"Los pobres follamos como animales simplemente porque es gratis". El texto te abofetea la cara desde el inicio. "En mi pueblucho reina la ignorancia", sigue, descarnada, "de hecho, no he recibido educación alguna, pero sí gritos, golpes y prohibiciones. Sí, sobre todo prohibiciones. En mi casa, todo es haram [prohibido por el Islam]. Incluso yo soy haram". Quien habla es Jbara, la protagonista de Confesiones a Alá, pero su voz no es solo su voz, sino también la de todas aquellas mujeres árabes, pobres y oprimidas que no han conocido más patria que la misera. Su grito por la dignidad salta las cadenas montañosas de Marruecos y llega hasta las cuestas de Lavapiés, donde su drama cotidiano se representa cada lunes a las 20.30 en las tablas del Teatro del Arte.