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Sobre el uso que hacen los adolescentes tanto de las redes sociales, como de sus móviles, está (casi) todo dicho. Según el último estudio realizado por Tuenti en colaboración con la compañía de investigación de mercados IPSOS, 8 de cada 10 utilizan el móvil para ligar. El ejercicio de seducción tiene unas pautas muy definidas. Lo primero es añadir el nuevo contacto a la aplicación de mensajería instantánea. Esto les permite chatear entre ellos. Luego se pasa a agregar el contacto en las redes sociales. Aquí el tema ya tiene otra dimensión porque esto permite “cotillear” las fotografías y los comentarios que publica la otra persona. Hasta aquí llega el 50% de los adolescentes. Si la cosa promete, pasan a otros escenarios más directos: llamarse por teléfono (35%) o buscarle a través de aplicaciones de geolocalización (7,2%).
En todo este proceso, el factor determinante con el que arranca este ritual es la foto que se muestra en el perfil (91% de los casos). Un dato curioso ya que, el 36% de los adolescentes encuestados, opinan que estas fotos muy rara vez coinciden con la realidad. Al igual que sucede con las fotos, el otro factor clave en la relación y uso de los adolescentes y las redes sociales es el de tener tarifa plana en el móvil (71%). No en vano, a este dispositivo le dedican más de 30 minutos diarios. Ya sea para chatear con sus contactos (ligues o no), navegar por las redes sociales y escuchar música.
Lo de los niños es otro cantar. Según el análisis que se desprende de los datos de diversos estudios que se muestran en una infografía realizada por Taos, para ellos, ni la navegación a través del móvil , ni el ligoteo están entre las actividades principales. Al igual que los adolescentes, para los niños, lo más importante es el acceso a internet (95%). Más en concreto, a las redes sociales (el 81%). Los que están entre los 12 a los 17 años prefieren Facebook. Mientras que, los menores de 13 años optan por Youtube donde el 26% tiene una cuenta propia. El 50% de ellos accede más de una vez al día a sus perfiles en las redes sociales. Un dato que no sólo llama la atención sino que produce cierta perplejidad ya que la mayoría de las redes sociales no admiten la creación de perfiles a menores de 13 años.
Si analizamos el comportamiento de los niños por sexos también hay datos sorprendentes en lo que respecta a los comportamientos. Las niñas destacan por su carácter ahorrador. El 33% administra el dinero con el objetivo de tener acceso a lo último en tecnología. El 20% lo hace para comprar un teléfono móvil. Entre los 6 a 12 años, el 48% afirma tener un móvil propio de los que, la mitad, son teléfonos inteligentes (Smartphones). A diferencia de los adolescentes, los niños acceden a las redes sociales a través de ordenadores (57%) y, tan solo el 28% no acceden a estas plataformas. De los que si acceden, a la lista de Facebook y Youtube como sus favoritas, se le añade Twitter aunque en un porcentaje minoritario (2%). Instagram merece mención aparte. El 23% de las niñas de entre 8 a 12 años confiesa que es su red social favorita. En este caso, si que accede a la misma a través de su móvil.
Estar en contacto con familiares lejanos, conocer nuevos amigos, compartir fotos e intercambiar ideas, así como relacionarse con otros entornos serían los principales beneficios que tiene el que los niños accedan a las redes sociales. Por el contrario, fomentar el narcisismo y el ciberacoso estaría entre las amenazas. Dos peligros considerables si nos atenemos de nuevo a lo que nos dicen los datos. El 33% de los niños considera que ser famoso o ser alguien importante es una de las principales aspiraciones que tienen en la vida y, el ciberacoso no sólo fomenta aislamiento sino que genera un nivel de ansiedad tan elevado como para inducir al suicidio.
Para evitar estos peligros, los padres pueden aplicar cuatro recomendaciones básicas: validar las configuraciones de privacidad de los perfiles de sus hijos, utilizar programas que les permitan habilitar la navegación por sitios seguros, explicarles con claridad a sus hijos los riesgos que puede tener la navegación en redes sociales y ubicar el dispositivo desde el que accede a internet en una zona de uso común. Algo, esto último, que sólo sería viable en el caso de los niños que si que acceden desde los ordenadores. Para el caso de los adolescentes que acceden desde sus móviles, la cuestión se complica y tendríamos que ir a aquello de “los horarios”. Ya saben. Donde antes era “quiero verte de vuelta a casa a las 21.30 y ni un minuto más”. Ahora sería: “el móvil te lo dejo media hora y sólo después de cenar”. Lo que no cambiaría es aquello de “y ni un minuto más”.