejaré aparcadas por una cuestión estricta de torpeza mental por mi parte, no porque no sean relevantes. Son cifras que, por su volumen, me resulta inimaginable acertar con una manera de abordarlas.
Estos 10 datos estadísticos que nos cuenta Facebook por su décimo aniversario no solo son impresionantes por su volumen. Si hacemos una lectura más allá de los números, veremos que nos están contando algo realmente indicativo de por dónde va este asunto de las redes sociales. Lo que está sucediendo es un efecto natural del paso del tiempo. Estamos entrando en una nueva etapa. Hasta hace relativamente poco y, esto seguir´´a siendo así durante un tiempo, el mayor atractivo de las redes sociales estaba vinculado de manera directa con el continente. Con las plataformas. En la primera etapa lo fundamental giraba en torno a la toma de decisiones que definirán el perfil digital que nos identifique: ¿doy de alta un perfil en esta red si y en esta otra o no?, ¿me doy de alta en todas?, ¿o en ninguna?.
Era una etapa en la que la atracción básica era explorar nuevos formatos, nuevas manera de comunicarnos. Los cientos de miles de personas que se daban de alta en las nuevas plataformas se concentraban en vivir de primera mano lo que se sentía al tener un nuevo seguidor, disfrutar del poder que da el seleccionar un "Me gusta" o hacerse fan de una marca. O, ver que sucedía cuando creabas un evento o enviabas una solicitud de amistad. Estábamos creando red. Explorábamos las funcionalidades de las redes sociales mientras, casi sin darnos cuenta, nos íbamos acercando a la siguiente parada. Tanto las marcas, como las personas, íbamos directos a explorar el universo de posibilidades que supone la creación de contenidos.
Si primero fue un "Me gusta" o seleccionar una fotografía para el perfil, luego fue escribir un comentario, al que le añadimos una foto o un vídeo para, a continuación, publicar estos contenidos en uno, en varios, o en todos todos los perfiles. Por ejemplo, resumir una idea en máximo 140 caracteres para Twiter, añadir a esta idea o experiencia un enlace para publicarlo en el perfil de Facebook. Seleccionar unas etiquetas o palabras clave para G+ y Youtube... En esta etapa, el continente (las plataformas sobre las que se desarrollan las funcionalidades de las redes sociales) pasan a un segundo lugar. Ahora, lo que de verdad importa, es el contenido.
Hay marcas que han pillado muy rápidamente este cambio. Por ejemplo, es el caso de GoPro. La empresa de las mini cámaras todoterreno que, pese a su tamaño son de un nivel de sofisticación considerable, al igual que lo es su precio (entre 199 y 399 euros la unidad), ha decidido que esto de vender un continente está bien. Su negocio es vender una plataforma. En este caso un hardware. Las ventas les van viento en popa y los beneficios se acumulan en cada ejercicio anual. Pero, consideran que esto no es suficiente. Lo curioso viene ahora. Hace tan solo unos días, el fundador de GoPro anunciaba que, para crecer como empresa, lo importante no era vender las mini cámaras. Lo que de verdad les interesa son los contenidos. Por esta razón han creado una red social propia. En este caso, el formato que van a probar es lanzar un canal para Xbox, la consola de Microsoft. La primera pregunta que se me vino a la mente antes esta iniciativa fue: ¿dónde ven el negocio de montar una red social unos fabricantes de cámaras de video? La respuesta ya la habrán adivinado. El negocio está en los contenidos.
Lo que GoPro ha entendido es lo mismo que ha visto Facebook en su décimo aniversario y que, Google vio mucho antes que nadie. Si tu vendes mini cámaras a personas que sienten una pasión desatada por grabar sus experiencias practicando deportes extremos, a poco que sientas afinidad con tus clientes has de entender que lo que van a necesitar no solo es un plataforma donde publicar y compartir estos videos. Ya sea vídeos de bajadas en bici por un precipicio, saltos en paracaídas, maniobras imposibles subidos a un skate o cabalgadas interminables subidos en una tabla de surf. Lo que tus clientes querrán es que la emoción que sienten al practicar estas actividades tenga un reconocimiento público y notorio. Sobre todo muy notorio. Si es posible que lo vean, lo compartan y lo comenten, cientos de miles de personas. Incluso si la hazaña acaba en un señor tropezón en el suelo. No vale solo con hacerlo, grabarlo. Para compartirlo y que tenga difusión hay que convertirlo en contenido. Es un escenario de oportunidades para redes sociales con un inmenso volumen como Youtube y Facebook.
