En nuestro mapa de Estados Unidos había una ciudad sobre la que especialmente recaían todo tipo de asteriscos y llamadas de atención: Nashville. En un blog de estas características resulta preceptivo una visita a aquella que se conoce como 'Ciudad de la música'. Pero antes de adentrarnos en sus calles nos vimos obligados a reparar en una de las servidumbres que comportan este tipo de rutas: buscar una lavandería.
Al margen de la fascinación que nos causó cada una de las enormes lavanderías que durante el viaje visitamos, con el efecto hipnótico de sus máquinas al girar, queremos detenernos un momento en este asunto ya que sirve para definir una de las principales características de la ciudad, y es que en cada comercio, en cada cafetería, es habitual encontrarse con fotografías dedicadas de artistas country. De entre todas las que colgaban de la pared de la lavandería nos llamó la atención especialmente una de ellas en las que figuraban Kent McDonald y Lanny Smith, y que estaba firmada por uno de ellos con un lápiz, de modo que, por lo envejecido del papel de periódico, apenas se alcanzaba a entender la dedicatoria. Con la excitación de dos recién llegados a una nueva ciudad, y pensando que nos encontrábamos ante dos auténticas estrellas del género, nos apuntamos sus nombres en las libretas para investigar sobre ellos con posterioridad.
Tras ejercer como lavanderos nos desplazamos al centro de la ciudad, tal y como deseábamos, y el desembarco no pudo ser más espectacular. En plena calle Broadway, por un lado, nos vino de forma súbita a la cabeza aquella escena de 'Cowboy de ciudad', la película que en 1980 protagonizó John Travolta (quien lo da todo en este vídeo), en la que en el interior de un antro de música country se celebra un concurso de imitadoras de Dolly Parton. Por otro lado, nos encontramos con una serie de camisas vaqueras de fantasía, que parecían diseñadas por un ranchero en plena resaca de bourbon después de recibir el impacto del sol cayendo en formato bofetada durante toda una jornada. Todo esto mientras dejábamos a un lado enormes tiendas de discos y la absoluta totalidad de garitos escupían sonidos de profunda raíz americana.