"Gran parte del drama de lo que está sucediendo en Melilla es que a los emigrantes no se les ve como personas, por eso queríamos ponerle cara a una de las historias humanas tras la inmigración". Así explica Fran Araújo (Vigo, 1980) el proyecto que, hace cuatro años, le llevó a embarcarse en el rodaje de El Rayo, una película que cuenta la historia real -con personajes reales- de un inmigrante marroquí que, a causa de la crisis, regresa a su país a lomos de su única posesión: un tractor.
El protagonista de la historia, Hassan Benoudra, llegó a España en patera como inmigrante irregular. Tras 13 años en este país, compra un viejo tractor y decide volverse para trabajar en Marruecos. Quien le vendió el vehículo fue una tía de Ernesto de Nova (Albacete, 1980), coodirector de la cinta junto con Araújo. Ambos conocieron a Benoudra y lo convencieron para acompañarlo y filmar su travesía.
El resultado es una mezcla entre película independiente y experimento. Es una historia real y todos los personajes que aparecen son de verdad -incluídos los agentes de la Guardia Civil- pero hay un guion detrás. El viaje es tan rocambolesco que se prestaba a grabarlo como si fuese una ficción. En cualquier caso, "no es una película social sobre un inmigrante, es una película sobre una persona luchadora", comenta el gallego. Los directores hicieron un gran esfuerzo por conocer la historia y la cultura del protagonista, y le dieron total libertad para que contase el mundo desde su punto de vista.
"La base principal es la aventura del viaje, Hassan es un superviviente y hace lo que sea para volver a su casa. Llega a España jugándose la vida en una patera y vuelve de una manera quijotesca", añade Araújo. A pesar de contar con un guion inicial, durante el trayecto se fueron incorporando personajes a medida que aparecían en la realidad. "El viaje y el guion cambiaban todos los días", señala.
Hay, además, otro elemento diferenciador en la cinta. "Como la mayoría de las películas ocurren en ciudades, nosotros queríamos hacer una película de las carreteras secundarias y del mundo rural. En los pueblos, los inmigrantes están muchos más integrados que en las grandes urbes. Hassan, por ejemplo, conocía a todo el mundo en su pueblo, Cózar (Ciudad Real). No dejaba de saludar en ningún momento. Nos sorprendió mucho la buena relación de la gente del pueblo de toda la vida con los inmigrantes", continúa el director. El trasfondo de la historia muestra cómo afecta la crisis a los extranjeros que llegaron a nuestro país en busca de una vida mejor. "Si los españoles están mal, lo inmigrantes están mucho peor", dice el gallego.
El rodaje se prolongó durante un mes, pero el proceso total ha durado cuatro años. "Está rodada de forma artesanal, con muy pocos medios", admite Araújo. El film se estrenó en la última edición del Festival de San Sebastián y desde entonces ha acudido a otras citas como la de Dubai. Este viernes llega a la Cineteca del Matadero de Madrid, donde podrá verse durante un mes. "Hemos hecho una apuesta por una distribución a pequeña escala en la que movemos la cinta ciudad por ciudad, como una obra de teatro. Estamos intentando ir nosotros a presentar la película para hacer que la gente se interese", explica el codirector. En esta semana, su película cruza el charco y se exhibe también en Guadalajara (México).
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