No son mártires ni héroes. Las víctimas de atentados son muertos, sin más. Personas que se encontraban en el lugar equivocado en el momento equivocado. No hay más razones. Los jóvenes libaneses rechazan cualquier otra definición y plantan cara a la banalización de la violencia en su país con un selfie a través de la campaña #NotAMartyr [No soy un mártir]. Un selfie, palabra que se ha puesto de moda el año pasado, es un autorretrato que generalmente se cuelga en las redes sociales, como el que ilustra este post, en el que aparecen un grupo de amigos en el centro de Beirut el pasado 27 de diciembre.
Unos instantes después de que se tomara esta foto, uno de los coches aparcado detrás de los jóvenes explotó. El atentado acabó con la vida del exministro libanés Mohamed Chatha y otras cuatro personas. El chico de sudadera roja que sentaba en un banco con sus amigos fue uno de ellos. Se llamaba Mohammed Shaar y tenía 16 años.
“No ha muerto por una causa. Le han matado sin ninguna razón. Hubiera podido ser cualquier otra persona”, explica el bloguero Joey Ayoub, de Hummus for Thought. Hartos de asistir a este ciclo de violencia sin sentido, muchos jóvenes libaneses empezaron a difundir sus autorretratos en las redes sociales con carteles en los que manifestaban su rechazo a esta situación. La campaña #NotAMartyr cuenta ya con más de 8.200 seguidores en su página de Facebook y con otros 400 en Twitter.
“Estamos disgustados de que definan a Shaar como un mártir, como si hubiera muerto por una causa. La iniciativa #NotAMartyr nace como respuesta a la manipulación que hacen de esta palabra los medios de comunicación y los políticos”, explica Ayoub. Convertir a un muerto en un mártir, de acuerdo con el bloguero, es muy útil para la clase política. “De alguna manera, hace que una muerte sea aceptable, porque se ha producido por alguna razón y no por la situación de extrema violencia del país”, insiste.
Dyala Badran, autora del blog It’s Deebatable, se sumó a la iniciativa por las mismas motivaciones. “Creo que es un momento revolucionario para los libaneses”, asegura. “Tenemos que aprovechar la oportunidad para hacer oír nuestras voces en contra de este derramamiento de sangre”.
Los organizadores de la campaña, que prefieren mantener el anonimato, están satisfechos por las numerosas adhesiones al proyecto, sobre todo por parte de expatriados. “Los que cooperan con la iniciativa no cuentan con la misma orientación política”, destacan. “Hemos logrado dar vida a una plataforma de encuentro para todo tipo de personas”.
Los libaneses que participan en la campaña rechazan ser mártires. Se niegan a que después de cada muerte hay marchas de protesta y que luego todo siga igual. Así lo explican en las fotos colgadas en Facebook. "Quiero llamar a mi familia solo para saludar, no para saber si están vivos", escribe un expatriado desde Argentina. "Quiero que la gente me crea cuando le digo que Líbano es el país más bello del mundo", comenta una chica desde una foto en blanco y negro. Otros cuelgan imágenes de sus pasaportes acompañadas de mensajes como: "No quiero desear haber nacido en otro país". Una mujer embarazada y su pareja escriben: "Queremos un futuro mejor para nuestro hijo".
Los organizadores ya han lanzado la segunda fase del proyecto. Cada semana, seleccionarán uno de los temas abordados en los selfies para fomentar la discusión más allá de las redes sociales. “Cada injusticia tiene que tener un seguimiento, sea un corte de electricidad o una explosión mortal”, destacan en un correo electrónico.
El bloguero Ayoub espera que esta campaña lleve a la creación de un nuevo paradigma en el que “la voz de los que generalmente no tienen” pueda dar vida un debate y un cambio gradual en la sociedad libanesa. “El miedo colectivo que experimenta nuestra generación es tan fuerte que tiene el potencial para generar esta metamorfosis. Estamos hartos de estar rodeados por tanta corrupción letal. Líbano merece algo mejor”.
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