Podríamos pensar que esto es tan solo un tema de unos pocos apasionados de lo extremo. Pero, si observan a su alrededor verán que el movimiento que cede el paso a la importancia de los contenidos está allá por donde vamos. Pongamos que te vas de viaje a Budapest y decides visitar el “Hospital in the rock”. Lo que te sucederá es que, al final de la visita, la guía de turno te pedirá que poses para una foto de grupo. A continuación te explicará que has de estar atento a su web porque en tan solo unos días, la foto estará allí. Una vez tengas tu foto localizada, la guía apela a la memoria histórica. Te explica que, como homenaje a todos los anónimos valientes que salvaron miles de vidas en este escalofriante recinto, publiques esta foto en tus perfiles de redes sociales y, sobre todo, que comentes tu experiencia de la visita con todos tus contactos. Lo que te piden es que generes contenido. No te piden que vayas a su perfil en Facebook y le des al “Me gusta”. Te piden contenido, no continente.
Hay otros casos donde el contenido es lo más importante y por esta razón la marca y/o empresa lo que busca es proteger el contenido original. Tratan de evitar el que sus clientes conviertan este contenido original en contenido propio basado en la experiencia vivida. Es lo que le sucede, por poner un ejemplo, al restaurante de comida Nikkei de los hermanos Adriá. Si vas a su web, te será muy difícil no fijarte en un apartado atípico para la web de un establecimiento donde lo que hacen es servir comidas. Es un apartado de Preguntas y Respuestas más frecuentes. En esta sección te explican que, que puedes hacer fotos de los platos que vas a consumir. Algo que resulta difícil de evitar ya que la puesta en escena de los mismos es muy cuidada. Eso sí, también te recomiendan no utilizar el flash y te informan que estas fotos las puedes hacer tan solo para uso personal.
Un aviso extraño para estos tiempos que corren donde todos andamos como locos creando y compartiendo todo tipo de contenidos en nuestros perfiles. Un aviso también razonable si tenemos en cuenta que, la degustación del menú largo del PAKTA, lleva un mínimo de 2 horas y 20 minutos. Entre plato y plato hay una sincronización semejante a la de una parada en boxes de un coche de Fórmula 1. Difícil sustraerse a la tentación de no hacer fotos. Aún mas difícil es sustraerse a la tentación de, inmediatamente, publicar este contenido y contar la experiencia de lo que te está pasando.
Estamos enrando en una nueva etapa, la de los contenidos. Es el regalo de cumpleaños que nos deja Facebook. Tan solo 10 años han sido suficientes para que el continente deje de tener importancia y ceda el paso al contenido. Quien nos iba a decir hace tan solo una década que del dilema del “ser o no ser”, una vez superado el de "estar o no estar" pasaríamos al dilema de “publicar o no publicar”. ¡Feliz cumpleaños, Facebook! y ¡que cumplas muchos más!.
Para los que se hayan quedado con la curiosidad de saber si el ejemplo de Budapest es real, les dejo la foto que hizo la guia de nuestro grupo. Me localizan fácil. Soy la del abrigo beige y jersey amarillo. Se los cuento porque, si van a Budapest y tienen unas horas disponibles, lo de visitar este hospital es una experiencia mas que recomendable. Como nos explicaba la guia, es casi una obligación moral. Es un reconocimiento a todos aquellos que han sufrido la devastación de una guerra. De ahí que me haya puesto manos a la obra y haya creado este contenido que ahora comparto con todos ustedes. ¡Felicidades Facebook y bienvenido a la nueva etapa, la del contenido!